Antiguo Egipto economía

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Antiguo Egipto economía

 

EGIPTO: EL DESTINO DEL NILO

INTRODUCCION

En medio del desierto del nordeste de África surgió Egipto, una de las civilizaciones más espléndidas de la historia, cuyo desarrollo cultural dejó, entre otras cosas, monumentales obras arquitectónicas que hasta hoy se mantienen como el símbolo más distintivo de lo que fue la vida a orillas del Nilo.
Los egipcios fueron indudablemente un pueblo adelantado, que junto con desarrollar un considerable poderío territorial se anticipó a muchas actividades que conocemos hoy en día, como el arte, los cultivos o la astronomía. Desde los inicios de su historia crearon una sociedad basada en la agricultura, aprovechando las bondades del río Nilo, que de no existir habría hecho imposible la existencia humana en ese lugar. Por lo mismo, el gran historiador griego Herodoto se refería a Egipto como el “don del Nilo”.
Este caudal nace en los lagos Victoria, Alberto y Eduardo, en el centro de África, donde el clima tropical provoca lluvias abundantes que hacen que el río sea caudaloso hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo.
En los meses de junio y octubre se producen las lluvias tropicales más abundantes, por lo que el caudal del río aumenta enormemente. Cuando a finales de septiembre las aguas empiezan a descender, depositan el légamo fertilizante en las riberas del río, que los egipcios aprovechaban como zonas de cultivo. Ellos, luego de sucesivas observaciones, descubrieron que existía un ciclo que se repetía periódicamente, y que existía una notable relación entre la crecida del Nilo y el movimiento de los astros, lo que dio origen al año solar de 365 días.
Para que las crecidas del Nilo fueran bien aprovechadas, los egipcios tuvieron que construir sistemas de canales de regadío y barreras de contención, cuyo trabajo exigía de una gran disciplina colectiva que solo un gobierno fuerte podía imponer. Esta es la razón por la cual se dice que el río Nilo determinó la formación del Estado y la organización política del Antiguo Egipto.

PERÍODOS DE EGIPTO
En el siglo III a. C., cuando los griegos ya dominaban Egipto, un sacerdote nativo llamado Manetón escribió una historia de su país en la que denominaba período predinástico a la época prehistórica, y dividía a los gobernantes egipcios en dinastías, contando un total de treinta que se sucedieron durante tres mil años.
Ese documento constituía la principal fuente de información sobre la historia de Egipto, pero en el año 1798, un soldado del ejército francés de Napoleón Bonaparte halló en la zona del delta del Nilo una piedra llamada de Rosetta (así bautizada por el nombre del pueblo donde se descubrió), que contenía una inscripción en tres formas de escritura, dos en lengua egipcia y una en lengua griega. El investigador francés Jean Francois Champollion encontró la clave para descifrar la escritura egipcia. Dicho descubrimiento constituyó la base de la ciencia que estudia esta civilización, denominada egiptología.
La historia de Egipto está dividida en los siguientes cinco períodos:

1.-Período predinástico
En esta época se inicia la división del valle del Nilo en dos zonas: la del delta o Bajo Egipto, y la parte septentrional del valle o Alto Egipto. Se reconocen aquí la presencia de culturas que vivían de la caza, la pesca, la ganadería y el cultivo incipiente de cereales. En la transición hacia el uso de los primeros metales se muestra un avance en las técnicas de elaboración de cerámica y en la fabricación de vasos de piedra, y el empleo de objetos de cobre forjado.
La cultura de Gerze, desarrollada hacia el año 3500 a. C., ocupó las técnicas metalúrgicas y la decoración de la cerámica. Hacia el 3300 a. C., la cultura nagadiense representó el tránsito hacia la época histórica.

2.-Imperio Antiguo (3100-2160 a. C.)
A finales del cuarto milenio a. C., el rey Menes, procedente del Alto Egipto, unió a todo el país y fundó la primera dinastía. Desde entonces los faraones ostentarían el poder del Alto y Bajo Egipto.
En esta época se crearon y consolidaron las características específicas de la civilización egipcia, tales como la organización política, la escritura, la arquitectura y el arte, entre otras manifestaciones culturales.

3.-Imperio Medio (2040-1786 a. C.
Los faraones de la XII dinastía consiguieron terminar con el poder de los gobernadores gracias al apoyo de los sacerdotes de Amón.

4.-Imperio Nuevo (1567-1085 a. C.)
Con Ahmés I se inició la XVIII dinastía. El faraón restableció el poder egipcio en el norte de Nubia y controló a la nobleza.
Amenofis I y Tutmosis I extendieron las fronteras hasta la tercera y cuarta cataratas, e iniciaron una nueva época de esplendor.
Con Tutmosis III el reino alcanzó su máxima extensión, y llevó el poder egipcio hasta el río Éufrates.
Los reinados de Amenofis II y Amenofis III mantuvieron el esplendor del imperio nuevo. Amenofis IV impulsó una reforma religiosa monoteísta centrada en el culto al disco solar Atón, cambió su nombre por el de Akhenatón, y trasladó la capital a Aketatón. Tutankamón, yerno de Amenofis IV, restableció los antiguos cultos, pero murió prematuramente y el general Horemheb se proclamó faraón, reorganizó el estado y combatió a los hititas.
Con Ramsés II, la ciudad de Tebas alcanzó una gran prosperidad. Se llegó a un acuerdo con los hititas tras la batalla de Qadesh y se restauró el esplendor de Tutmosis III. El último faraón poderoso de la XIX dinastía fue Menefta, quien se enfrentó exitosamente con los pueblos del mar.
Ramsés III, de la XX dinastía, rechazó a los invasores y consiguió algunos años de paz.
A fines del segundo milenio, Egipto había perdido su poder y prestigio en el Cercano Oriente. Mientras, en el interior del país, nobles y sacerdotes acaparaban las riquezas en medio de una generalizada situación de pobreza.

 

 

Una mujer que fue faraón
Durante el Nuevo Reino, la gran expansión del imperio egipcio fue llevada a cabo por una única dinastía de faraones que gobernó aproximadamente 250 años. Solamente en dos ocasiones, durante la fecunda historia de esta familia tebana, se produjeron tensiones y crisis. La primera fue producto de la ambición de una terrible mujer, la reina viuda Hatshepsut. Después de la muerte de su esposo, en 1504 a. C. aproximadamente, Hatshepsut se convirtió en regente de su joven hijastro y sobrino, Tutmosis III. Una vez instalada en el trono, Hatshepsut asumió las funciones, los distintivos e incluso las vestiduras de un faraón, y gobernó durante casi veinte años.
Uno de los más notables acontecimientos del pacífico reinado de Hatshepsut fue una expedición naval a tierras somalíes, de la que volvieron con mirra e incienso, y también con marfil, ébano, pieles de pantera y oro, la exótica mercancía del interior de África. La expedición se conmemoró con relieves en el templo funerario de Hatshepsut en Tebas.

5.-Decadencia del imperio
Tras el reinado el Sheshonq I, fundador de la XXI dinastía, el imperio quedó dividido y fue ocupado por distintos pueblos, entre ellos libios, etíopes y asirios. El rey asirio Asurbanipal conquistó Tebas en el 663 a. C.
Psamético I, fundador de la XXVI dinastía, expulsó a los asiáticos y se proclamó faraón de todo Egipto, estableciendo la capital en Sais, cerca de la cual surgió un asentamiento de comerciantes griegos denominado Naucratis.
El faraón Ahmés protagonizó un último momento de auge comercial a mediados del siglo XVI a. C. Su hijo, llamado Psamético III, fue derrotado en el 525 por el rey persa Cambises I, quien convirtió a Egipto en una provincia del imperio persa. Durante este período la cultura egipcia se proyectó en el Mediterráneo oriental, especialmente en Grecia y Judá.

ECONOMÍA EGIPCIA

 

La economía de Egipto se basaba en la agricultura. La vida dependía de los cultivos de las tierras inundadas por el río Nilo. Tenían un sistema de diques, estanques y canales de riego que se extendían por todas las tierras de cultivo. En las riberas del Nilo los campesinos egipcios cultivaban muchas clases de cereales. El grano cosechado se guardaba en graneros y luego se usaba para elaborar pan y cerveza. Las cosechas principales eran de trigo, cebada y lino.
La agricultura estaba centrada el ciclo del Nilo. Había tres estaciones: Akhet, Peret, y Shemu. Akhet, la estación de la inundación, duraba de junio a septiembre. Después de la inundación quedaba una capa de légamo en los bancos, enriqueciendo la tierra para la cosecha siguiente. En Peret, la estación de la siembra entre octubre y febrero, los granjeros esperaban hasta que se drenaba el agua, y araban y sembraban el rico suelo. Acabada la labor, irrigaban usando diques y canales. Seguía Shemu, la estación de la cosecha de marzo a mayo, cuando se recolectaba con hoces de madera.
En los huertos se cultivaban guisantes (arveja), lentejas, cebolla, puerros, pepinos y lechugas, además de uvas, dátiles, higos y granadas. Entre los animales que criaban por su carne, se encuentran los cerdos, ovejas, cabras, gansos y patos.
Los egipcios cultivaban más alimentos de los que necesitaban, y hacían intercambio de sus productos. Algunas de las materias que ellos importaban de territorios extranjeros eran el incienso, la plata, y madera fina de cedro. Gran parte del los productos del comercio egipcio se transportaba en barcos, por el Nilo y el Mediterraneo.
Durante la mayor parte de su existencia, unos tres milenios, el Antiguo Egipto fue el país más rico del mundo.

 

Administración y Hacienda

Egipto estaba dividido en sepat (provincias, o nomos en griego) con fines administrativos. Esta división se puede remontar de nuevo al período Predinástico (antes de 3100 adC), cuando los nomos eran ciudades-estados autónomas, y permanecieron por más de tres milenios, manteniendo sus costumbres. Bajo este sistema, el país fue dividido en 42 nomos: 20 del Bajo Egipto, mientras que el Alto Egipto abarcaba 22. Cada nomo estaba gobernado por un nomarca, gobernador provincial que ostentaba la autoridad regional.
El gobierno impuso diversos impuestos, que al no existir moneda eran pagados en especie, con trabajo o mercancías. El Tyaty (visir) era el responsable de controlar el sistema impositivo en nombre del faraón, a través de su departamento. Sus subordinados debían tener al día las reservas almacenadas y sus previsiones. Los impuestos se pagaban según el trabajo o las rentas de cada uno, los campesinos (o los terratenientes en periodos posteriores) en productos agrícolas, los artesanos con parte de su producción, y de forma similar los pescadores, cazadores, etc.
El estado requería una persona de cada casa para realizar trabajos públicos algunas semanas al año, haciendo o limpiando canales, en la construcción de templos o tumbas e incluso en la minería (esto último, sólo si no había prisioneros de guerra). Los cazadores y pescadores pagaban sus impuestos con capturas del río, de los canales, y del desierto. Las familias acomodadas podían contratar sustitutos para satisfacer esta obligación.

La alimentación
El pan y la cerveza eran dos alimentos básicos en la dieta egipcia.
Los dos se elaboraban de un modo semejante, con trigo o con cebada.
Los panaderos también hacían una gran variedad de pasteles y de pastas, que endulzaban con dátiles o miel.
Tenían muchas frutas y verduras, pero no conocían las patatas ni los cítricos.
Los ricos celebraban abundantes banquetes, en los que comían carne y bebían vino.
Los pobres posiblemente comían pescado y bebían cerveza.
Los egipcios fueron los primeros en criar abejas.
Recogían la miel para endulzar los pasteles, la cerveza y el vino.
Para la elaboración del vino, recogían uvas y las exprimían en una prensa.
Luego dejaban envejecer el vino en ánforas en las que anotaban el año, el tipo de uva, la región y el nombre del propietario del viñedo.
Para elaborar la cerveza, las mujeres mezclaban pasta para hacer pan con levadura y la dejaban fermentar en grandes tinajas.
Unas semanas más tarde, filtraban la mezcla.
La cerveza madura era sazonada con especias o dátiles.
Era muy espesa y tenía que colarse antes de su consumo.
Cultivaban mucha fruta, verdura y cereales.
Acompañaban todas las comidas con pan.
Antes del Imperio Nuevo, en que se extendió el número de panaderías, la mayoría de amas de casa hacían su pan.
Los panes tenían formas diferentes y algunos se elaboraban especialmente para los ritos religiosos, como las ofrendas para los muertos.
La carne se asaba, se hervía o se guisaba.
Los ricos comían carne en abundancia, muchas veces procedente de animales cazados, como antílopes, gacelas, puerco espines, liebres y aves, tales como codornices y grullas.
Los egipcios llevaban comida a los templos y a las tumbas para que los dioses y los espíritus de los muertos estuvieran bien alimentados.

SOCIEDAD EGIPCIA
La sociedad egipcia estaba estructurada teniendo como cabeza central al faraón, dueño de las tierras y de influencia absoluta sobre sus súbditos. Este tipo de gobierno se denomina monarquía absoluta.
Bajo el faraón se situaban cinco clases sociales muy bien diferenciadas, las que permanecieron prácticamente inalteradas, debido a que los hijos por lo general ejecutaban las mismas tareas que sus padres. La rígida división de clases egipcia obedecía, también, a la necesidad de organizar y controlar, hasta en sus más mínimos detalles, la vida de los súbditos de un imperio tan vasto como el egipcio.

  1. Sacerdotes y nobles

El faraón contaba con un grupo de sacerdotes y nobles -algunos eran parientes- poseedores de enormes extensiones de tierras. Los sacerdotes se caracterizaban por su sabiduría, siendo su principal tarea la administración de los templos y la atención de sus divinidades, para interpretar sus deseos y cumplirlos. Los nobles administraban el país en nombre del faraón, lo que implicaba cumplir tareas como la ejecución de las obras públicas, la supervisión de la construcción de canales y diques, la administración de los frutos guardados en los almacenes reales y el cobro de los impuestos.

  1. Funcionarios y escribas

Los nobles eran apoyados en sus tareas por funcionarios y escribas, quienes, al estar en contacto con los pueblos, lograban que la administración fuera más eficiente. Ellos se caracterizaban por saber leer, escribir y ser grandes calculistas, debiendo estudiar durante cinco años.

  1. Comerciantes y artesanos

Los comerciantes se desplazaban dentro de Egipto en barco o en caravanas. Vendían una gran cantidad de productos, tales como incienso, resinas, esmeraldas, ébano y marfil, los que traían desde lugares muy apartados.
Entre los artesanos se encontraban los carpinteros, artistas, ebanistas, orfebres, arquitectos y embalsamadores.

  1. Campesinos

Los campesinos eran el grupo más numeroso, y vivían en pequeñas casas de adobe a orillas del río Nilo. Su vida estaba dedicada a las tareas agrícolas, siendo permanentemente vigilados por los funcionarios del faraón.
Los frutos de las cosechas obtenidas eran divididos en dos partes: una para ellos, y otra que se depositaba en los almacenes de los faraones para alimentar a los funcionarios reales.

  1. Esclavos

Los esclavos se desempeñaban en diferentes tareas, como servir en el palacio del faraón o en las casas de los nobles, guerreros y sacerdotes. Por lo general eran extranjeros, prisioneros de guerra o personas entregadas como tributo por otros países.

En Egipto los siervos forzosos tenían derechos legales y percibían salario. Los malos tratos no eran frecuentes, y cuando ocurrían, el esclavo tenía derecho a reclamar ante los tribunales, aunque únicamente si el castigo había sido injusto. Para servir en las mejores familias incluso había voluntarios. A veces, personas arruinadas se vendían a sí mismas a familias de buena posición. A los esclavos adscritos al servicio doméstico podían considerárseles afortunados. Además de alojamiento y comida, su dueño estaba obligado a suministrarles una cantidad de telas, aceites y vestidos.

LA RELIGIÓN EGIPCIA
Los egipcios fueron un pueblo tremendamente apegado a los mandatos divinos. Su religión se desarrolló a lo largo de unos tres mil años, en los que escasamente recibió alguna influencia externa. Para ellos, la concepción del mundo estaba dada por la idea primigenia de un caos que amenazaba con volver a ocurrir, siendo la voluntad de los dioses la única forma de mantener un equilibrio, y la razón por la cual la religión -de características rituales- buscaba asegurar el favor divino y la vida después de la muerte.
Antes de que se produjera la unificación de Egipto (3100 a. C.), en el valle del Nilo existían numerosos cultos y dioses locales, que por lo general se representaban bajo la figura de un animal o mezclando esta con la de un ser humano. Sin embargo, al quedar todo bajo un mismo imperio, los faraones se presentaron como la encarnación del dios Horus, hijo de Osiris y de la diosa Isis, pero no se suprimieron los cultos locales. Así, el dios Ptah era el creador de la mitología de Menfis; y Atón, relacionado con Ra, el dios Sol, en la de la Heliópolis.
La predominancia de uno u otro dependía más que nada de cuestiones políticas. Así, los faraones tebanos de la XVIII dinastía impusieron a Amón en todo Egipto y lo identificaron con el dios solar Ra, venerándolo como Amón-Ra, único creador de la vida. Amenofis IV cambió a Amón por Atón y excluyó las divinidades locales. Después de su muerte se repuso nuevamente a Amón y volvió el politeísmo oficial. Tras la conquista de Alejandro Magno, la religión egipcia adoptó algunas formas griegas.
Durante el imperio antiguo, solo el faraón era iniciado para la vida futura. Al morir se convertía en Osiris, y su hijo encarnaba al nuevo Horus como administrador del orden establecido por los dioses.
La vida después de la muerte era considerada como parecida a la existencia terrena. Por esta razón, a los difuntos se les enterraba con elementos de uso cotidiano y alimentos. Las pinturas dibujadas dejaban constancia de cómo habían sido sus costumbres.
Asimismo, amuletos y conjuros eran depositados para proteger al muerto de los peligros que lo acecharían en su próxima vida.

Culto a los muertos y la construcción de pirámides
Para los egipcios, la preocupación religiosa se extendía después de la muerte. De aquí el culto sumamente especial y fervoroso que rendían a los difuntos. Este pueblo creía firmemente que, después de morir, el alma del hombre viviría feliz solo si se daba un tratamiento especial al cadáver para preservarlo de la corrupción. De esta manera, perfeccionaron el proceso de conversión llamado embalsamamiento, por el cual convertían los cadáveres en momias que colocaban en sarcófagos. Estos se decoraban con mayor o menor suntuosidad, dependiendo de la jerarquía social del muerto.
En la tumba se depositaban diversos objetos que, se creía, el difunto podría necesitar o echar de menos en la otra vida. Aves y gatos, entre otros animales, eran también embalsamados para servir de compañía a los hombres en su viaje al otro mundo. No podía faltar la inclusión de un papiro en el que se enumeraban las virtudes y buenas obras del difunto, con la finalidad de que fuera juzgado indulgentemente por Osiris, el dios de la otra vida, en el tribunal de los muertos.

 

Las pirámides constituían las tumbas más fastuosas e imponentes, pues en ellas se daba sepultura a los faraones. Las más importantes son las de Keops, Kefrén y Micerinos. Participar en la construcción de estos monumentos y de los templos era para los egipcios un acto de profundo significado. Toda la tierra de Egipto y su pueblo pertenecían a los dioses, y en particular a Horus, a quien, según se creía, el faraón representaba sobre la tierra en el transcurso de su vida. Las funciones de Horus consistían en mantener el orden total del universo, establecido en el momento de la creación, y que abarcaba no solamente la estructura social y política de Egipto, sino también las leyes de la naturaleza, el movimiento de los cuerpos celestes, la sucesión de las estaciones y la inundación y estiaje (nivel mínimo de un río) anuales del Nilo.
La edificación de las pirámides ha sido objeto de admiración para todas las generaciones posteriores. Consideradas como una de las siete maravillas del mundo antiguo, representan una obra de ingeniería que aún hoy constituiría un reto tratar de igualar.

Una escalinata hacia el sol 
No se sabe bien el significado que entrañaba la forma de pirámide; tal vez la pirámide escalonada representase una escalera gigantesca por la cual el faraón subiría hacia el Sol, y los lados inclinados de las últimas pirámides sugirieran los rayos del Sol hacía el cual ascendía el faraón. En el Antiguo Egipto se creía que el faraón estaba dotado de cualidades divinas que le situaban aparte del común de los mortales. Así como se suponía que en vida era la reencarnación de Horus, el dios del cielo, en la muerte se unía al dios del Sol, Ra, y navegaba por el firmamento en su embarcación celestial.

 Principales divinidades
Osiris era el dios de la agricultura, y enseñó a los egipcios el arte de la siembra. Era un dios muy querido, salvo por su hermano, Set, dios del desierto y de las cosas malas. La envidia le hizo matar a Osiris y tirar su cadáver al Nilo. Isis, hermana y esposa de Osiris, fue en busca de los restos para darle vida nuevamente. Con la ayuda de Anubis y de Thot, Osiris volvió a la vida.
Isis  era la hermana y esposa de Osiris, y se la representaba con un trono sobre la cabeza. Tenía poderes de curación. Horus era el hijo de Isis y Osiris, y tenía cabeza de halcón, era el dios del sol, de la medicina y de muchas cosas buenas, cuando vengó a su padre expulsando a Set, él tomó su sitio preferente en el panteón. Anubis tenía cabeza de chacal, y era el encargado de embalsamar a los muertos. Al nacer fue abandonado e Isis lo adoptó como suyo.

LA ESCRITURA EGIPCIA
Los jeroglíficos son la forma más antigua de escritura del Antiguo Egipto. Los documentos más tempranos con inscripciones jeroglíficas datan del período predinástico, encontrándose la mayoría en objetos de piedra.
Este tipo de escritura era bastante flexible y se anotaba tanto en filas como en columnas. Casi siempre la dirección de los signos podía ser cambiada; es decir, los textos podían ser escritos de izquierda a derecha y viceversa.
La estética del texto era un importante criterio para la colocación de los signos. Por lo mismo, los antiguos egipcios intentaron eliminar los espacios vacíos en el texto.
El estudio de los jeroglíficos determinó que podían dividirse en dos categorías: signos con un valor pictórico, llamados ideogramas, y signos con valor fonético, denominados fonogramas.

ARTE EGIPCIO
El arte egipcio está ligado ante todo con la religión. De hecho, los únicos monumentos que han perdurado hasta hoy son templos y tumbas; y las esculturas y las pinturas que encierran son casi siempre como un complemento de la arquitectura.
Los monumentos más antiguos que se conocen son tumbas. Las del primer período son la pirámide y la mastaba. Subsiste un centenar de pirámides, pero las tres más grandes son las de Keops, Kefrén y Micerinos, que tienen respectivamente 146, 138 y 44 metros de altura.
La mastaba, de dimensiones menores, era un edificio en forma de tronco de pirámide de planta rectangular construido en piedra o ladrillo. Contaba en su interior con una capilla funeraria, un recinto tapiado que guardaba todas las estatuas del muerto, y un foso lleno de arena que finalizaba en la cueva donde reposaba la momia. De la época tebana han quedado ruinas grandiosas en Karnak y en Luxor, en el asiento de la antigua Tebas.
No está bien establecida la naturaleza del simbolismo que preside las construcciones funerarias, pero es probable que representaran al morador del templo (o de la tumba) participando simbólicamente en el proceso mismo de la creación o en los ciclos cósmicos, muy especialmente los del Sol. Ese símbolo se expresaba en la planta y diseño de templos, así como en la decoración de muros y techos.
Los artistas egipcios empezaron a pintar los muros de las tumbas de los faraones con representaciones mitológicas y escenas de las actividades cotidianas, como la caza, la pesca, la agricultura o la celebración de banquetes. Igual que en la escultura egipcia, predominan dos rasgos: las imágenes, más conceptuales que realistas, presentan los rasgos anatómicos más característicos, combinando las vistas frontales y de perfil de la misma figura; y la escala de las figuras indica la importancia de las mismas. Así, el faraón aparece más alto que su consorte, hijos o cortesanos.
Las esfinges
Además de las pirámides, existen otros monumentos que caracterizaron a la civilización egipcia, las esfinges. La más importante de ellas es la esfinge de Gizeh, que se sitúa junto al camino que conduce a la pirámide de Kefrén. Este monumento mide cincuenta y siete metros de largo y representa la figura de un león con cabeza humana. Se dice que esta esfinge podría tratarse del rostro de Kefrén, perteneciente a la IV dinastía.

Fuente del documento: http://www.institutotabancurasa.cl/admin/archivos/Guia%20de%20Estudio%20(LOS%20EGIPCIOS2011424204428.doc

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Autor del texto: Armando Gálvez Osorio

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