Etnometodología

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Etnometodología

 

 El término Etnometodología fue utilizado por primera vez por Harold Garfinkel para denominar la forma de trabajo psicosociológico que estaba realizando en 1954 (Garfinkel:1968). La "etiqueta" se ha extendido a toda una corriente de la psicología social que se desarrolló a partir de los años sesenta en ciertas universidades californianas, tomando diferentes orientaciones en la investigación y extendiéndose paulatinamente a los ambientes internacionales relacionados con las ciencias sociales.
La Etnometodología pretende describir el mundo social tal y como se está continuamente construyendo, emergiendo como realidad objetiva, ordenada, inteligible y familiar. Desde este punto de vista, la etnometodología recomienda no tratar los hechos sociales como cosas, sino considerar su objetividad como una realización social. Considera además, que esta autoorganización del mundo social no se sitúa en el Estado, la política o cualquier superestructura abstracta sino en las actividades prácticas de la vida cotidiana de los miembros de la sociedad. Estas actividades se realizan conjuntamente en las interacciones; y la gente las realiza ateniéndose a los presupuestos y a los tipos de conocimiento propios de la "actitud natural".

 Encontramos en esta descripción dos perspectivas: heredera de T. Parsons la primera, que se interesa en las condiciones de emergencia y de mantenimiento del orden social, seguidora de A. Schutz la otra, que se refiere a la racionalidad práctica de las actividades cotidianas y al tipo de conocimiento social que se pone implícitamente en práctica. La conjunción de ambas es el punto de partida de la obra de Garfinkel.

 Tanto Parsons como Schutz elaboraron una revisión de la obra de Max Weber, pero mientras que el primero se volvió hacia la tradición sociológica clásica integrando en su teoría los trabajos de Durkheim y Pareto, Schutz recurrió a la fenomenología de Husserl y a los análisis de la conciencia de Bergson. Parsons buscaba una teoría omniexplicativa de la sociedad mientras que Schutz pretendía una metateoría de las ciencias sociales.

 La relación que Garfinkel estableció con Parsons y Schutz, en particular durante su tesis doctoral titulada "The perception of the other :a study in the problem of social order" (Garfinkel:1952) es difícil de definir puesto que Garfinkel toma prestada la cuestión del primero, y la respuesta del segundo. Esta relación se hace más complicada dada la peculiar lectura que Garfinkel hace de los dos autores, lo que conduce fundamentalmente a relaciones ambiguas entre etnometodología, funcionalismo, fenomenología y estructuralismo.

 El punto de partida de Garfinkel es el problema del orden social tal como es planteado por Parsons y se sirve de las reflexiones de Schutz para desarrollar una nueva aproximación empírica. Este procedimiento tiene un carácter paradójico puesto que trabaja de manera empírica problemas que hasta entonces se habian considerado como filosóficos.

 En el prefacio del libro fundador de la etnometodología, Studies in Ethnomethodology (1967), Garfinkel acuñó el "eslogan" de su enseñanza, situando así su política de investigación con respecto a la sociología tradicional:

"En contraposición a ciertas versiones de Durkheim que enseñan que la realidad objetiva de los hechos sociales es el principio fundamental de la sociología, tomamos la enseñanza y proponemos como política de investigación que, la realidad objetiva de los hechos sociales, entendida como realización continua de las actividades concertadas de la vida cotidiana, realización efectuada por miembros que conocen, usan, y consideran como obvios los procedimientos ordinarios e ingeniosos para esta realización es, para los miembros haciendo sociología, un fenómeno fundamental." (Garfinkel:1967, p.7)

 Para Durkheim el hecho social era exterior al individuo que determina. Para Garfinkel, tomar el postulado durkheimiano como orientación general de su trabajo priva a la sociología del estudio de los fenómenos que le interesan en primera instancia en tanto que ciencia de los fenómenos sociales, los procedimientos de los que se sirven los miembros para establecer las situaciones sociales. Mientras el sociólogo trate los hechos sociales como cosas, conserva la actitud ingenua del actor social, es decir, se impide describir la actividad humana. Describir esta actividad es, darse cuenta de que es productora de sentido, de que construye un orden y de que propicia la existencia de la sociedad como entidad organizada. Para realizar esta tarea, el sociólogo debe cuestionar la dimensión de la acción social, debe observar el hecho social no como objeto estable sino como proceso contingente, como producción continua de los miembros que la hacen existir mediante sus acciones e interacciones. Para hacer esto, los actores ponen en práctica un "savoir-faire", una serie de procedimientos, reglas de conducta y recomendaciones, en resumen una metodología de cuyo estudio se ocupa la etnometodología.

 La etnometodología entendida como, la investigación empírica (logía) de los métodos (método) que utiliza la gente (etno) para dar sentido y  producir, al mismo tiempo, la actividad social cotidiana, es decir, el estudio de los procedimientos constitutivos de la inteligibilidad social, supera el marco de la sociología tal como se define tradicionalmente, puesto que la inteligibilidad social recubre el conjunto de las actividades humanas. Todas las ciencias, la linguística, la psicología, incluso las ciencias naturales estan afectadas por la etnometodología, en tanto que actividades sociales.

 En este sentido, la etnometodología ocupa un lugar propio y distinto de la sociología y del resto de las ciencias humanas, puesto que se ocupa de sus propios fenómenos. Estudia los procedimientos por los que los miembros de otras disciplinas concretan su objeto inteligible de investigación. Es una ciencia propedéutica al estilo de la Fenomenología dado que, como esta, no forma parte de la filosofía sino que la prepara, y porque surje de una crisis de la ciencia, crisis endémica en la que se ponen en duda las bases de las disciplinas científicas y que exige un retorno a "las cosas mismas", a aquello de lo que se habla.

 Aunque la influencia interaccionista en la Etnometodología es palpable, -su situación histórica y geográfica, las referencias de Garfinkel a Thomas o Mead, sus relaciones personales así como el interés común en el significado de la acción para el actor, son buena prueba de ello- la etnometodología no es una forma del interaccionismo simbólico. Una diferencia fundamental, por ejemplo, es la noción de indexicalidad (ver Indexicalidad). Los interaccionistas asumen la existencia de un sistema simbólico transituacional. Además, siguen considerando los hechos sociales como el principal interés de la sociología y estudian las reacciones de los individuos ante ellos. En este sentido, permanecen más cercano al análisis del orden social parsonsiano que la etnometodología. Para los interaccionistas, los actores negocian una definición de la situación (norma, regla, etc.), mientras que lo que interesa a los etnometodólogos es cómo los actores llegan a identificar una ocasión como una situación en la que se aplica tal regla, es decir, se interesan en las reglas en tanto que recursos de los actores para establecer la situación.

 La publicación de "Studies in Ethnomethodology", coincidió con un periodo de descontento generalizado ante las ortodoxias dominantes en la teoría y metodología sociológicas. La teoría de los sistemas de Parsons, con la subordinación analítica del actor a un entorno de exigencias funcionales había perdido su atractivo y las críticas al funcionalismo, como la formulada por C. Wright Mills, fueron bien acogidas entre los jovenes. Otra señal de la inminente crisis funcionalista fué la aparición de modelos teóricos radicalmente diferentes y globales, cuyas estipulaciones formales y supuestos subyacentes difieren sobremanera del modelo parsonsiano en particular y del funcionalismo en general. Estos nuevos modelos, insistían en la primacía analítica del punto de vista del actor y en la construcción social de la realidad. Además, subrayaban las debilidades metodológicas de las ciencias sociales que consideran al actor como un mero portador pasivo de atributos sociales y psicológicos. Los principios expuestos por Garfinkel en su libro, auténtico "chef-d'oeuvre" del movimiento, coincidían con el espíritu del momento.

 Una excesiva simplificación de lo que acontecía en la situación histórica a la que nos referimos, contribuyó a la asimilación en una sola categoría de perspectivas bien distintas como el interaccionismo simbólico, la "labeling theory", la dramaturgia de E.Goffman, los análisis fenomenológicos de Berger y Luckman y la Etnometodología. La nueva categoría sería la "sociología de la vida cotidiana". Este mismo proceso, provocó que la obra de Garfinkel pasase desapercibida en el mismo momento en que "etnometodología" se convertía en palabra corriente para los psicólogos sociales y sociólogos americanos.

 La argumentación sociológica que se desprende de la lectura de los "Studies" afirma que los miembros de una sociedad exhiben conductas ordenadas, regulares, estandarizadas y concordantes, en entornos sociales estables que les son inteligibles, disponibles, descriptibles, en forma familiar. Más que dar cuenta de esta regularidad en términos de determinación externa por las estructuras objetivas, por los sistemas de normas o de reglas, ya sean interiorizadas o impuestas por un poder o por las instituciones, hay que intentar razonar en términos de relación de determinación recíproca entre la organización de un entorno social estable y la organización de conductas ordenadas o de acciones concertadas en situación. Esto obliga a poner el acento sobre ciertas propiedades de esta doble organización interdependiente: su dinámica endógena, su enraizamiento en las estructuras de la experiencia de los actores, su carácter de proceso, su marco interaccional, su estructura temporal, su perspectiva práctica; y también sobre sus principales mediaciones: uso de métodos de razonamiento práctico, puesta en práctica de procesos de comprensión común, movilización de un saber de "sentido común" de las estructuras sociales, referencia a esperas rutinarias en segundo plano a las que los actores estan moralmente obligados a conformarse y sin las cuales no hay interacción posible, disposición de recursos de lenguaje ordinarios para definir las situaciones, para dar cuenta de lo que ha sido hecho o de lo que viene, para explicar acciones, acontecimientos, etc.

  El lenguaje ocupa el primer lugar como elemento constituyente de las situaciones sociales. La lógica de su empleo es fundamental para le lógica de toda constitución social del sentido. Es a la vez elemento de una totalidad, la situación de interacción, y elemento organizador de la misma. Para Garfinkel las actividades mediante las que los miembros de una colectividad producen y controlan sus actividades cotidianas son idénticas a los procedimientos que utilizan para hacer explicables (account-able) esos contextos. Accountable quiere decir disponible, descriptible, inteligible, relatable, analizable. No es que tome los informes de los actores como descripciones de la realidad sino que entiende que mediante ellos se constituye el orden social, se hace visible el mundo. En este sentido la Etnometodología se aparta del resto de la tradición sociológica de Parsons a Schutz, no considera el lenguaje como una entidad abstracta sino como actividad lingüística caracterizada por dos rasgos fundamentales: es irremediablemente indexical (Indexicalidad) y, por tanto, reflexiva (Reflexividad).

 Los etnometodólogos comenzaron haciendo investigaciones sobre las "desviaciones sociales". Estos estudios se desarrollaron en medios educativos, médicos o judiciales a partir de la idea de "normalidad percibida" de Garfinkel según la cual, la "normalidad" de los acontecimientos sociales es el producto de una labor activa mediante la que los actores "normalizan" las discrepancias entre los acontecimientos esperados y los que se dan de hecho. Estos estudios dieron pie a una nueva sociología del conocimiento, libre de las trabas de la racionalidad prescriptiva. La nueva perspectiva se ocupa de la reflexividad que une la constitución social del conocimiento y el contexto institucional que genera y mantiene ese conocimiento.

 A partir de entonces, la Etnometodología ha desarrollado por lo menos cuatro estilos o formas diferentes de investigación. La primera a) es la de los estudios sobre las prácticas de trabajo efectuadas por Garfinkel y sus estudiantes de Los Angeles entre los que se encuentran E. Bittner, D. Zimmerman, D.L. Wieder o H. Schwartz. A este grupo podemos sumar el formado por A.V. Cicourel en Santa Bárbara hasta su separación definitiva de Garfinkel en el Sympusium de Boston de 1974, con M. Pollner, H. Elliot, H. Mehan, M. Shumsky o H. Wood. En general son estudios sobre actividades ocupacionales ordinarias, aunque Garfinkel se interesó concretamente en las actividades de físicos y matemáticos. La idea surgió al comprobar que muchos estudios sociológicos trataban "sobre" las ocupaciones y no directamente "las" ocupaciones. Así, se abordaban cuestiones como los ingresos, etnicidad, clase social, relaciones entre "roles", etc. y no se informaba sobre las actividades fundamentales que constituían y daban sentido a dichas ocupaciones. Para este tipo de intervención Garfinkel exige la "adecuación única", lo que quiere decir que el investigador ha de ser competente, ha de dominar las actividades que se están investigando. Sólo el haber tenido la experiencia de lo que se quiere describir garantiza el objetivo de la investigación que no es otro que el mayor nivel de precisión y especificidad posible de los detalles constitutivos de la actividad ocupacional en cuestión.

 El segundo tipo (b) trata sobre los estudios de la conversación. Se originaron con los trabajos conjuntos de Garfinkel, Sacks y Schegloff. Estos estudios examinan los trazos organizacionales del lenguaje natural en las interacciones cotidianas, como por ejemplo las conversaciones telefónicas, los saludos, las producciones de historias y de informes o las bromas en el contexto de su enunciación. Los volumenes editados por Sudnow (1972), Schenkein (1978), Psathas (1979) o Watson y Heritage (1985) ofrecen una buena muestra de ello.

 Los conversacionalistas han reforzado el rigor en el estudio de la interacción social introduciendo nuevos conceptos analíticos para su estudio como el de "par adyacente". Esta estructura muestra cómo algunas interacciones como saludos, despedidas, preguntas y respuestas, se organizan en pares de manera que la producción de un primer elemento exige que se produzca una segunda acción complementaria por parte del receptor. La elaboración de este concepto concretó aspectos importantes de la "explicabilidad inherente" de la acción y se ha aplicado posteriormente a un número cada vez mayor de actividades interactivas (mirada, movimiento corporal, etc.). La importancia de la contribución a la ciencia social de los análisis de conversaciones hacen preveer su rápido crecimiento y evolución.

 La tercera forma de trabajo surgida de la etnometodología es (c) la sociología cognitiva. A partir de 1974, Cicourel acuñó el término "sociología cognitiva" (1974;1980) y emprendió un tipo particular de investigación. Su principal continuador ha sido Mehan (1985).

 Cicourel y Mehan, que trabajaban en el campo de la educación, comprendieron que el estudio de la adquisición y de la competencia del lenguaje era uno de los problemas básicos de la sociología. Estudiaron lenguajes esotéricos como el de los mudos o los ciegos de nacimiento, se adentraron en el campo de la psicolingüística y el lenguaje de los niños y abordaron situaciones más complejas como la interacción maestro-alumno dentro del aula. Estos trabajos constituyen un puente entre la etnometodología y sus disciplinas más cercanas como la psicología cognitiva, la antropología y la linguística.

 La cuarta tendencia (d), denominada el grupo "análisis", está encabezada por  P. McHugh y A. Blum. Podríamos justificar la presencia de este grupo como una disidencia del movimiento etnometodológico, pero su mención aquí se debe fundamentalmente a su desarrollo de las implicaciones del problema de la reflexividad (ver Reflexividad).

 El principal problema al que se enfrenta la etnometodología es que aunque sea el grupo el que crea las reglas de la vida en grupo y no al revés, son los propios  actores los que consideran que son las reglas las que determinan la vida del grupo, la propia sociología presupone la realidad social como constituida. Ahora bien, si la etnometodología quiere estudiar los procesos de constitución de la realidad y el orden social debe incluir, al menos como recurso implícito, la referencia a lo que es su propia labor de descripción e interacción. Caso de no hacerlo, sería un simple estudio formal de las interacciones y caso de hacerlo se encuentra ante un problema de regresión infinita puesto que cada intento de explicitar su acción se convierte en una nueva que también debe explicitarse.

 Se podría decir que hay dos formas de analizar un hecho social. Una endógena que estudia la organización y las operaciones que permiten su constitución. Otra exógena, que explica la relación de este hecho social con otros. Mientras que el primer análisis ignora la historicidad de los hechos sociales, el origen y la función de las normas puestas en práctica en la constitución del hecho, el segundo ignora el carácter constituido del mismo. El hecho no es explicado completamente más que si se aborda tanto desde la "reducción etnometodológica" como desde la "actitud natural". Esta presentación, aunque tiene a su favor la claridad nos plantea el difícil problema epistemológico de decir en qué sentido las dos actitudes tratan de la misma cosa.

 En definitiva, la Etnometodología ha transformado la teoría de la acción social y ha puesto ha disposición de los investigadores los dispositivos metodológicos y la cobertura teórica para la explicación de su constitución continua.

 

Fuente del documento: http://www.profesaulosuna.com/data/files/EDUCACION/ETNOMETODOLOGIA/Etnometodolog%EDa.doc

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Autor del texto: Fernando Rodríguez Bornaetxea

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