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REAL ACADEMIA ESPAÑOLA
ORTOGRAFÍA
Publicación que incorpora al texto tradicional las NUEVAS NORMAS declaradas de aplicación preceptiva desde 1° de enero de 1959.
Segunda edición corregida y aumentada.
Imprenta Aguirre
Gral. Álvarez de Castro, 38
MADRID, 1974
En el IV Congreso de Academias de la Lengua Española, ce¬lebrado en Buenos Aires, la Real Academia Española recibió el encargo de preparar un folleto que fundiese su Ortografía tra¬dicional con el texto definitivo de las Nuevas Normas de Proso¬dia y Ortografía declaradas de aplicación preceptiva desde 1.º de enero de 1959. Por el momento, la Real Academia se había limi¬tado a publicar las Normas reformadas, como apéndice a su Gra¬mática. La publicación como apéndice respondía a la urgencia de darlas a conocer cuanto antes; pero obligaba al lector a un cotejo incómodo de la Ortografía anterior con los preceptos nuevos. Por otra parte, al interpretar algunas normas yuxtapuestas, que a ve¬ces se excluyen, podían producirse dudas en el ánimo de los maes¬tros y entre los autores de libros escolares encargados de difundir la Ortografía oficial.
Con la preparación e impresión del presente opúsculo cumple la Real Academia Española el honroso mandato que el IV Con¬greso de Academias le confirió, a fin de asegurar y divulgar la uni¬formidad ortográfica, que es la base necesaria de la unidad de la lengua escrita en todos los países hispánicos, frente a las tendencias diversificadoras del lenguaje oral. La Real Academia Española se complace en añadir que el V Congreso de Acade¬mias, reunido en Quito el año 1968, examinó las pruebas de esta publicación y sugirió varias enmiendas que ahora se reco¬gen en el texto definitivo que el lector tiene en sus manos.
CAPITULO I
DE LA ORTOGRAFÍA EN GENERAL
§ 1. ORTOGRAFÍA es el conjunto de normas que regulan la representación escrita de una lengua .
a) La escritura española, como la de otras muchas lenguas, representa las palabras por medio de letras, figuradas en cualquiera superficie.
b) El abecedario de un idioma representa gráficamente, en su intención originaria, el conjunto o sistema de los fonemas usuales, es decir, los sonidos que de modo consciente y diferenciador emplean los hablantes. Ya veremos luego cómo en la historia del idioma y en sus variedades geográficas se altera la correspon¬dencia entre el sistema fonológico y las letras o signos alfabéti¬cos que lo representan en la escritura. Una ortografía ideal de-bería tener una letra, y sólo una, para cada fonema.
c) Cada letra puede adoptar la forma y tamaño de mayús¬cula o minúscula. Las letras mayúsculas tienen empleo limitado, para señalar la importancia o peculiaridad de lo que la palabra significa (v. Cap. II); las letras minúsculas son las usadas más generalmente.
d) A continuación puede verse el nombre de las letras de nuestro abecedario y la forma de las mayúsculas y las minúsculas:
Aa, Bb, Cc, Ch ch, Dd, Ee, Ff, Gg, Hh, Ii,
a, be, cé, che, de, e, efe, ge, hache, i,
Jj, Kk, LI, L111, Mm, Nn, Ññ, Oo, Pp, Qq,
jota, ka, ele, elle, eme, ene, eñe, o, pe, cu
Rr, Ss, Tt, Uu, Vv, Ww, Xx, Yy, Zz
ere y ese, te, u, ve o ve doble o equis, ye o zeda o
erre uve uve doble i griega zeta
e) Las letras no sólo se dividen en mayúsculas y minúsculas, sino también en simples y compuestas. Estas últimas, aunque re¬presentan un fonema único, se escriben con dos signos, y son la ch, la 11 y la rr.
§ 2. a) La Fonología estudia los fonemas que la lengua es¬pañola tiene actualmente en uso. Para representarlos, nuestra escritura dispone de veintinueve letras, signos o caracteres. Edi¬ciones antiguas de obras castellanas ofrecen algunas más: la ç, la ss, la ph y la th, pero ya han caído totalmente en desuso. De las 29 letras del alfabeto español, la k sólo se emplea en un número limitado de voces de origen griego (kilómetro, kilogramo, kirie) o extranjero (kantiano, kiosco, kéfir); la w se usa única¬mente en palabras de procedencia extranjera (v. § 10).
b) Entre las lenguas modernas de cultura, la ortografía es¬pañola se ha mantenido relativamente cerca de la pronunciación real. Sin embargo, existen diferencias entre una y otra, motiva¬das por la evolución fonética del idioma, por sus variantes geo¬gráficas y por la misma tradición ortográfica. Así la h, que en otro tiempo fue aspirada, carece hoy de valor fonológico y no es más que un signo ortográfico ocioso, mantenido por una tra-dición respetable; la v y la b representan un mismo fonema bila¬bial, salvo en ciertas zonas levantinas de España; c-k-q repre¬sentan un solo fonema velar, oclusivo y sordo, como en casa, kilómetro, quien; g-j son iguales en colegio y jardín. Hoy la c castellana ante e, i, tiene el mismo valor fonológico que z; no ocu¬rría así siglos atrás, pues con c o ç se representaba un fonema sordo (crece, plaça), y con z el correspondiente sonoro (vezino, haze). Letras j, x representaban en la ortografía medieval dos fonemas palatales distintos, sonoro el primero, y sordo el se¬gundo, como en paja y caxa, respectivamente. Ambos sonidos se identificaron primero en el sonido sordo, y a partir del siglo XVI evolucionaron hacia el fonema moderno de j, velar fricativo y sordo; así pronunciamos y escribimos hoy paja, caja, Quijote, jícara. La grafía intervocálica s se diferenciaba de ss en que la pri-mera era sonora y la segunda sorda, como en casa y passar; en la Edad Moderna se perdió esta diferencia fonética en favor de la sorda, y la ortografía reflejó el cambio empleando la s única en todos los casos. En los países y regiones donde se practica el seseo, c (ante e, i), z y s se identifican en el fonema de s pre¬dorsal, si bien la ortografía mantiene el empleo de las letras según el uso castellano. Lo mismo ocurre con la pronunciación yeísta, que confunde la ll con la y. El español antiguo escribía las le¬tras i, u, v, sin distinguir si eran vocales o consonantes, por ejemplo, iacía, io, iunque, cuéuano, uestir, vno, vsar, que hoy es¬cribimos yacía, yo, yunque, cuévano, vestir, uno, usar. Desde Ne¬brija hasta hoy, doctos gramáticos han pugnado por reformar la Ortografía española, con el intento de que se escriba como se ha¬bla, pero esto halla siempre obstáculos y dificultades grandes. Las modificaciones más importantes se llevaron a cabo entre 1726 y 1815, por iniciativa de la Academia, como consecuencia de los cambios de pronunciación ocurridos en los siglos XVI y XVII.
§ 3. Tres principios dan fundamento a la Ortografía española: la pronunciación de las letras, sílabas y palabras; la etimología u origen de las voces, y el uso de los que mejor han escrito. Voces escribimos con arreglo a su etimología u origen, es decir, como se escribía cada una de ellas en la lengua de donde fue tomada para la nuestra; voces tenemos que por la fuerza del uso se escriben contra la etimología. Preciso es, pues, conocer las varias reglas que se derivan de los tres principios enumerados. Conviene añadir que para el porvenir de nuestra lengua, ha¬blada en muchos y extensos territorios, es indispensable mantener la unidad del sistema ortográfico por encima de las variantes locales de pronunciación.
§ 4. Con las letras empleamos en la escritura otros varios signos o notas que sirven para determinar el modo con que se han de pronunciar las palabras y las oraciones, y para la mejor inteligencia de lo que se escribe. La Ortografía establece cómo se han de emplear las letras y los signos auxiliares de la es¬critura.
CAPITULO II
DE LAS LETRAS MAYÚSCULAS
§ 5. En lo manuscrito no suelen escribirse con letras ma¬yúsculas palabras o frases enteras.
a) En las portadas de los libros impresos, en los títulos de sus divisiones y en las inscripciones monumentales, lo más co¬mún es usar de solas mayúsculas, todas, generalmente, de igual tamaño. Los nombres propios, títulos de obras, dicciones y aun cláusulas que se quiera hacer resaltar, pueden escribirse con todas sus letras mayúsculas; pero en cualquiera voz en que se haya de emplear letra mayúscula con una o con diferentes mi¬núsculas, aquélla ha de ser la inicial o primera de la dicción.
§ 6. Se escribirán con letra inicial mayúscula:
1. º La primera palabra de un escrito y la que vaya después de punto.
2. º Todo nombre propio; v. gr.: Dios, Jehovah, Jesús, Luz¬bel, Platón, Pedro, María, Álvarez, Pantoja, Apolo, Calíope, Amadís de Gaula; Europa, España, Castilla, Toledo, Madrid, Carabanchel, La Zarzuela; Cáucaso, Himalaya, Adriático, Tajo, Aganipe; Bucéfalo, Babieca, Rocinante.
3. º Los atributos divinos, como Criador y Redentor; los títulos y nombres de dignidad, como Sumo Pontífice, Duque de Osuna, Marqués de Villena; los nombres y apodos con que se designa a determinadas personas, como el Gran Capitán, Al¬fonso el Sabio, García el Trémulo, y particularmente los dictados generales de jerarquía o cargo importante cuando equivalgan a nombres propios. Así, en las respectivas historias de Paulo V, Felipe III y D. Pedro Téllez Girón, v. gr.: se escribirán con ma¬yúscula el Papa, el Rey y el Duque cuantas veces fueren nom¬brados en esta forma aquellos personajes; pero se deberá usar de minúscula, por ejemplo, en la vulgar sentencia: El papa, el rey v el duque están sujetos a morir, como lo está el pordiosero.
4. º Los tratamientos, y especialmente si están en abrevia¬tura, como Sr. D. (Señor Don), U. o V. (usted), V. S. (Usía), etcétera. Usted, cuando se escribe con todas sus letras, no debe llevar mayúscula, a no ser en comienzo de párrafo o después de punto.
5. º Ciertos nombres colectivos, en casos como éstos: el Reino representó a S. M. contra tales desórdenes; el Clero lo había hecho antes.
6. º Los substantivos y adjetivos que compongan el nombre de una institución, de un cuerpo o establecimiento: el Supremo Tribunal de Justicia; el Museo de Bellas Artes; el Colegio Naval; la Real Academia de la Historia.
7. º Es potestativo escribir con mayúscula o minúscula los sustantivos y adjetivos que entren en el título de cualquier obra: Historia de la Literatura Española, o Historia de la literatura es¬pañola; La Vida es Sueño, o La vida es sueño; Código Civil, o Código civil. Claro es que los nombres propios deben escribirse con mayúscula: Historia del descubrimiento de América.
8. º En las leyes, decretos y documentos oficiales suelen escribirse con mayúscula todas las palabras que expresan poder público, dignidad o cargo importante, como Rey, Príncipe, República, Regente, Trono, Corona, Monarquía, Estado, Gobier¬no, Ministro, Senador, Diputado, Autoridad, Justicia, Magis¬trado, Juez, General, Jefe, Gobernador, Alcalde, Director, Consi¬liario, Secretario, etc.
9. º No es preceptivo, pero responde a uso personal fre¬cuente, iniciar con mayúscula palabras representativas de seres o conceptos que quien escribe desea destacar por veneración, respeto o énfasis: así, entre católicos, los pronombres Tú, Ti, Vos, El, Ella, referidos a Dios o a la Virgen María; entre juris¬tas, el Derecho, la Ley; como denotación de disciplinas cientí¬ficas, la Psicología, la Geografía, la Matemática, etc.; al desig¬nar fechas iniciales de cómputos cronológicos como la Era cris¬tiana, la Héjira; en nombres de épocas históricas, movimientos religiosos, políticos o culturales, etc., v. gr. la Antigüedad, la Edad Media, el Siglo de Oro, la Escolástica, la Reforma, el Re¬nacimiento, el Romanticismo. En muchos de estos casos la ma¬yúscula orienta al lector respecto al significado que ha de dar a la palabra, con exclusión de otras acepciones posibles.
10. ° Cuando no encabecen párrafo o escrito, o no formen parte de un título, se recomienda escribir con minúscula inicial los nombres de los días de la semana, de los meses, de las es¬taciones del año y de las notas musicales.
11. º Se recomienda que en las publicaciones que incluyen listas de términos, no se utilicen mayúsculas, o si así se hace, se mantengan las acentuaciones ortográficas, con el propósito de evitar confusiones en la interpretación de vocablos.
12. º Suele emplearse mayúscula a principio de cada verso, de donde las letras de esta forma tomaron el nombre de versales. En la poesía moderna es frecuente encabezar los versos con minúscula, salvo los que inician poema o van después de punto.
13. º La numeración romana se escribe hoy con letras ma¬yúsculas, y se emplea para significar el número con que se dis¬tinguen personas del mismo nombre, como Pío V, Fernando III, el número de cada siglo, como el actual, el XX de la Era cris¬tiana; el de un tomo, libro, parte, canto, capítulo, título, ley, clase y otras divisiones, y el de las páginas en los prólogos y principios de un volumen.
14. º Cuando hubiere de escribirse con mayúscula la letra inicial de voz que empiece con Ch o Ll, sólo se formarán de ca¬rácter mayúsculo la C y la L, que son primera parte de estas le¬tras compuestas. Escribiremos, pues, Chinchilla y Chimborazo, Llerena y Llorente, y de ninguna manera CHinchilla, CHimbo¬razo, LLerena, LLorente.
15. º El empleo de mayúscula no exime de poner tilde sobre la vocal que deba llevarla según las normas del Cap. III. Se insiste sobre ello en el § 41 bis.
USO DE VARIAS LETRAS EN PARTICULAR
b, v, w
§ 7. Siendo en la mayor parte de España y en la totalidad de Hispanoamérica igual la pronunciación de la b y la v, con¬viene tratar aquí de las dos, bien que tan apartadas en el orden alfabético.
§ 8. Se escriben con b:
1. º Las voces que la tienen en su origen, como abundancia, bimestre, bondad, beber, deber y haber, que provienen de las latinas abundantia (m), bimestre (m), bonitate (m), bibere, debere, habere. El uso, sin embargo, no ha respetado siempre el origen: abogado, avilés y maravilla se escriben por uso con b la primera y con v las otras dos, aunque provienen de advocatu (m), abulen¬se (m) y mirabilia, dicciones del idioma latino, en el cual se es¬criben al contrario: con v la primera y con b la siguiente y la última; a estas excepciones podrían añadirse muchas más .
2. º Varias de las dicciones que en latín se escriben con p, como caber, saber, obispo, recibir y riba, que vienen de capere, sapere, episcopu (m), recipere y ripa (m). Los compuestos con el último de estos vocablos, así como los derivados de él, han de escribirse, pues, con b: Ribadeo, Ribadesella, ribazo, ribera, ri¬bero .
3. º a) Los infinitivos con los sonidos finales bir, y todas las formas de estos verbos. Exceptúanse hervir, servir, vivir y sus compuestos.
4. º a) Las terminaciones ba, bas, bamos, bais y ban de los pretéritos imperfectos de indicativo correspondientes a los ver¬bos de la primera conjugación: amaba, cantabas, desempeñába¬mos, felicitabais, esperaban.
b) El pretérito imperfecto de indicativo de ir: iba, ibas, etc.
5. º Los vocablos que principian con los sonidos bibl o con las sílabas bu, bur y bus; como biblioteca, bula, burla, buscar.
a) Exceptúanse Vuecencia y las voces anticuadas vusco, vusted, vuestedes, en que van embebidos los pronombres vos, vuestra, vuestras.
6. º Los acabados en bilidad y en bundo y bunda; como ha¬bilidad, posibilidad, tremebundo, abunda. Exceptúanse movilidad y civilidad.
7. ° Toda voz que termine en el sonido de b: rob, querub.
8. º Toda palabra en que la b haya de preceder a otra con¬sonante, sea líquida o no: amable, flexible, brazo, lóbrego, abdica¬ción, abnegación, absolver, obstruir, obtener, obvio, subvenir, etc.
9. ° Los compuestos y derivados de voces que llevan esta letra; v. gr.: contrabando, de bando; abanderado, de bandera.
§ 9. Se escriben con v:
1. º Las voces que principian con la sílaba ad: adviento, advertencia, etc.
2. º Los adjetivos llanos terminados en ave, avo, eva, eve, evo, iva, ivo; como octava, grave, esclavo, nueva, aleve, longevo, decisiva, activo.
3. º Los presentes de indicativo, imperativo y subjuntivo del verbo ir, el pretérito perfecto simple de indicativo y el pre¬térito imperfecto y futuro de subjuntivo de los verbos estar, an¬dar, tener y sus compuestos: voy, ve, vaya, vayamos, etc.: estuvo, estuviéramos, estuviere; anduve, desanduvo, desanduviera; tu¬viste, retuvo, sostuviera, contuviese, mantuviese, etc.
4. º Los vocablos compuestos que principian con las diccio¬nes vice, villa, y villar; como vicealmirante, Villalobos, Villarcayo.
5. º Las voces llanas terminadas en viro, vira, como decen¬viro, Elvira, Tavira, y las esdrújulas terminadas en ívora, ívoro, como carnívora, herbívoro, insectívoro. Víbora se escribe con v inicial y b intermedia.
6. º Los compuestos y derivados de voces que llevan esta letra; como prevenir de venir; virtuoso, de virtud.
§ 10. Por acuerdo reciente de la R. Academia Española, la w figurará en el Diccionario con la siguiente definición: "Letra llamada v doble, que no se emplea sino en voces de procedencia extranjera. En las lenguas de origen su articulación es ora de u semiconsonante, como en inglés, ora fricativa labiodental, como en alemán. En español se pronuncia como v en nombres propios de personajes godos (Walia, Witerico, Wamba), en nombres pro¬pios o derivados procedente del alemán (Wagner, Westfalia, wagneriano) y en algunos casos más. En palabras totalmente in¬corporadas al idioma es frecuente que la grafía w haya sido reemplazada por v simple: vagón, vals, vatio. En vocablos de procedencia inglesa conserva a veces la pronunciación de u se¬miconsonante (Washington o Wáshington, washingtoniano)".
e, k, q, z, ç
§ 11. La c tiene dos sonidos: uno velar oclusivo y sordo, idéntico al de la k, como en las voces carta, clima, vivac, y otro interdental fricativo y sordo, idéntico al de la z, como en cebo, cifra.
§ 12. Se escriben con c:
1. º Las dicciones en que precede con sonido de k a las vocales a, o, u, o a cualquier consonante, sea o no líquida, o en que termina sílaba v. gr.: cabeza, tabaco, acudir, clamor, crimen: acceso, acto, efecto, coñac, frac, vivac, cinç.
2. º Las dicciones en que precede con sonido de z a las vo¬cales e, i, como celeste, acetre, enflaquecer, cimitarra, vecino, producir.
3. º Obsérvese igual regla aun en voces procedentes de otras que terminan en z; como paces, jueces, felices, felicitar, de paz, juez, feliz.
a) Exceptúanse Zendavesta, zendo, zigzag, zipizape, ziriga¬ña, ¡zis, zas!, elzeviriano, enzima (fermento).
b) Algunas palabras en que entran estos sonidos se escriben indistintamente con c o z, como ácimo o ázimo; acimut o azimut; ceda, ceta o zeda, zeta; celandés o zelandés; ceugma o zeugma; cicigia o zizigia; cinc o zinc.
§ 13. Se escriben con k algunas voces en que se ha respetado la ortografía originaria: kilogramo, kiosco, etc., las cuales pue¬den también escribirse con q.
§ 14. Se escriben con q las palabras en que entra el sonido oclusivo ke, ki, empleando siempre después de la q la vocal u, que no se pronuncia; como, por ejemplo, en esquela, aquí. Las dos letras qu se han de considerar en tales casos como una sola, simple en el sonido y compuesta en la escritura, a la manera que la ch, la l1 y la rr. Antes se usaba también la q ante otras vocales que no eran e, i, escribiendo quando, quatro, etc., y en ese caso la q y la u tenían el valor de dos letras.
§ 15. Se representará con z el sonido de c interdental, pre¬cediendo a las vocales a, o, u, o terminando sílaba; v. gr.: caza, rezo, zumo; hallazgo, diezmo, pellizco, gozne, deduzco; vejez, luz.
a) En algunos vocablos se representan también con z los sonidos ce, ci, según se acaba de decir al tratar de la c.
b) La c con una coma o virgulilla en su curva inferior (ç), letra llamada cedilla, se usó para el sonido sordo semejante y opuesto al de la antigua z sonora (v. § 2 b). Ya sólo se emplea cuando se copian textos con ortografía antigua, o en nombres extranjeros: Alençon o Alençón, Valençay, Eça de Queiroz .
ch
§ 16. a) Esta letra, compuesta en la escritura y simple en el sonido, tiene el que formamos en las palabras achaque, noche, rechinar, choza, chuzo.
b) Antiguamente se escribían con ch, dando a esta letra sonido de k, muchos vocablos procedentes del hebreo, del griego y otras lenguas; v. gr.: Cham, Machabeos, eucharistía, cherubín, máchina, Antíocho, Jesuchristo. Tales voces y todas sus seme¬jantes se escriben hoy en castellano con c ante a, o, u, r; con q y u ante e, i: Cam, Macabeos, eucaristía, querubín, máquina, Antíoco, Jesucristo.
d
§ 17. En boca de muchos castellanos la d final de sílaba o de palabra suena como z: azquirir, Madriz, saluz. Tal pronuncia¬ción, ortológicamente incorrecta, no debe reflejarse en la escri¬tura, donde es de rigor la d: adquirir, Madrid, salud.
g, j
§ 18. La g tiene dos sonidos: uno velar sonoro, como en las voces gamo, gloria, magno, y otro velar sordo, idéntico al de la j, como en gente, girar.
§ 19. Se escribirán con g:
1. º Las dicciones en que precede con sonido sonoro a las vocales a, o, u, o a cualquier consonante, sea o no líquida, o en que termina sílaba: v. gr.: gana, halago, gumía; glacial, grito; dogmático, agnación, impregnar, maligno, repugnancia, gnomon, gnóstico.
2. º Las palabras en que tiene sonido sonoro con las vocales e, i. En tal caso se pone entre la g y cualquiera de estas vocales una u, que no se pronuncia; v. gr.: guerra, guía.
a) Cuando la g y la u han de tener sonido independiente precediendo a la e o la i, es forzoso que la u lleve dos puntos encima; como en antigüedad, desagüe, lingüística, argüir.
3. º Muchas de las voces en que, entrando el sonido sordo je, ji, debe éste representarse con la letra g por razón etimoló¬gica; v. gr.: gemelo, gigante, que provienen de gemellu (m), gigante (m).
Pueden sujetarse a regla:
A) Las que principian en geo, como geógrafo, geometría geodesia.
B) Las que terminan:
1. º En la sílaba gen; como origen y margen. Exceptúase comején.
2. En gélico, genario, géneo, génico, genio, génito, gesimal, gésimo y gético y sus plurales, y los femeninos, singular y plu¬ral, que les correspondan; como angélico, sexagenario, homogé¬neo, fotogénico, ingenio, primogénito, cuadragesimal, vigésimo y apologético.
3. º En giénico, ginal, gíneo, ginoso y gismo y sus plurales, y los femeninos, singular y plural, que les correspondan; como higiénico, original, virgíneo, ferruginoso y neologismo. Excep¬túanse aguajinoso, espejismo y salvajismo.
4. º En gia, gio, gión, gional, gionario, gioso y gírico y sus plurales, y los femeninos, singular y plural, que les correspon¬dan; como magia, regia, frigia, demagogia, liturgia, litigio, re¬ligión, regional, legionario, prodigioso y panegírico.
5. º Se mantiene la g etimológica en los derivados y com¬puestos del griego logos; v. gr.: teología, lógica, lógico, patológi¬co, etc.
6. ° En ígena, ígeno, ígera, ígero y sus plurales; como indí¬gena, oxígeno, alígera y belígero.
§ 20. Se escriben también con g los infinitivos terminados en igerar, ger, gir; como morigerar, proteger, fingir, y las formas de la conjugación de estos verbos; exceptuados, por supuesto, los sonidos ja, jo, que nunca se pueden representar con la g. Así, se escribe: protege, fingía, proteja, finjo.
a) Exceptúanse desquijerar, brujir, tejer y crujir y los com¬puestos de estos dos últimos verbos.
§ 21. Se escriben con j:
1. º Las voces en que entra el sonido sordo seguido de a, o, u; verbigracia: jarro, joya, júbilo.
2. º Las dicciones con el sonido sordo seguido de e, i, que no tienen gen su origen; v. gr.: mujer, Jenaro, Jerónimo, Jimeno, que provienen de muliere (m), Januariu (m), Hieronymu (m), Si¬meone (m).
3. º Los vocablos con el mismo sonido sordo seguido de e, i, derivados de voces en que entra el de la j con las vocales a, o, u; v. gr.: cajero, cajita, de caja; lisonjear, de lisonja; cojear, de cojo; ojear, de ojo; rojear y rojizo de rojo.
4. º Las voces que terminan en aje, eje, así como sus com¬puestos y derivados: coraje, hereje, paje, encorajinar, herejía, et¬cétera. Exceptúanse ambages, compage, enálage.
5. º Las palabras que acaben en jería, como cerrajería.
6. º Las personas de los verbos cuyos infinitivos llevan esta letra; como desquijero, de desquijerar; bruje, de brujir; cruje de crujir; trabaje, de trabajar.
7. º Las personas de verbo en que por irregularidad entran los sonidos je, ji, sin que en los infinitivos haya g ni j; verbi¬gracia: aduje, adujimos, de aducir; dije, dijimos, de decir.
h
§ 22. Esta letra, que puede preceder a todas las vocales, mas no a las consonantes, no tiene hoy sonido alguno en nues¬tro idioma .
Se escriben con h:
1.º Las voces que tienen en su origen h latina, espíritu áspero griego o aspiración germánica o árabe; como haber, habilitar, hebreo, hélice, Helvecia, hemisferio, hereje, herencia, héroe, hiedra, hierba, hisopo, historia, hombre, hombro, hones¬tidad, honor, horror, hoy, huerto, huésped, humilde, humor, he¬raldo, alhaja.
a) No obstante, son muchas las palabras que se escriben sin h a pesar de la etimología: así, por ejemplo: aborrecer, arpía, asta (nombre), comprender, España, invierno, ora, aunque proce¬dan de las latinas abhorrere, harpia, hasta, comprehendere, Hispania, hibernum, hora; endecasílabo, aunque en griego tenía es¬píritu áspero; ardido, arpa, arriero, aunque las originarias voces germánicas o árabes comenzaran con aspiración, etc. En el ad¬verbio ahora, del latín hac hora, se conserva la h en la segunda sílaba, y no en la primera. También se omite detrás de t en dic¬ciones de procedencia hebrea o griega como Tamar, Atenas, or¬tografía, teatro, que antes se escribían, a la manera latina, Tha¬mar, Athenas, ortographia, theatro.
b) Acción e ilación se escriben sin h porque la primera no viene de hacer, ni la segunda de hilo o de hilar. Acción es el actio latino, proviene del supino actum; e ilación es el illatio latino, también proveniente del supino illatum.
2. º Llevan h muchas voces que en su origen tuvieron f, como haba, hacer, halcón, hambre, harina, haz, heno, heder, hermo¬so, hiel, hijo, hilo, hierro, hiere, hoja, hongo, humo, hundir, huso y sus derivados, que provienen de las latinas faba(m), fa¬cere, falcone(m), etc., y que en castellano antiguo llevaban tam¬bién f, cuya pronunciación varió con el tiempo y vino a convertirse en una aspiración que se expresaba con h, letra que ha subsistido por uso en la escritura.
3. º Las voces que en nuestro idioma se pronuncian princi¬piando con los sonidos idr, iper, ipo tenían en griego espíritu áspero, y en español se escriben con h, conforme al apartado 1.º v. gr.: hidra, hidráulico, hidrógeno, hipérbole, hiperdulía, hipó¬crita, etc.
4. º Los compuestos y derivados de los vocablos que tengan esta letra; como deshonra, compuesto de honra, y habladuría, derivado de hablador.
§ 23. Los vocablos oquedad, orfandad, osamenta y óvalo se escriben sin h porque no la tienen en su origen. Hueco, huér¬fano, hueso y huevo la llevan tan sólo por preceder al diptongo ue, según regla ortográfica adoptada en lo antiguo con el único fin de indicar que la u con que entonces se representaba el sonido de u (vocal) y de v (consonante) debía pronunciarse como vocal en tales palabras.
a) Según esta regla, lleva h toda palabra que empieza por el diptongo ue; así: huele (pero oler), huesa, Huelva, etc.
b) Exceptúanse sólo ueste (poniente) y sus derivados uesno¬rueste y uessudueste, que ya tienen poco uso, pues lo común es empezar todas estas voces con o y no con u.
c) Acerca de otras muchas voces que se escriben con h no se pueden dar reglas seguras. Consúltese el DICCIONARIO de la Academia.
i, y
§ 24. Las letras i, y representan algunos valores fonéticos comunes que a menudo se interfieren. Para su uso ortográfico basta atenerse a las reglas siguientes:
Usamos la y:
l. º Cuando es consonante: rayo, haya, cónyuge, yema, yo, yunque. Exceptúanse algunas palabras que ofrecen la combina¬ción hia, hie, como hiato, hierro (metal), hiendo (de hender), hiel, hiena, hialino, enhiesto. Hiedra y hierba pueden escribirse así, o bien yedra, yerba.
2. º En la conjunción y: Juan y María, cielo y tierra, éste y aquél.
3. º Cuando, precedida de una vocal, termina palabra: ¡ay!, estay, verdegay, Bombay, buey, ley, rey, Jubiley, convoy, estoy, soy, Godoy, muy, Ruy, etc.
a) Exceptúanse benjuí, Jeragüí y la primera persona del pretérito indefinido de los verbos de la segunda y tercera conju¬gación en que a la i terminal precede otra vocal cualquiera, forme o no diptongo con ella; v. gr.: fui, caí, recaí, leí, roí, argüí, huí.
Usamos la i:
1. º En todos los casos no previstos en las reglas anteriores: dice, salía, aire, peine, viaje, tierra, bien.
b) Es costumbre viciosa emplear en lo manuscrito como letra inicial la Y mayúscula en vez de la I. No se debe, pues, escribir Ygnacio, Ysabel, sino Ignacio, Isabel.
ll
§ 25. Con esta letra doble representamos un fonema único de articulación palatal, fricativa, sonora y lateral, como el que da principio a la última sílaba de las dicciones valla, calle, allí, caballo, Gallur.
a) Se escriben con una sola 1 ciertas palabras, como Sibila, Helesponto, Galia, Marcelo y Pólux, que antaño es escribían con dos, a la griega o latina, dando lugar a que, contra la intención de los escritores, más de un lector pronunciara, con sonido palatal de ll, Sibilla, Hellesponto, Gallia, Marcello y Pó¬fllux, y que aun hoy algunos digan o lean Caracalla.
m
§ 26. a) Esta consonante se pone siempre, y no n, antes de b y p en voces castellanas, como en ambiguo, imperio.
b) También suele la m preceder inmediatamente a n, como en indemne, himno, alumno. Pero no ocurre así en los prefijos con, en, in, que ante n conservan la suya propia: connatural, connivencia, ennoblecer, ennegrecido, innecesario, innegable.
c) En ciertas palabras es letra inicial que precede inmedia¬tamente a la n, como en mnemotecnia, mnemónico, mnemotéc¬nico; en tales palabras puede simplificarse la grafía y escribirse nemotecnia, nemónico, nemotécnico.
p
§ 27. Antiguamente, siguiendo la práctica del latín, se usa¬ba de p y h para expresar sonido de f en ciertas palabras, como phantasía, propheta, philosophía, triumpho, sulphúrico, Pharaón, Phelipe, Phidias, Paphos. Desde el siglo XIX se escriben con f to¬das las palabras de esta clase: fantasía, profeta, filosofía, Fa¬raón, etc.
b) En la combinación inicial de palabra ps-, como en psico¬logía, psitacismo, puede suprimirse la p y escribir sicología sitacismo. No obstante, la Academia considera preferible con¬servar la p.
r, rr
§ 28. La r tiene dos sonidos: uno simple, como en donaire, y otro múltiple, como en rosa.
a) El sonido simple se representa con una sola r; ver¬bigracia: cara, pereza, arpegio, perla, olivar, placer, zafir, amor.
b) El sonido múltiple se representa también con una sola r a principio de vocablo, como en razón, regla, risco, rosa, rumor, y cuando en medio de dicción va precedida de las consonantes 1, n, s, como en malrotar, honra, israelita, por no haber en cas¬tellano voz ninguna en que no sea múltiple como letra inicial o siguiendo a cualquiera de estas tres consonantes.
c) En los demás casos el sonido de r múltiple se representa con r doble (rr); v. gr.: parra, cerro, barril, cerrojo, arrullo.
d) Las voces compuestas cuyo segundo elemento comienza con r se han escrito en otro tiempo sin duplicar esta letra; pero en tales vocablos es obligatorio emplearla doble para facilitar la lectura; v. gr.: andarríos, contrarréplica, prorrata, vicerrector.
u
§ 29. Sobre el uso de esta letra, véase lo que se ha dicho al tratar de la g y de la q.
w
§ 30. Sobre el empleo de esta letra ajena al alfabeto espa¬ñol, véase el § 10.
x
§ 31. Con esta letra se representaban antiguamente dos fo¬nemas: uno simple, del cual se ha tratado en el § 2 b), y otro compuesto, parecido al de la k o la g seguidas de s. Ya sólo se emplea con este último, como en axioma, convexo, excelente, exuberancia, laxo.
a) Se reconoce que la pronunciación ks, gs de la x se sim¬plifica frecuentemente en s, aun dentro de la pronunciación co¬rrecta, en interior de palabra entre vocal y consonante (extremo, excusión, exposición), así como en principio de palabra (xilo¬grafía, xenofobia), sin que por esto deba proscribirse la pronun¬ciación completa del grupo consonántico. Es obligatorio, en todos estos casos, mantener la x ortográfica, de acuerdo con la etimología.
b) Pueden escribirse indistintamente con x o con j los nom¬bres geográficos México o Méjico, Oaxaca u Oajaca, y algunos más, así como sus derivados (mexicano o mejicano); pero la pro¬nunciación es siempre la propia de j, esto es, como fonema velar fricativo sordo (1).
Peculiaridades de los nombres propios
§ 32. En todas las reglas anteriores hay las excepciones de los nombres propios extranjeros no castellanizados, los cuales se escriben como en la lengua originaria; v. gr.: Dobbio, Grabbe, Abbevilla o Abbeville, Gábbata, Altenberg, Gronberg, Hartzen¬busch, Kronborg, Havre, etc. Son muchos los nombres geográ¬ficos que el uso ha adaptado a la pronunciación y a la grafía española desde fecha más o menos antigua. Sirvan de ejemplo los siguientes: Basilea, Berna, Bolonia, Burdeos, Colonia, Di¬namarca, Estocolmo, Ginebra, Londres, Marsella, Nápoles, Nueva York, Ródano, Sena, Suiza, Támesis, Tubinga, Turín, Varsovia, etc. Con respecto a la acentuación gráfica de estos nombres, véase el § 41 b).
Por otra parte, en ciertos nombres propios españoles el in¬flujo de tradiciones peculiares mantiene a veces grafías ajenas a las reglas generales: Balparda, los apellidos Rivadavia, Rivera, Rivero, Fernández de Córdova, Ximénez o Giménez, el nombre Xavier, etc. (junto a los normales Valdepeñas, Ribadavia (nombre de lugar), Ribera, Ribero, Córdoba, Jiménez, Javier).
CAPITULO III
DE LOS ACENTOS
§ 33. Se llama acento ortográfico, o simplemente acento, una rayita oblicua (') que baja de derecha a izquierda del que es¬cribe, y se pone, en los casos que se dirán, sobre la vocal de la sílaba donde carga la fuerza en la pronunciación del vocablo.
a) Para el uso de los acentos hay que recordar que en las dicciones castellanas puede cargar la pronunciación, ya en la últi¬ma, ya en la penúltima, ya en la antipenúltima sílaba; como en este ejemplo: citará, citara y cítara. A la primera de estas tres cla¬ses llamamos voces agudas; a la segunda, llanas o graves, y a la tercera, esdrújulas. También las hay llamadas sobresdrújulas, y son las que llevan el acento hasta tres y aun cuatro sílabas antes de la última; como fériamela, dábasemelo.
b) Debe tenerse en cuenta que, a los efectos ortográficos, para que haya diptongo es preciso que las vocales extremas, i, u se junten entre sí o con cualquiera de las de articulación interme¬dia e, a, o; v. gr.: viuda, ruido, jaula, Juana, cielo, fuego, odio, salvo lo indicado en los §§ 36 y 37. Para mejor inteligencia de esta nomenclatura, añadiremos que la i es la vocal de articulación extrema anterior o palatal; la u, la extrema posterior o velar. Las demás, por el mismo orden con que han sido enumeradas, se producen en la zona articulatoria intermedia de la cavidad bucal.
c) Téngase presente, además, que para que haya triptongo se han de unir dos vocales extremas a una intermedia, como en buey, amortiguáis, despreciéis.
d) La Fonología estudia las condiciones en que dos vocales intermedias pueden formar hiatos o diptongos consolidados, va¬cilantes u ocasionales en la pronunciación. Pero, como queda dicho, para las reglas del acento gráfico, nunca forman diptongo: Bilbao, poeta, decae.
§ 34. Con estos antecedentes fonológicos es muy fácil la aplicación de las reglas que siguen para el buen uso del acento ortográfico.
l. ª a) Las voces agudas de más de una sílaba se acen¬túan si terminan en vocal: bajá, café, alhelí, dominó, alajú; ama¬rá, tendré, partí, huyó; Alá, José, Ceutí, Mataró, Perú.
b) Si acaban en consonante, no se acentúan: querub, vivac, merced, reloj, laurel, azahar, cenit, carcaj o carcax, verdegay, arroz; amad, temed, partid, cesar, romper, venir; Horeb, Haba¬cuc, Abenabed, Calaf, Bangkok, Estambul, Edom, Estañ, Polop, Candahar, Calicut, Guadix, Godoy, Ormuz, Isern, Canals.
c) La y final, aunque suena como semivocal, se considera como consonante para los efectos de la acentuación; también la u semivocal. Véase § 36, b).
d) Exceptúanse las que acaban en las consonantes n o s solas, es decir, no agrupadas con otra consonante: alacrán, andén, espadín, cascarón, atún, amarán, temerán, partirán, tam¬bién, ningún, según, Amán, Durán, Bailén, Albaicín, Cicerón, Sahagún; compás, revés, anís, semidiós, patatús; verás, prevés, compartís; además, atrás, jamás, Barrabás, Moisés, París, Ojós, Jesús; pero Isern, Canals.
2. ª a) Las voces llanas terminadas en vocal, no se acen¬túan: ala, bufete, casi, obscuro; imagina, teme, domino, regulo; España, Oñate, Amalfi, Jacobo, Aramburu.
b) Si acaban en consonante, se acentúan: césped, huésped, cárcel, dátil, mármol, Setúbal; alcázar, carácter, mártir, crémor; alférez; Alcácer, Válor, César, Otívar, Isbor, Dúdar; Fernández, Enríquez, Ordóñez, Túnez.
c) Exceptúanse las que acaban en las consonantes n o s no agrupadas con otra consonante: margen, virgen, volumen; aman, bailan, duran, pensaron, dieren, cascaron; Tasman, Carmen, Yemen, Franklin, Bacon, Oyarzun; martes, jueves, sintaxis, crisis, dosis, virus, campanas, veras, diamantes, ojos; adoras, vences, huyes, amaras, temieras, partieres, amaremos; Lucas, Cervantes, Peris, Carlos, Nicodemus; pero fórceps, bíceps.
3. ª Todos los esdrújulos se acentúan: máquina, apéndice, diócesis, pámpano, régulo, jícara, tórtola, música, fulmíneo, héroe, celebérrimo, eminentísimo; trabajábamos, quisiéramos, viéremos; Málaga, Cáceres, Ástigi, Peñíscola, Píramo, Sócrates, Dánae, On¬dárroa. Véase además § 39.
§ 35. El encuentro de las vocales intermedias y extremas, la acentuación con que en la cláusula se diferencian unos vocablos de otros de igual estructura y la formación de voces compuestas dan motivo a las siguientes excepciones y explicaciones respecto de las reglas ya sentadas.
Se declara que la h muda colocada entre dos vocales no impide que éstas formen diptongo: desahu-cio, sahu-merio. En consecuencia, cuando alguna de dichas vocales, por virtud de la regla general, haya de ir acentuada, se pondrá el acento orto¬gráfico como si no existiese la h: vahído, búho, rehúso, prohíben, ahíto, ahúman.
§ 36. Cuando una vocal extrema tónica va delante o detrás de una vocal intermedia átona, no hay diptongo, sino hiato, y la vocal tónica llevará acento ortográfico. Ejemplos en voces agu¬das: país, raíz, ataúd, baúl, Baús, Saúl. En voces llanas: poesía, desvarío, falúa, dúo, tenía, sería, día, mía, pía, pío, píe, acentúo, García, Darío, Benalúa, considerarías, desvaríos, insinúan, con¬tinúan, tenían, Isaías, Jeremías.
b) Los vocablos agudos terminados en los diptongos -ay, -ey, -oy, -uy, au, eu, ou, se escribirán sin tilde: taray, virrey, convoy, maguey, Uruguay, Espeluy, Sanuy; Aribau, Bayeu, Sa¬you. Túy, bisílabo y llano, lleva tilde sobre la u.
c) Las palabras que terminan en una vocal extrema tónica seguida de un diptongo y s final, lo cual ocurre en ciertas per¬sonas verbales, llevarán acento ortográfico en dicha vocal extre¬ma: comprendíais, decíais.
d) Siguen la regla general de no acentuarse los vocablos llanos que finalizan en diptongo o en dos vocales intermedias, vayan o no seguidas de n o s final: v. gr.: patria, seria, tenia, delirio, sitio, agua, fatuo, averigua, acaricia; bacalao, deseo, canoa, corroe, Bidasoa, Feijoo, Campoo, provee; albricias, parias, fatuos, lidian, amortiguan, trataseis, leyereis, Climas, Esquivias, Titaguas; deseos, canoas, corroen.
e) Las terminaciones uo, ua, ue, cuando ninguna de sus vo¬cales es tónica, se consideran siempre diptongo a efectos ortográ¬ficos, cualquiera que sea su pronunciación real. Se entiende, pues, que son llanas y no deben llevar tilde en la vocal tónica tanto palabras como agua, ambiguo, antiguo, exiguo, fragua, exangüe, bilingüe, que siempre se pronuncian con diptongo, cuanto congrua, ingenuo, superfluo, donde la pronunciación vacila entre el diptongo y el hiato.
f) Siguen la regla general, con tilde en su vocal tónica, las palabras esdrújulas que terminan en dos vocales intermedias: contemporáneo, idóneo, línea.
§ 37. a) Cuando una vocal intermedia tónica va delante o detrás de vocal extrema átona y ambas forman diptongo, la acentuación gráfica de éste, caso de ser necesaria con arreglo al § 34, irá sobre la vocal intermedia: buscapié, acaricié, averiguó, parabién, después, veréis, Navascués, Rupiá, Sebastián; Guájar, Huércal, Liétor; piélago, murciélago, Cáucaso, cuévano.
b) Cuando una vocal intermedia tónica va detrás de vocal extrema átona sin formar con ella diptongo fonético, la tónica llevará acento gráfico en las condiciones señaladas por las re¬glas l.ª a) y d) del § 34; así en deslié, situó, etc., y en bisílabos como los pretéritos cié, ció, crié, crió, fié, fió, frió, guié, guió, lié, lió, pié, pió, pué, puó, rió, rué, ruó, trié, trió, los substantivos guión, Sión, truhán, el adjetivo pión, etc.
c) La combinación ui sólo llevará acento gráfico, que irá sobre la i, cuando lo pidan las reglas l. ª a) y 3.a del § 34: así en huí, fluí (ambos bisílabos y agudos), construí, atribuí, benjuí, ca¬suístico, jesuítico, etc.; pero huid, huir, fluid, fluir, construir, atribuir, casuista, jesuita no llevarán tilde, de conformidad con el § 34, l.ª b) y 2.a a).
d) Las formas verbales fue, fui, dio, vio, se escribirán sin tilde, según la regla general de los monosílabos.
e) La partícula aun llevará tilde (aún) y se pronunciará como bisílaba cuando pueda sustituirse por todavía sin alterar el sen¬tido de la frase: aún está enfermo; está enfermo aún. En los demás casos, es decir, con el significado de hasta, también, in¬clusive (o siquiera, con negación), se escribirá sin tilde: aun los sordos han de oírme; no hizo nada por él ni aun lo intentó.
f) El triptongo se acentúa en la vocal intermedia: despre¬ciáis, apreciéis, amortiguáis, averigüéis.
§ 38. a) Los monosílabos nunca necesitarían llevar el acento escrito, pues no pueden acentuarse sino en la única sílaba que tienen: no obstante, se escribe el acento cuando existen dos monosílabos iguales en su forma, pero con distinta función gra¬matical, en una de las cuales lleva acento fonético y en otra es átono; v. gr.: el, artículo, y él, pronombre, mi, tu, pronombres posesivos, y mí, tú, pronombres personales; mas, conjunción adversativa, y más adverbio de comparación; si, conjunción condicional, y sí, pronombre y adverbio de afirmación; de, pre¬posición, y dé, tiempo del verbo dar; se, pronombre átono, y sé, persona de los verbos ser y saber. Ejemplos: EL bullicio para ÉL; MI casa para Mí; Tú no haces bien en no cejar en TU porfía; toma un duro, MAS no pidas Más; cada uno para sí; si me lo pre¬guntan, diré que Sí; DÉ vida el Cielo al padre DE mi amigo; SÉ mi guía, porque no SÉ lo que SE debe hacer.
b) La preposición a y las conjunciones e, o, u, que no llevan acento fonético, tampoco deben llevarlo escrito. No obstante, lo llevará escrito la conjunción o cuando, por hallarse inmediata a cifras, pudiera confundirse con el cero; así, 3 ó 4 nunca podrá tomarse por 304.
c) La palabra solo, en función adverbial, podrá llevar acen¬to ortográfico si con ello se ha de evitar una anfibología: le en¬contrarás solo en casa (en soledad, sin compañía); le encontrarás sólo en casa (solamente, únicamente).
d) Los pronombres éste, ése, aquél, con sus femeninos y plurales, llevarán normalmente tilde, pero será lícito prescindir de ella cuando no exista riesgo de anfibología. Existiría este riesgo en la oración siguiente: Los niños eligieron a su gusto, éstos pasteles, aquéllos bombones. Con tilde, éstos y aquéllos re¬presentan niños; sin tilde, estos y aquellos son determinativos de pasteles y bombones, respectivamente.
e) Los relativos que, cual, quien cuyo, y los adverbios cuando, cuan, cuanto, como y donde llevarán tilde en las oraciones interrogativas y exclamativas, v. gr.: ¿qué quieres?, ¿quiénes son estos señores?; Pregúntale cuánto vale; Dime cuándo volverás; ¡Qué bien lo mereces!; ¡Cuán apacibles se deslizan las horas!; ¡Cuánto le ama!; ¡Cómo se alegraron todos!; ¿Dónde vive usted?
-He reñido a un hostelero.
-¿POR QUÉ?, ¿DÓNDE?, ¿CUÁNDO, ¿CÓDIO?
-Porque donde cuando como,
Sirven mal, me desespero.
(TOMÁS DE IRIARTE.)
§ 39. Los tiempos de verbo que llevan acento ortográfico lo conservan aun cuando acrecienten su terminación tomando un enclítico; v. gr.: pidióme, conmovíla, rogóles, convenciólos, andaráse. También se acentúan cuando del conjunto resultan vocablos esdrújulos y sobresdrújulos: ríase, búscalo, diciéndo¬me, antójasele, habiéndosenos, mírala.
§ 40. Cuando un vocablo simple entre a formar parte de un compuesto como primer elemento del mismo, se escribirá sin el acento ortográfico que como simple le habría correspondido: decimoséptimo, asimismo, rioplatense, piamadre.
b) Se exceptúan de esta regla los adverbios en -mente, porque en ellos se dan en realidad dos acentos fonéticos: uno en el adjetivo y otro en el nombre mente. La pronunciación de estos adverbios con un solo acento, es decir, como voces llanas, ha de tenerse por incorrecta. Se pronunciará, pues, y se escribirá el adverbio marcando en el adjetivo el acento que debiera llevar como simple: ágilmente, cortésmente, lícitamente.
c) Los compuestos de verbo con enclítico más complemento (tipo sabelotodo) se escribirán sin el acento que solía ponerse en el verbo: curalotodo, metomentodo.
d) En los compuestos de dos o más adjetivos unidos con guión, cada elemento conservará su acentuación fonética y la ortográfica, si le correspondiere: hispano-belga, anglo-soviético, cántabro-astur, histórico-crítico-bibliográfico. Sobre el uso del guión en los compuestos, véase el § 53, 7. º y 8. º.
§ 41. Los términos latinos usados en nuestra lengua, se acentuarán con sujeción a las leyes fonéticas para las voces cas¬tellanas: tránseat, ítem, accésit, memorándum, exequátur, tedéum, réquiem.
b) Los nombres propios extranjeros se escribirán, en ge¬neral, sin ponerles ningún acento que no tengan en el idioma a que pertenecen; pero podrán acentuarse a la española cuando lo permitan su pronunciación y grafía originales: Schlegel o Shlé¬gel, Wagner o Wágner, Schubert o Shúbert; Lyon o Lyón, Wind¬sor o Wíndsor. Si se trata de nombres geográficos ya incorpora¬dos a nuestra lengua o adaptados a su fonética, tales nombres no se han de considerar extranjeros y habrán de acentuarse gráfica¬mente de conformidad con las leyes generales: París, Berlín, Turín, Nápoles, Támesis.
§ 41 bis. Como se indicó en el § 6, apartado 15; el uso de mayúscula no quita la obligatoriedad de la tilde exigida por las normas del presente capítulo. Son, por lo tanto, preceptivos ÁFRICA o África, ÓRGIVA u Órgiva, PRÁDANOS, MON¬TÁNCHEZ, PALAMÓS, etc., que sin tilde podrían leerse con acentuación equivocada.
§ 42. Tres clases de acentos se hallan en nuestras ediciones antiguas: el que usamos hoy, ápice o virgulilla oblicua de de¬recha a izquierda, y al cual llamamos acento agudo ('); el tra¬zado en dirección contraria, es decir, de izquierda a derecha, y al que decimos grave (`), y el compuesto de ambos, denomi¬nado circunflejo (^). De estos signos, heredados del latín, echa¬ban mano sin discernimiento ninguno las imprentas para las ediciones castellanas; y de aquí el verse empleados los tres con el oficio que hoy sólo tiene el agudo. En el siglo XVIII se trató de que el acento circunflejo sirviese para indicar cuándo la ch debía pronunciarse con el sonido de k y la x con el de ks o gs y no con el de j; imprimíase, pues, Châm, Bachô, monarchîa, etc.; exâmen, conêxo, etc. Mas como a poco dejase de tener dos ofi¬cios cada una de estas letras, cayó en desuso el empleo del circunflejo como signo puramente diacrítico.
CAPITULO IV
DE LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN Y NOTAS AUXILIARES
§ 43. Hay necesidad de signos de puntuación en la escritu¬ra, porque sin ellos podría resultar dudoso y obscuro el signifi¬cado de las cláusulas.
Los que se usan en castellano son éstos: coma (,), punto y coma (;), dos puntos (:), punto (.), puntos suspensivos (...), principio de interrogación (¿), fin de interrogación (?), principio de admiración (¡), fin de admiración (!), paréntesis (), diéresis o crema (• • ), comillas (« »; " "; < >; ‛’; ٬’), guión (-), raya (-), dos rayas (=). La coma , los puntos y paréntesis indican las pausas más o menos cortas que en la lectura sirven para dar a conocer el sentido de las frases; la interrogación y la admiración denotan lo que expresan sus nombres, y la segunda, además, queja, énfasis o encarecimiento; la diéresis sirve en unos casos para indicar que la u tiene sonido, como ya se ha dicho (v. § 19, 2.º a), y en otros se puede emplear para deshacer un diptongo; las comillas señalan las citas, o dan significado especial a las pa¬labras que comprenden; el guión es signo de palabra incom-pleta; la raya lo es de diálogo o de separación de palabras, cláusulas o párrafos; las dos rayas sólo se usan ya en las copias para denotar los párrafos que en el original van aparte, o como signo de igualdad.
DE LA COMA
§ 44. 1.º El nombre, en vocativo, llevará una coma detrás de sí cuando estuviere al principio de lo que se diga, y en otros casos la llevará antes y después; por ejemplo: ¡Cielos, valedme!; Julián, óyeme; repito, Julián, que oigas lo que te digo.
2.º Siempre que en lo escrito se empleen dos o más partes de la oración consecutivas y de una misma clase, se separarán con una coma para que al leerlas haya de hacerse una leve pausa que separe su sentido, a excepción de los casos en que mediare alguna de las conjunciones y, ni, o; como Juan, Pedro Y Antonio; sabio, prudente Y cortés; vine, vi Y vencí; NI el joven NI el viejo; bueno, malo O mediano.
3.º Divídense con ella los varios miembros de una cláusula independientes entre sí, vayan o no precedidos de conjunción: Todos mataban, todos se compadecían, ninguno sabía detenerse. Al apuntar el alba cantan las aves, y el campo se alegra, y el ambiente cobra movimiento y frescura.
4.º Cuando una oración se interrumpe, ya para citar o in¬dicar el sujeto o la obra de donde se ha tomado, ya porque se inserta como de paso otra que aclara o amplía lo que se está diciendo, tales palabras, que suspenden momentáneamente el relato principal, se encierran entre dos comas; v. gr.: Los vien¬tos del Sur, que en aquellas abrasadas regiones son muy frecuen¬tes, ponen en grave conflicto a los viajeros. La verdad, escribe un político, se ha de sustentar con razones y autoridades. En este último ejemplo pueden usarse también la raya o el paréntesis, v. §§ 50 y 54, 2.°
b) Por igual motivo suelen ir precedidas y seguidas de coma las expresiones esto es, es decir, en fin, por último, por consiguiente, sin embargo, no obstante y otras parecidas: La enfermedad parece grave, es decir, más grave de lo que esperá¬bamos. Tales incidentes, sin embargo, no se repitieron por en¬tonces.
5.º Cuando se invierte el orden regular de las oraciones de la cláusula, adelantando lo que había de ir después, debe ponerse una coma al fin de la parte que se anticipa; v. gr.: Don¬de interviene conocerse las personas, tengo para mí, aunque simple y pecador, que no hay encantamento alguno. Como el orden regular de este ejemplo de CERVANTES, Quijote, I, 37, sería: No hay encantamento alguno donde interviene conocerse las personas, importa para la claridad que se haga una breve pausa en personas, la cual se indica con la coma. Pero es de advertir que en las transposiciones cortas y muy perceptibles no se ha de poner esta señal.
DEL PUNTO Y COMA
§ 45. 1.º Cuando los miembros de un período constan de más de una oración, por lo cual, o por otra causa, llevan ya alguna coma, se separarán con punto y coma unos y otros; por ejemplo: Vinieron los aquilones de noviembre, glaciales y recios; arrebataron sus hojas a los árboles, llevándolas, ya rodando por la tierra, ya volando entre nubes de grueso polvo; se guareció el rabadán en su cabaña, y el labrador en su alquería; la nieve, descendiendo espesa sobre el monte y el valle, borró los caminos, llenó los barrancos y cubrió con su triste blancura todos los ma¬tices del suelo, toda la variedad riquísima de la Naturaleza.
2.º En todo período de alguna extensión se pondrá punto y coma antes de las conjunciones adversativas mas, pero, aun¬que, etc.; v. gr.: Salieron los soldados a media noche y anduvie¬ron nueve horas sin descansar; pero el fatal estado de los cami¬nos malogró la empresa. Cuando la cláusula sea corta, bastará una simple coma antes de la conjunción; como en vendrá, pero tarde; lo hizo, aunque de mala gana.
3° Siempre que a una oración sigue, precedida de con¬junción, otra oración que, en orden a la idea que expresa, no tiene perfecto enlace con la anterior, hay que poner al fin de la primera punto y coma, según lo aclarará el ejemplo siguiente: Pero nada bastó para desalojar al enemigo, hasta que se abrevió el asalto por el camino que abrió la artillería; y se observó que uno sólo, de tantos como fueron deshechos en este adoratorio, se rindió a la merced de los españoles (SOLÍS, Historia de Nueva España, III, 7). Si después de la palabra artillería sólo se pusiese coma, la oración y se observó, etc., vendría regida de la prepo¬sición hasta y cambiaría mucho el sentido.
DE LOS DOS PUNTOS
§ 46. 1.º Cuando se enuncia una proposición general y en seguida se comprueba y explica con otras oraciones, se la se¬para de éstas por medio de los dos puntos; como, por ejemplo:
No aflige a los mortales vicio más pernicioso que el juego: por él gentes muy acomodadas han venido a parar en la mayor miseria, y aun en el patíbulo; por él, además del caudal, pierde el hombre la vergüenza y hasta la estimación de sí propio.
2.º Cuando a una o varias oraciones sigue otra que es consecuencia o resumen de lo que antecede, ésta se ha de sepa¬rar con dos puntos, como en el ejemplo que sigue: Aquel que por sus riquezas y esplendor fue tan aplaudido como envidiado cuando entraba triunfante por las puertas de Constantinopla, y cuyo nombre era respetado y temido desde la capital del Im¬perio hasta el confín de los arenales de la Libia, murió ciego, pobre, olvidado y mendigando su alimento de puerta en puerta: ¡raro y espantoso ejemplo de las vicisitudes de la fortuna!
3.º En los decretos y sentencias, bandos y edictos se ponen dos puntos al final de cada motivo o fundamento de la resolu¬ción, aunque éstos van en párrafos distintos y principian con letra mayúscula. En certificaciones y memoriales también se ponen dos puntos antes de ciertos párrafos con letra inicial mayúscula.
4.º Citando palabras textuales, se han de poner dos puntos antes del primer vocablo de la cita, el cual suele principiar con mayúscula; v. gr.: Cicerón en sus Oficios dice a este propósito lo siguiente: No hay cosa que tanto degrade al hombre como la envidia.
5.° También se emplean los dos puntos después del Muy señor mío y otras expresiones semejantes con que se suele dar principio a las cartas; v. gr.: Muy señor mío: Le agradeceré se sirva tomar a su cargo, etc.; Mi distinguido amigo: En contesta¬ción a su carta de ayer, etc. Después de los dos puntos se escribe indistintamente con letra mayúscula o minúscula el vocablo que sigue.
DEL PUNTO
§ 47. Se pone punto cuando el período forma sentido com¬pleto, en términos de poderse pasar a otro nuevo sin quedar pendiente la comprensión de aquél. Es la mayor pausa sintác¬tica que la ortografía señala. En la lectura, la duración de la pausa indicada por el punto puede variar más o menos, según el sentido y la interpretación del lector; pero en todo caso, es ma¬yor que la que señalan la coma y el punto y coma.
En la escritura, se le llama punto y seguido (o punto seguido) cuando el texto continúa inmediatamente después del punto en el mismo renglón, o en el siguiente sin blanco inicial; y punto y aparte (o, punto aparte), cuando termina párrafo, y el texto con¬tinúa en otro renglón más entrado o más saliente que los demás de la plana. Los períodos separados por punto y seguido tienen entre sí mayor relación, en cuanto a continuidad del pensamiento, que los separados por punto y aparte. Por último, punto final es el que acaba un escrito o una división importante del texto (parte, capítulo, etc.).
Ejemplos.
Entrando en la dehesa de los Caballos, Platero ha comen¬zado a cojear. Me he echado al suelo...
-Pero hombre, ¿qué te pasa?
Platero ha dejado la mano derecha un poco levantada, mos¬trando la ranilla, sin fuerza y sin peso, sin tocar casi con el casco la arena ardiente del camino.
Con una solicitud mayor, sin duda, que la del viejo Darbón, su médico, le he doblado la mano y le he mirado la ranilla roja. Una púa larga y verde, de naranjo sano, está clavada en ella como un redondo puñalillo de esmeralda. Estremecido del dolor de Platero, he tirado de la púa; y me lo he llevado al pobre al arroyo de los lirios amarillos para que el agua corriente le lama, con su larga lengua pura, la heridilla.
Después hemos seguido hacia la mar blanca, yo delante, él detrás, cojeando todavía y dándome suaves topadas en la espalda.
(J. RAMÓN JIMÉNEZ, Platero y yo)
DE LOS PUNTOS SUSPENSIVOS
§ 48. 1.º Cuando conviene al escritor dejar la oración in¬completa y el sentido suspenso, lo denota con los puntos suspensi¬vos; v. gr.: Él concitó la plebe contra los patricios; él acaudilló y juramentó a los mozos más corrompidos y perversos de la Re-pública para subvertirla con su auxilio; él sobornó con oro y con promesas... Pero ¿a qué repetir lo que a todos es notorio?
2.º Si en una cláusula de completo sentido gramatical se necesita pararse un poco, expresando temor o duda, o para sor¬prender al lector con lo inesperado de la salida, se indicará la pausa con puntos suspensivos; v. gr.: ¿Le diré que ha muerto su padre?... No tengo valor para tanto. -Se citó a junta, dis¬tribuyéronse centenares de esquelas, y llegamos a reunirnos... cuatro personas.
3.º También se usan dichos puntos cuando se copia algún texto o autoridad que no hace al caso insertar íntegros, indicando así lo que se omite.
DE LA INTERROGACIÓN Y LA ADMIRACIÓN
§ 49. 1.° Los signos de interrogación y de admiración se ponen al principio y al fin de la oración que deba llevarlos: ¿Dónde estás? ¿A qué vienes? ¿Te veré mañana? ¡Qué asombro! ¡Ay de mí!
2.º Si las oraciones con interrogación o admiración son varias, breves y seguidas, no hay necesidad de que, exceptuada la primera, empiecen con mayúscula: ¿Dónde has estado?; ¿qué has hecho en tantos días?; ¿cómo no te pusiste en camino así que recibiste mi carta? ¡Cuánto engaño!; ¡cuánta perfidia!; ¡qué imprudencia!
3.º Cuando lo escrito después de la interrogación o la ad¬miración fuere complemento de la pregunta o de la frase admi¬rativa, no comenzará con letra mayúscula: ¿Digo yo que no ten¬gas razón?, contestó Blas a Diego. ¡A las armas!, gritaron todos.
4.º a) El signo de principio de interrogación o admiración se ha de colocar donde empieza la pregunta o el sentido admira¬tivo, aunque allí no comience el período; v. gr.: Privado del ra¬cional discurso, ¿qué es el hombre sino una criatura desvalida, in¬ferior a los brutos? Y si la caprichosa fortuna lo encumbra en alto puesto, ¡cuántas lágrimas y ruina y sangre le cercarán en torno!
b) El signo de principio de interrogación o admiración re¬fleja el movimiento de la entonación en las frases de este tipo, da claridad a la escritura, y no debe suprimirse por imitar, con mal acuerdo, la ortografía de lenguas extranjeras, que sólo usa el signo final.
5.º Hay cláusulas que son al par interrogativas y admira¬tivas, y en ellas habrá de ponerse nota de admiración al prin¬cipio y de interrogación al fin, o viceversa: ¡Que esté negado al hombre saber cuándo será la hora de su muerte? ¿Qué persecu¬ción es ésta, Dios mío!
DEL PARÉNTESIS
§ 50. 1.º Cuando se interrumpe el sentido y giro del dis¬curso con una oración aclaratoria o incidental y ésta es larga o tiene conexión escasa con lo anterior, se encierra dentro de un paréntesis, como en el siguiente ejemplo: Acostados todos en un género de lechos que rodeaban la mesa (pues los romanos comían tendidos y soslayando el cuerpo sobre el codo izquierdo), em¬pezó a echarles en cara la tibieza de su fe, etc.
a) En este ejemplo se ha puesto coma después del parén¬tesis porque allí finaliza el miembro del período con que va unida la oración comprendida en el paréntesis; y al fin de él o dentro se ha de usar, además, la puntuación que la cláusula necesitare. Cuando el paréntesis termine la cláusula de que de¬pende, el punto correspondiente irá fuera.
2.º En las obras dramáticas suele encerrarse entre parén¬tesis lo que los interlocutores dicen aparte. Para que tales pa¬réntesis no se confundan con otros, convendría valerse de los rectangulares, en esta forma [ ], que algunos impresores usaban en el siglo pasado. El punto final de los apartes va colocado dentro del paréntesis.
a) Empléase también el paréntesis curvo para encerrar en él noticias o datos aclaratorios, explicaciones de abreviaturas, et¬cétera; y el rectangular, para indicar en la copia de códices o ins¬cripciones lo que falta en el original y se suple conjeturalmente. Ejemplos: El hijo del rayo de la guerra, Carlos V (D. Juan de Austria). Perdió Boabdil a Granada en la héjira 897 (1492). Imp(eratori) Caes(ari) [Nervae] Traiano [Aug(usto)] p(ontifici) m(aximo), etc.
DE LA DIÉRESIS O CREMA
§ 51. 1.º El uso de la diéresis sólo es preceptivo para indi¬car que ha de pronunciarse la u en las combinaciones gue, gui: pingüe, pingüino, vergüenza, argüir.
2.º En poesía tiene algún uso la crema puesta sobre la primera vocal de un diptongo, para deshacerlo y dar a la palabra una sílaba más; v. gr.: f ï-el, rü-i-do, sü-a-ve.
DE LAS COMILLAS
§ 52. Para distinguir las palabras sobre las cuales quiere el que escribe llamar particularmente la atención del lector, se sub¬rayan en lo manuscrito; y en lo impreso se ponen de letra cur¬siva, y a veces con versales u otras que resalten por su figura o su tamaño. Se practica lo mismo con las voces o citas en idioma extranjero, con el texto literal de citas en castellano, con los títulos de libros y con las dicciones y cláusulas que en las obras de enseñanza y otras se ponen por ejemplo. Mas cuando las cláusulas de este género tienen alguna extensión o llenan varias líneas, se les suele poner comillas inversas al principio, y en ocasiones al fin; y a veces también comillas ordinarias al principio de cada uno de los renglones que ocupan; v. gr.: Dice un escritor célebre: "El hombre tiene aptitud, por su naturaleza," para habitar en todos los países del mundo: en los arenales del "desierto, en los montes más encumbrados, en los climas polares” puede vivir y propagarse. No así los animales, que sujetos a "más estrechos límites, perecen fuera de ellos o arrastran vida” penosa."
b) Las comillas simples (‛’ o ٬’) se usan al principio y al final de una palabra o frase incluidas como cita o puestas de re¬lieve dentro de un texto entrecomillado más extenso. También se emplean para indicar que una palabra está usada en su valor conceptual o como definición de otra, ejemplo: «Espiar» 'acechar' no significa lo mismo que «expiar» una falta.
DEL GUIÓN
§ 53. Cada vocablo de por sí, ya simple, como guardia, po¬ner, ya compuesto, como salvaguardia, reponer, se ha de escribir aislado, o con entera separación del que le preceda o siga.
En la escritura hay necesidad muchas veces de dividir una palabra, y entonces se ha de observar lo siguiente:
1.º Cuando al fin del renglón no cupiere un vocablo entero, se escribirá sólo una parte, la cual siempre ha de formar sílaba cabal. Así, las palabras con-ca-vi-dad, pro-tes-ta, sub-si-guíen-te, podrán dividirse a fin de renglón por donde señalan los guiones que van interpuestos en dichas voces, mas no de otra suerte.
a) Esto no obstante, cuando un compuesto sea claramente analizable como formado de palabras que por sí solas tienen uso en la lengua, o de una de estas palabras y un prefijo, será potestativo dividir el compuesto separando sus componentes, aunque no coincida la división con el silabeo del compuesto. Así podrá dividirse no-sotros o nos-otros, de-samparo o des¬amparo.
2.º Como cualquier diptongo o triptongo no forma sino una sílaba, no deben dividirse las letras que lo componen. Así, se escribirá gra-cio-so, tiem-po, no-ti-ciáis, a-ve-ri-güéis.
3.° Cuando la primera o la última sílaba de una palabra fuere una vocal, se evitará poner esta letra sola en fin o en principio de línea.
4.° Cuando al dividir una palabra por sus sílabas haya de quedar en principio de línea una h precedida de consonante, se dejará ésta al fin del renglón y se comenzará el siguiente con la h: al-baraca, in-humación, clor-hidrato, des-hidratar.
5.º En las dicciones compuestas de preposición castellana o latina, cuando después de ella viene una s y otra consonante además, como en constante, inspirar, obstar, perspicacia, se han de dividir las sílabas agregando la s a la preposición y escri¬biendo, por consiguiente, cons-tan-te, ins-pi-rar, obs-tar, pers-pi¬ca-cia.
6.º La ch y la ll, letras simples en su pronunciación y com¬puestas en su figura, no se desunirán jamás. Así, co-che y ca-lle se dividirán como aquí se ve. La erre (rr) se halla en el mismo caso, y por ello debe cesar la costumbre de separar los dos signos de que consta, y habrán de ponerse de esta manera: ca-rre-ta, pe-rro.
7.° Cuando los gentilicios de dos pueblos o territorios for¬men un compuesto aplicable a una tercera entidad geográfica o política en la que se han fundido los caracteres de ambos pueblos o territorios, dicho compuesto se escribirá sin separación de sus elementos: hispanoamericano, checoslovaco, afroantillano. En los demás casos, es decir, cuando no hay fusión, sino oposición o contraste entre los elementos componentes, se unirán éstos con guión: franco-prusiano, germano-soviético.
8.º Los compuestos de nueva creación en que entren dos adjetivos, el primero de los cuales conserva invariable la termi¬nación masculina singular, mientras el segundo concuerda en gé¬nero y número con el nombre correspondiente, se escribirán uniendo con guión dichos adjetivos: tratado teórico-práctico, lección teórico-práctica, cuerpos técnico-administrativos.
DE LA RAYA
§ 54. 1.° Este signo se emplea en los diálogos, como pue¬de verse en el ejemplo siguiente: Maravillado el capitán del valor de aquel soldado, le mandó venir a su presencia y le dijo: -¿Cómo te llamas? -Andrés Pereda, contestó el valiente.- ¿De dónde eres? -De Castilla. -¿De qué pueblo? -De Bercimuel.
2.º Empléase también al principio y al fin de oraciones in¬tercalares no pertenecientes al período cuyo decurso interrumpen: Los celtíberos -no siempre habían de ser juguete de Roma¬ocasionaron la muerte de los dos Escipiones. Especialmente fre¬cuentes son casos como Tus proyectos -dijo el anciano- me¬recen cumplirse. Pronto llegarían -pensaba Juan- los meses de verano. ¡Eso no! -exclamó indignada la madre.
3.° Sirve asimismo para indicar la palabra que se ha de entender suplida dentro de un mismo renglón, ejemplo: Sanar de la enfermedad. - por ensalmo. Secar al aire. - con un paño. Seguir con la empresa. - de cerca. - en el intento. - para Cádiz, etc. O en renglones diferentes, como en el índice alfabético de un libro:
Verbos: intransitivos.
transitivos.
irregulares.
regulares.
Verbos: reflexivos.
recíprocos.
etc.
DE LAS DOS RAYAS
§ 55. a) Esta nota se usaba para dividir algunas palabras compuestas; actualmente se emplea a veces en las copias, para denotar que en el original se pasa a párrafo distinto.
b) Es, además, símbolo matemático de igualdad. Con tal va¬lor puede encontrarse en contextos no matemáticos: Fuentes im¬portantes de la Primera Crónica General fueron las obras del Tudense (= D. Lucas, obispo de Túy) y del Toledano (= D. Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo).
DE OTROS SIGNOS ORTOGRÁFICOS
§ 56. a) Apóstrofo ( ’ ).-Solía emplearse antiguamente, sobre todo en poesía, colocado a la mayor altura de los palos de las letras, con el fin de indicar la omisión o elisión de una vocal: d'aquel, por de aquel; l'aspereza, por la aspereza; qu'es, por que es.
b) Recientemente, y para evitar dudas al lector, se ha res¬tablecido en algunas reimpresiones de obras antiguas, donde pa¬labras de esta clase aparecen como si fuera una sola; v. gr.: da¬quel, laspereza, ques.
c) Párrafo (§).-Sirvió en lo antiguo para distinguir los diversos miembros de un escrito, y como signatura de pliegos impresos. Ahora se emplea en los libros, seguido del número que corresponda, para indicar divisiones internas de los capítulos: § 12, § 13, etc.
d) Calderón (¶ ).-Tuvo antiguamente los mismos oficios que el signo anterior. Ahora se emplea en lo impreso para se¬ñalar alguna observación especial.
e) Asterisco ( * ).-Es una estrellita que se pone sencilla, doble o triple en ciertas palabras del texto, como llamada a nota que en el margen o al pie de la plana va encabezada con el mismo signo. Para igual fin se emplean letras, números, cruces, etcétera, en vez de asteriscos.
f) Llave o corchete ( { ).-Su oficio es abrazar diversas par¬tidas en una cuenta, varios miembros en un cuadro sinóptico, etcétera, que deben considerarse agrupados y unidos para deter¬minado fin.
g) Manecilla ( ).-Puesta al margen o en el texto de un escrito, da a entender que lo señalado por ella es particular¬mente útil o interesante.
CAPITULO V
DE LAS ABREVIATURAS
§ 57. El deseo de escribir con mayor rapidez y la necesidad de encerrar en poco espacio muchas noticias, fueron causa de abreviar ciertos vocablos que pudieran adivinarse fácilmente. Los romanos, para quienes tanto significaban las fórmulas, llegaron a establecer un sistema completo de abreviaturas en las inscrip¬ciones de monumentos públicos y privados, y en lo manuscrito se valían de breves y oportunos rasgos para dar a entender las terminaciones variables de nombres y verbos. Nosotros recibi¬mos de ellos el alfabeto y la manera de escribir; pero la vida mo¬derna multiplica el número de abreviaturas, unas duraderas, otras de uso efímero u ocasional; además, los tecnicismos de cada una de las ciencias y profesiones crean sin cesar abreviatu¬ras de empleo reducido entre los especialistas.
a) Para dar a conocer las que son más comunes, y sin ca¬rácter preceptivo alguno, ofrecemos la lista siguiente:
Abreviaturas que más comúnmente se usan en castellano (1).
A. Alteza.-Aprobado, en examen
a área.
(a) alias
a. arroba
a a. arrobas
AA. Autores. - Altezas.
acept. aceptación
admón. administración
admor administrador
afmo o afmo. afectísimo
ap. aparte
art. o arto artículo
B. Beato
Cap. Capital.-Capítulo
Cap. o capº capítulo
c/c o cta. cte. cuenta corriente
cf., conf. o confr. confer (consúltese, véase)
cg centigramo, centigramos
cénts. o cts. céntimos, centavos
c. f. s. coste, flete y seguro
cgo. o c/. cargo
cje. corretaje
cl centilitro, centilitros
cm centímetro, centímetros
comon comisión
Comp., Cía., Cia o Ca Compañía
crec. creciente
cta. cuenta
cte. corriente
ch/. cheque
D. Don
Dª Doña
Desctº descuento
d/f. o d/fha. días fecha
Dg decagramo, decagramos
dg decigramo, decigramos
Dl decalitro, decalitros
decilitro, decilitros
Dm decímetro, decímetros
d. p. v. decámetro, decámetros
Dr. doble pequeña velocidad
dra. dro. doctor
$ derecha, derecho
d/v. duros, pesos, dólares
E. días vista
Ef. ef. este (oriente)
Emª. Efectos
Emmo. Eminencia
ENE. Eminentísimo
ESE. estenordeste
etc. estesudeste
Excª etcétera
Excmo. Exma. Excelencia
F. C. o f. c. Excelentísimo, Excelentísima
Fol. ferrocarril
Fr. folio
G Fray
Gral. gramo, gramos,
g. v. general
hect. gran velocidad
Hg hectárea, hectáreas
Hl hectogramo, hectogramos
Hm hectolitro, hectolitros
ib., ibíd. hectómetro, hectómetros
íd. ibídem
Iglª ídem
Iltre. iglesia
Ilma, Ilmo. Ilustre
Imp. Ilustrísimo, Ilustrísima
ít. Imprenta
Izq. ítem
J. C. izquierdo, izquierda
Jhs. Jesucristo
K Jesús
Kg Kilogramo, Kilogramos
Kl Kilogramo, Kilogramos
l Kilolitro, Kilolitros
lib. litro, litros
lic., Lic., liedo, Liedo. libra
m licenciado
Me metro, metros. – minuto, minutos
meng. Madre (tratamiento)
Mg. menguante
Mm miligramo, miligramos
mm miriámetro, miriámetros
m. n. milímetro, milímetros
Mons. moneda nacional
Mro. Monseñor
ms. o M.S. Maestro
mss. o M.SS. manuscrito
m.s a.s manuscritos
N. muchos años
N.B. norte. – Notable, en examen. – Nombre ignorado o callado
nº o núm. Nota bene (nótese bien)
nro., nra, o ntro., ntra. número
N. S. nuestro, nuestra
Nª Sª Nuestro señor
N.S.J.C Nuestra Señora
O. Nuestro Señor Jesucristo
O. M. oeste
ONO. Orden Ministerial
Onz. oesnoroeste
o/º onza
o/ºº por ciento
OSO. por mil
P. oessudoeste
P.A. o p.a. Padre (tratamiento)
pª por autorización. – por ausencias
pág., Págs. para
pbro o presb. página, páginas
P. D. presbítero
pdo. Posdata
p. ej. pasado
P.O. o p.o. por ejemplo
P. P. o p. p. Por orden
pral. Porte pagado. – Por Poder
prof. principal
pról. profesor
prov. prólogo
P. S. provincia
ptas. o pts. Post scriptum (posdata)
p. v. pesetas
Q.D.G. o q.D.g. pequeña velocidad
q.e.g.e. que Dios guarde
q.e.p.d. que en gloria esté
Qm. que en paz descanse
q.s.g.h. quintal métrico
R. o Rev. que santa gloria haya
R.I.P. Reverendo, Reverenda
R. O. Requiescat in pace (en paz descanse)
S. Real Orden
Sª o Sra. San, Santo
S. A. Señora
S.A. Su Alteza
S.A.E. Sociedad Anónima
S. A. R. Sociedad Anónima Española
S.C. o s.c. Su Alteza Real
Sdad. su casa
S.E. Sociedad
S. en C. Su Excelencia
s.e.u.o. Sociedad en Comandita
sig. o sigs., sigts. salvo error u omisión
S.L. o Sdad. Lda. siguiente, siguientes
S. M. Sociedad Limitada
S.N. Su Majestad
Sr. Servicio Nacional
Sra. Señor
Srta. Señora
S.S. Señorita
s.s. Su Santidad
SS.MM. su seguro servidos
s.s.s tonelada métrica
Tm tomo
T. o t. testigo
testº usted
U. o Ud. ustedes
Uds. usted. - Véase
V. Vuestra Alteza
V.A. Vuestra Alteza Real
V.A.R. usted, ustedes
Vd., Vds. Vuestra Excelencia, Vuecencia
V.g. o v.gr. verbigracia
V.M. Vuestra Majestad
Vº Bº Visto Bueno
Vol., vols. volumen, volúmenes
Vra., vro. vuestra, vuestro
V.S. Vueseñoría, Usía
V.S.I. Usía Ilustrísima
Vta., vto. Vuelta, vuelto
VV. ustedes
(1) En esta lista no es posible seguir la regla de empezar con mayúscula la primera palabra después del punto. Por ejemplo, dl, es abreviatura de decilitro: si porque dicha letras principian artículo hubiéramos impreso Dl., ésta no sería la abreviatura de decilitro, sino la de decalitro.
Es imposible sujetar a números y reglas fijas y constantes las abreviaturas, habiendo, como debe haber, justa libertad para convenir en cuantas sean necesarias y oportunas en libros de cierta índole, como diccionarios, catálogos, bibliografías, colecciones epigráficas, etc., donde resultaría molesto el repetir con todas sus letras y hasta la saciedad una o dos docenas de palabras de clasificación o especificación común a muchos artículos del libro. Al frente de tales obras se pone siempre la tabla de abreviaturas.
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