El por qué de la elección de este tema, es principalmente por los problemas que hoy en día se acontecen en la actualidad.
En nuestra modesta aportación, el objetivo, es intentar encontrar una respuesta científica, válida y operacional a la siguiente cuestión: ¿existe realmente un síndrome suficientemente diferenciado de dificultades en el aprendizaje del lenguaje escrito, como para considerarlo distinto de otras dificultades del aprendizaje, y que podamos denominarlo dislexia?
Evidentemente, la respuesta a este interrogante únicamente la podremos obtener como resultado de las ideas que serán expuestas a lo largo del trabajo.
El término dislexia ha salido con éxito del ámbito escolar para integrarse en el lenguaje de maestros y padres de familia ante el escaso rendimiento de los niños en el colegio. La dislexia ha sido y aún es, el consuelo personal-familiar ante muchas clases de fracasos escolares. Al afirmar que el niño es disléxico, se quita de encima el tremendo peso del retraso mental, y los padres lo aceptan como un mal menor.
Todo profesional de la enseñanza ante los bajos rendimientos de sus alumnos en lectoescritura usa la palabra dislexia, sin darse cuenta del posible diagnóstico erróneo.
Únicamente serán considerados niños disléxicos aquellos que demuestran una dificultad para la realización del aprendizaje de la lectoescritura sin padecer una lesión cerebral.
A través de maestros y padres la única intención es ayudar a subsanar o prevenir las futuras anomalías que puedan surgir en el aprendizaje, y desde la escuela se elaboran ejercicios para intentar evitar el fenómeno de la dislexia.
2- ¿QUÉ ES LA DISLEXIA?.
Etimológicamente la palabra dislexia quiere decir aproximadamente dificultades de lenguaje.
Se llama dislexia a la dificultad de algunas personas para leer y escribir correctamente, sin tener por otro lado, una deficiencia intelectual, motriz, visual o en cualquier otro ámbito que explique mejor dicho trastorno. La característica fundamental es una dificultad para la adquisición y uso de la lectura y la escritura.
La dislexia puede superarse cuando está correctamente diagnosticada y se la trata con paciencia y fuerza de voluntad. Las dificultades en la educación suelen ser el resultado de un diagnóstico equivocado y la consiguiente frustración del niño al sentirse incapaz. Busque las áreas en las que el niño se destaca y ponga el énfasis en ellas. Un niño puede tener problemas para leer, pero ser un genio en matemáticas, música, u otros campos.
Muchos niños disléxicos son capaces de compensar sus desventajas con relativa facilidad; sin embargo, suelen tener más dificultades para superar el problema emocional de sentirse incapaces.
Además, para un niño con dislexia no es fácil alcanzar el nivel de educación correspondiente a su edad.
La dislexia como cualquier otra alteración, sólo puede corregirse si con posterioridad al diagnóstico se aplica la terapia oportuna.
Afecta en igual medida a niños y niñas, sin embargo en estudios se ha demostrado que afecta más a niños que a niñas y algunas estadísticas hablan de una relación de 8 a 1 entre el número de niños y el de niñas afectados. Esto quizá tenga que ver con el hecho de que se considera que las mujeres en general tienen un mayor desarrollo en el área del lenguaje que los hombres. Hay consenso en que entre un 4 y un 5% de los niños presentan problemas graves de aprendizaje de la lectura, con la consecuente dificultad escritora.
3- TIPOS DE DISLEXIA.
Podemos hacer la siguiente clasificación:
1. Dislexia de superficie o visual: Es aquella en la que el sujeto utiliza de forma predominante la ruta visual para leer las palabras. La ruta visual es aquella que nos permite leer de manera global (sin dividir la palabra en partes) palabras conocidas. Esto lleva a dificultades en todas aquellas palabras no conocidas o inventadas.
2. Dislexia fonológica: Es aquella en la que el sujeto utiliza de forma predominante la ruta fonológica. La ruta fonológica es aquella que nos permite leer las palabras regulares a partir de segmentos más pequeños; (sílabas). Sin embargo los sujetos con este tipo de dislexia tendrán problemas en aquellas palabras cuya escritura no se corresponde de forma directa con su pronunciación. En castellano estas palabras son raras por ser una lengua transparente y fundamentalmente son anglicismos como hall, thriller o best seller.
3. Dislexia mixta: se presentan problemas referentes a los dos subtipos anteriores.
Esto podría explicar la existencia de estudios que relacionan una prevalencia de la dislexia con la no transparencia de una lengua: la ortografía de una lengua no haría que existiesen más o menos disléxicos (lo que iría contra la hipótesis genética del trastorno) sino que facilitaría que se diagnosticasen aquellos casos de dislexia predominantemente superficial; lo que no ocurriría en poblaciones de lenguas transparentes.
4- CAUSAS.
Existen factores hereditarios que predisponen a padecerla. Sin embargo, aún no están claros otros factores que pueden estar implicados en el curso del trastorno tales como causas genéticas, dificultades en el embarazo o en el parto, lesiones cerebrales, problemas emocionales, déficits espaciotemporales o dificultades adaptativas en la escuela.
La dislexia se refiere, como hemos dicho anteriormente, a un trastorno en el aprendizaje de la lectura, cuyo origen se debe a una disfunción en alguna parte o partes del cerebro, excluyendo otros problemas más globales como retraso mental o razones pedagógicas o ambientales.
Las posibles causas de la dislexia son:
Déficit en la especialización hemisférica (lateralización).
Retraso madurativo en la especialización.
Disfunción en el hemisferio izquierdo.
Interferencias entre ambos hemisferios.
Déficit de integración del procesamiento del material auditivo y visual.
Las causas de la dislexia infantil siguen sin estar claras. Así el motivo por el que los niños presentaban confusiones lectoras entre b-p, p-q, d-p, u-n, los-sol, etc., sería por dificultades en la percepción visual, debido a incapacidad para organizar espacialmente de forma adecuada el material a leer, sobre todo en sus aspectos de orientación derecha-izquierda, unido casi siempre a un conocimiento inadecuado del esquema corporal.
La dislexia también se ha achacado, entre otros factores, a un inadecuado movimiento ocular, a un menor rendimiento en la memoria, a un insuficiente desarrollo cerebral para integrar los estímulos auditivos y visuales, a problemas afectivos, a problemas pedagógicos o a deficiencias en el desarrollo del lenguaje.
Actualmente uno de los modelos más aceptados es el del modelo de lectura de doble ruta, según el cual, el lector utiliza dos vías para llegar al significado de las palabras que ve escritas:
- Ruta visual: consiste en comparar la forma ortográfica de la palabra escrita (secuencia de letras) con las representaciones de palabras de que disponemos en el léxico visual (a modo de “diccionario visual”).
- Ruta fonológica: mediante el mecanismo de conversión de grafemas (letras) a fonemas (sonidos), se obtiene la pronunciación de la palabra, siendo así ésta identificada.
El que un niño no aprenda a leer en la Etapa de Infantil no tiene por qué indicar una futura dificultad grave, pues cada uno tiene su ritmo, y aunque los niños pueden escribir y leer desde el inicio de la escolaridad y no se debe frenar ni retrasar su aprendizaje, tampoco se puede forzar el aprendizaje precoz, ni clasificarlos ni exigirles a todos unos conocimientos iguales.
Además, no hay que olvidar que cuando un niño está aprendiendo la lectoescritura puede cometer muchos errores, por ejemplo, inversiones de letras al leer o escribir (SE por ES, SOL por LOS, etc.), pero esos fallos son normales y no deben alarmarnos.
En la Etapa de Primaria es cuando puede establecerse con firmeza el diagnóstico de dislexia. Los síntomas más habituales son:
Omisiones, substituciones, inversiones, distorsiones o adiciones de letras, sílabas y/o palabras.
Rectificaciones, vacilaciones, silabeos y pérdidas de la línea, provocando lentitud lectora.
La consecuencia de estas dificultades en la lectura mecánica es la falta de comprensión de lo leído.
De todos modos, a lo largo de la escolaridad se suele presentar la siguiente evolución:
En los niveles inferiores (repetidores de segundo curso y tercero de Primaria) los alumnos con dificultad lectora no suelen dominar todas las correspondencias entre letras y sonidos.
En niveles medios (tercero y cuarto de Primaria) los alumnos han aprendido dichas correspondencias, pero les cuesta trabajo automatizar la lectura de sílabas, siendo su lectura muy laboriosa y lenta.
En los cursos superiores los alumnos presentan problemas en el reconocimiento de palabras completas, por lo que tienen que leer muy despacio para leer bien. Pero dado que las actividades escolares en los cursos superiores obligan a los alumnos a ser lectores exactos y rápidos, dicha presión provoca que modifiquen su manera de leer: dejan de usar la lectura secuencial, que es exacta pero ineficaz por su lentitud y utilizan el procesamiento de pistas fonéticas parciales y ortográficas globales pero incompletas, combinado con el uso de la adivinación. Como resultado, aumentan los errores, la ansiedad al darse cuenta de ellos, el rechazo a las tareas de lectura y como consecuencia las pocas oportunidades para automatizar el reconocimiento de palabras completas.
Por otro lado, la dislexia puede ir unida a otros problemas de aprendizaje escolar, tales como:
La disgrafía: son las dificultades en la realización de los trazados gráficos que requiere la escritura.
La disortografía: son las dificultades para reproducir correctamente las grafías que integran las palabras.
Inadaptación personal, el niño disléxico se encuentra sin puntos de referencia o de apoyo, presentando en consecuencia inseguridad y falta de estabilidad en sus reacciones.
Problemas de falta de atención y concentración, debido al esfuerzo intelectual que tiene que realizar para superar sus dificultades, suele presentar un alto grado de fatigabilidad, lo cual produce una atención inestable y poco continuada, por tanto, los aprendizajes de lectura y escritura le resultan áridos y sin interés.
Desmotivación por el estudio, la falta de atención hacen que sientan desinterés y ausencia de atractivo hacia las tareas escolares. Su rendimiento y calificaciones escolares son bajas, llegan a ser considerados como niños con retardo intelectual.
Fracaso escolar, con aversión hacia la lectoescritura.
Como consecuencia de ello, podemos encontrar algunos desajustes a nivel comportamental y emocional:
• Aumento de la falta de auto-confianza y de la frustración.
• Baja auto-estima.
• Aparición de conductas disruptivas o de inhibición progresiva.
5.- EVOLUCIÓN DE LA DISLEXIA SEGÚN LA EDAD.
El curso evolutivo de la dislexia presenta signos (algunos de ellos, no necesariamente todos) en los niños según la edad serían los siguientes:
Niños de Preescolar (Educación Infantil):
• Historia Familiar de problemas disléxicos (padres, hermanos, otros familiares).
• Retraso en aprender a hablar con claridad.
• Confusiones en la pronunciación de palabras que se asemejan por su fonética.
• Falta de habilidad para recordar el nombre de series de cosas, por ejemplo los colores.
• Confusión en el vocabulario que tiene que ver con la orientación espacial.
• Alternancia de días "buenos" y "malos " en el trabajo escolar, sin razón aparente.
• Aptitud para la construcción y los objetos y juguetes "técnicos" (mayor habilidad manual que lingüística, que aparecerá típicamente en las pruebas de inteligencia.), juegos de bloques, lego.
• Dificultad para aprender las rimas típicas del preescolar.
• Dificultades con la palabras rimadas.
• Dificultades con las secuencias.
Niños hasta 9 años:
• Particular dificultad para aprender a leer y escribir
• Persistente tendencia a escribir los números en espejo o en dirección o orientación inadecuada.
• Dificultad para distinguir la izquierda de la derecha.
• Dificultad de aprender el alfabeto y las tablas de multiplicar y en general para retener secuencias, como por ejemplo los días de la semana, los dedos de la mano, los meses del año.
• Falta de atención y de concentración.
• Frustración, posible inicio de problemas de conducta.
Niños entre 9 y 12 años:
• Continuos errores en lectura, lagunas en comprensión lectora.
• Forma extraña de escribir, por ejemplo, con omisiones de letras o alteraciones del orden de las mismas.
• Desorganización en casa y en la escuela.
• Dificultad para copiar cuidadosamente en la pizarra y en el cuaderno.
• Dificultad para seguir instrucciones orales.
• Aumento de la falta de auto confianza y aumento de la frustración.
• Problemas de comprensión del lenguaje oral e impreso.
• Problemas conductuales: impulsividad, corto margen de atención , inmadurez.
Niños de 12 años en adelante:
• Tendencia a la escritura descuidada, desordenada, en ocasiones incomprensible.
• Inconsistencias gramaticales y errores ortográficos, a veces permanencia de las omisiones, alteraciones y adiciones de la etapa anterior.
• Dificultad para planificar y para redactar relatos y composiciones escritas en general.
• Tendencia a confundir las instrucciones verbales y los números de teléfono.
• Gran dificultad para el aprendizaje de lenguas extranjeras.
• Dificultad en la percepción del lenguaje, por ejemplo en seguir instrucciones .
• Baja comprensión lectora.
• Aparición de conductas disruptivas o de inhibición progresiva. A veces, depresión.
• Aversión a la lectura y la escritura.
Posteriormente y hasta la edad adulta las dificultades más importantes aparecen en la comprensión de textos y son mayores cuanto más complejo es el texto a leer.
6.- DIAGNÓSTICO.
El aspecto diferencial de la dislexia es la dificultad para aprender a leer y escribir correctamente en ausencia de problemas intelectuales o de otro tipo que den una explicación alternativa al problema presentado.
Así, hay que excluir:
- Defectos de visión.
- Defectos de la audición.
- Un C.I. por debajo de lo normal.
- La existencia de una perturbación emocional primaria.
- Que el problema sea debido a mera falta de instrucción.
- Que haya problemas de salud graves que mediaticen el aprendizaje.
- Que no se den lesiones cerebrales diagnosticables y que puedan afectar al área del lenguaje.
- Que pueda darse el diagnóstico de algún retraso grave de desarrollo.
Algo que puede guiar en el diagnóstico, además de las dificultades de lecto-escritura, es la existencia de dificultades similares en la familia. Las dificultades fonológicas ( de correcta repetición de determinadas palabras ) y las dificultades de pronunciación, si no hay una dislalia clara, pueden orientar hacia la dislexia. La lateralidad cruzada o no definida, suele ir ligada a la dislexia.
Además se recogerán el historial personal, médico y pedagógico del alumno, su C.I. y las características de su perfil.
El WISC (Escala de inteligencia de Wechsler para niños) es el test de inteligencia más utilizado, por la amplia información que proporcionan sus subtests y la posibilidad de establecer un perfil, que si bien se discute su utilidad, al menos permite conocer detalles del funcionamiento y las posibles lagunas de dicho funcionamiento cognitivo..
A continuación se presenta un modelo de test de la escala de inteligencia de Wechsler para niños:
En el WISC los niños disléxicos puntúan más alto en la escala manipulativa que en la verbal Las pruebas de Dígitos, Información, Aritmética y la de Claves están asociadas a los problemas de dislexia, los niños con este problema puntúan bajo en ellas por cuanto las habilidades que se exigen en ellas tienen que ver con la memoria a corto plazo.
Junto con una prueba de lecto-escritura, que puede ser el castellano el T.A.L.E., (Test de Análisis de Lectura y Escritura), que permite una análisis detallado por niveles de edad y escolarización de los problemas que aparecen en todas las áreas y modos de la lecto-escritura: letras, sílabas, lecturas, comprensión lectora, dictado, copiado...
Si se considera necesario por la mayor incidencia de problemas de lenguaje, se puede utilizar el ITPA (El test Illinois de Habilidades Psicolingüísticas).
El aspecto psicomotriz se puede ver mediante las pruebas de Mira-Stambak y el área de integración mediante el test Gestáltico-Visomotor de Lauretta Bender.
Un buen indicador inicial y que se puede inicialmente en el aula, proporcionando información al evaluador posterior, es el test de la figura humana de Goodenough.
Una alternativa para medir la inteligencia con escaso componente verbal, son la matrices progresivas de Raven.
La percepción visual en niños pequeños se puede evaluar con el test de Frostig, que tiene un programa para recuperar las deficiencias encontradas.
La lateralidad se puede evaluar con diversas pruebas, como la LATERALIDAD Usual de Marguerite Auzias
Hay que tener particular cuidado con los resultados de los tests que requieran leer las preguntas, porque en ellos los disléxicos pueden aparecer como deficientes.
En un aula se puede detectar una posible dislexia haciendo leer a un niño en voz alta y pidiéndole que nos cuente algún acontecimiento previamente narrado por él o lo que ha leído, cuando se ha comprobado o que lo ha comprendido y lo ha expresado correctamente a nivel oral.
En la lectura se pueden encontrar errores desde el desconocimiento de más o menos letras, hasta las adiciones, omisiones, repeticiones, inversiones, cambios de línea, lectura con falta de ritmo, ausencia de puntuación, acentuación y entonación, dificultades en sílabas compuestas, inversas, palabras largas o nuevas, o con acumulación de dificultades de pronunciación, dificultades con la g y la j, con la c y la z, confusiones en letras simétricas :d/b, p/q, d/p, letras de pronunciación similar : m/n, m/p, b/p, b/m...
Cuando son mayores, típicamente inician la lectura de una palabra larga y acaban con otra que aparentemente se inventan.
Una forma de corregir las confusiones que puedan tener nuestros alumnos con letras simétricas, es utilizando fichas de recuperación como las que se presentan a continuación:
Después de que los alumnos se den cuenta de las diferencias de ambas letras se les presentarán otro tipo de fichas para comprobar lo que han aprendido, para ello se utilizan fichas como:
También hay otro tipo de fichas para trabajar la dislexia como es esta secuencia temporal con el objetivo de que ordenen las viñetas:
En la escritura, cuando se le pide que escriba de una manera espontánea, generalmente se producen estos fenómenos:
Dificultad inicial para imaginar la historia o si la ha imaginado adecuadamente, se siente incapaz de expresarla por escrito o reacio a hacerlo. Consume mucho en tiempo antes de iniciar el trabajo. A veces es preciso sugerirle los temas y el cómo expresarlos.
El niño necesita un tiempo excesivo para escribir su relato. Puede tardar 15 o 20 minutos para escribir dos líneas, aunque esto es un caso extremo.
La escritura en sí puede ser indicativa, por el tipo de letra, la mayor o menor disgrafía , la forma a veces incorrecta de coger el lápiz, la forma de realizar los óvalos de las letras. Se puede observar agarrotamiento a la hora de escribir. El niño puede manifestar cansancio. L letra inicialmente correcta, se va desestructurando, el niño pierde el control que a veces ejerce inicialmente a costa de grandes esfuerzos. Por eso en ocasiones animo a que escriban prescindiendo de la buena letra, pese alas tendencias uniformadoras de los profesores.
Discrepancia entre lo escrito y el lenguaje oral del niño. (Por eso a veces convendría evaluar a los niños disléxicos oralmente y no por escrito). A veces utilizan una sintaxis extraña, omite palabras en especial los nexos y las palabras de función, dándose cuenta de ello en ocasiones al releer el texto. Igualmente el uso de los signos de puntuación apenas responde a las normas sintácticas.
Cuando detectamos estos errores en un alumno, o algunos de ellos, debemos sospechar una dislexia y derivar el niño para un diagnóstico en profundidad.
7.- TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN.
Cuando se habla del tratamiento de la dislexia generalmente se piensa en fichas de lateralidad, orientación espacial, grafomotricidad, orientación temporal, seriaciones, etc....
Las colecciones de fichas nos parecen útiles como trabajo de apoyo y complementación de la tarea principal, para variar las tareas y que no sean demasiado idénticas a las del aula, así como para trabajar determinados aspectos en los que algún niño debe incidir especialmente.
En la situación del aula se pueden dar las siguientes sugerencias específicas:
1. Haga saber al niño que se interesa por él y que desea ayudarle. Él se siente inseguro y preocupado por las reacciones del profesor.
2. Establezca criterios para su trabajo en términos concretos que él pueda entender, sabiendo que realizar un trabajo sin errores puede quedar fuera de sus posibilidades. Evalúe sus progresos en comparación con él mismo, con su nivel inicial, no con el nivel de los demás en sus áreas deficitarias. Ayúdele en los trabajos en las áreas que necesita mejorar.
3. Dele atención individualizada siempre que sea posible. Hágale saber que puede preguntar sobre lo que no comprenda.
4. Asegúrese de que entiende las tareas, pues a menudo no las comprenderá. Divide las lecciones en partes y comprueba, paso a paso, que las comprende ¡Un disléxico no es tonto! Puede comprender muy bien las instrucciones verbales.
5. La información nueva, debe repetírsela más de una vez, debido a su problema de distracción, memoria a corto plazo y a veces escasa capacidad de atención.
6. Puede requerir más práctica que un estudiante normal para dominar una nueva técnica.
7. Necesitará ayuda para relacionar los conceptos nuevos con la experiencia previa.
8. Dele tiempo: para organizar sus pensamientos, para terminar su trabajo. Si no hay apremios de tiempo estará menos nervioso y en mejores condiciones para mostrarle sus conocimientos. En especial para copiar de la pizarra y tomar apuntes.
9. Alguien puede ayudarle leyéndole el material de estudio y en especial los exámenes. Muchos disléxicos compensan los primeros años por el esfuerzo de unos padres pacientes y comprensivos en leerles y repasarles las lecciones oralmente.
Si lee para obtener información o para practicar, tiene que hacerlo en libros que estén al nivel de su aptitud lectora en cada momento.
Tiene una dificultad tan real como un niño ciego, del que no se espera que obtenga información de un texto escrito normal. Algunos niños pueden leer un pasaje correctamente en voz alta, y aún así no comprender el significado del texto.
10. Evitar la corrección sistemática de todos los errores en su escritura. Hacerle notar aquellos sobre los que se está trabajando en cada momento.
11. Si es posible hacerle exámenes orales, evitando las dificultades que le suponen su mala lectura, escritura y capacidad organizativa.
12. Tener en cuenta que le llevará más tiempo hacer las tareas para casa que a los demás alumnos de la clase. Se cansa más que los demás. Procurarle un trabajo más ligero y más breve. No aumentar su frustración y rechazo.
13. Es fundamental hacer observaciones positivas sobre su trabajo, sin dejar de señale aquello en lo que necesita mejorar y está más a su alcance. Hay que elogiarlos y alentarlos siempre que sea posible.
14. Es fundamental ser consciente de la necesidad que tiene de que se desarrolle su autoestima. Hay que darles oportunidades de que hagan aportaciones a la clase. Evite compararle con otros alumnos en términos negativos (así es como a veces se consigue que se conviertan en caracteriales). No hacer jamás chistes sobre sus dificultades. No hacerle leer en voz alta en público contra su voluntad. Es una buena medida el encontrar algo en que el niño sea especialmente bueno y desarrollar su autoestima mediante el estímulo y el éxito.
15. Hay que considerar la posibilidad, como se ha dicho antes, de evaluarle con respecto a sus propios esfuerzos y logros, en vez de avaluarle respecto de los otros alumnos de la clase. (Es la misma filosofía de las adaptaciones curriculares). El sentimiento de obtener éxito lleva al éxito. El fracaso conduce al fracaso (profecía que se auto-cumple).
16. Permitirle aprender de la manera que le sea posible, con los instrumentos alternativos a la lectura y escritura que estén a nuestro alcance: calculadoras, magnetófonos, tablas de datos...
Considero que todo profesional de la enseñanza debería saber algo sobre dislexia y tener en cuenta estas oraciones en la medida de lo posible. Se evitarían muchos problemas en las aulas.
El tratamiento en las diferentes edades:
Así; en los cursos de infantil será fundamental incidir de manera preventiva; y por tanto sobre todos los niños; en los pre-requisitos de la lectura. Entre todos ellos será clave el aumento de la conciencia fonológica. Para ello se utilizarán materiales orales (aun no se ha comenzado la lectura), en los que los niños deberán crear rimas, derivar palabras, dividir palabras en sílabas, etc.
Entre los 6 y los 9 años los objetivos serán por un lado aumentar la conciencia fonológica; tanto oral como escrita; y por otro mejorar la automatización de la mecánica lectora. Para lo primero se utilizarán recursos similares a los de la etapa anterior; para lo segundo se tratará de lograr que el niño practique lo más posible la lectura en voz alta. Tanto en este momento, como en los posteriores, es fundamental que el sujeto lea lo más posible como forma de mejorar sus habilidades. Sin embargo esto no es tarea fácil, ya que al niño o adulto con dislexia el leer puede resultarle una tarea agotadora y poco grata. Por tanto será fundamental encontrar textos adecuados a la edad e intereses del sujeto y motivarle de forma que leer le resulte una actividad atractiva. En esta mismo línea también será fundamental concienciar a los padres y profesores de estas edades de las dificultades del niño, de forma que no se le exija por encima de sus posibilidades ni se sienta inferior a sus compañeros.
A partir de los 10 años está comprobado que es difícil aumentar la conciencia fonológica y la automatización de la lectura. Desde este momento los objetivos serán diferentes; buscando fundamentalmente la enseñanza de estrategias de comprensión de textos (búsqueda de palabras clave, subrayado, resumen, etc.)
8.- ¿QUÉ HACER COMO PADRES Y MAESTROS?
En nuestro sistema educativo se da por supuesto que la responsabilidad de la enseñanza recae sobre el profesor más que sobre los padres. En el caso de los niños disléxicos, suele recaer sobre el especialista (psicólogo, pedagogo, logopeda, profesor especializado). Este énfasis en la labor del profesor no es adecuado por cuanto los padres pueden ser y de hecho son en ocasiones por propia iniciativa, una fuente de ayuda importante para sus hijos.
El papel más importante que tienen que cumplir los padres de niños disléxicos quizás sea el de apoyo emocional y social. El niño de be de saber que sus padres comprenden la naturaleza de sus problemas de aprendizaje. Esto requerirá frecuentemente el tener que dar al niño algún tipo de explicación acerca de sus dificultades disléxicas. El mensaje importante que hay que comunicar es que todos los implicados saben que el niño no es estúpido y que quizá ha tenido que esforzarse mucho más en su trabajo para alcanzar su nivel actual de lectura y escritura.
También es importante comunicarle que se le seguirá queriendo, aunque no pueda ir especialmente bien en el colegio. Hay que evitar que la ansiedad de los padres aumente los problemas del niño, aumentando su ansiedad y preocupación generando dificultades emocionales secundarias.
Los padres (y todos los que se relacionan con él o ella) deben dejar muy claro al niño que puede tener éxito, ya que si el niño "sabe" que no puede tener éxito, porque así se lo hacen sentir las personas importantes de su entorno, el niño tiene miedo a intentarlo y como en la profecía que se auto-cumple, hace por fracasar, sin apenas darse cuenta. Esto complica la tarea del especialista.
El éxito puede implicar una considerable cantidad de trabajo, pero se le hace ver que se comprende su problema y él va a recibir una ayuda específica a fin de que pueda superarlo.
Irónicamente, son a veces los padres que han tenido dificultades similares y que han sufrido mucho en la escuela son los que tienden a ejercer una presión mayor, consiguiendo un fin diametralmente opuesto al pretendido. Conviene que admitan su preocupación y compartir con el niño los problemas que tuvieron. Esto le hace al niño sentirse más normal.
Es totalmente inadecuado e inútil comparar en sentido desfavorable al niño disléxico con un niño sin problemas. Esto sucede especialmente si el niño que va bien en el colegio es más pequeño que el que tiene el problema. Conviene recordar que ambos son distintos y que el disléxico tiene sus cualidades. La rivalidades fomentadas entre hermanos pueden acabar mal.
Es importante desarrollar la autoestima a todos los niveles. Puede hacerse dispensando al niño consideración positiva incondicional, en especial cuando se siente decaído o fracasado. Es fundamental evaluarlo con su propio nivel, esfuerzo y rendimiento. La dificultad es no pasar a la sobreprotección, al "todo vale". Pero la guía es tener clara la escala de valores en la que se desenvuelve el niño, la situación de partida, el esfuerzo realizado.
Otra cosa a tener en cuenta son las dificultades prácticas asociadas con la dislexia: confusiones con las horas del día, equivocaciones respecto del lugar donde se colocan las cosas, tendencia al desorden, distraibilidad, torpeza en ocasiones, dificultad en el cumplimiento de las instrucciones ( sino se le dan muy claras y concretas y se aseguran de que las haya comprendido). Todo esto exige una buena dosis de paciencia, pero es tan importante como comprender las dificultades mismas del aprendizaje del lenguaje escrito.
Los padres pueden tener en ocasiones un papel directo de enseñantes. Esto depende en buena medida del tipo de relación que haya entre padres e hijos. A veces es completamente imposible y hasta desaconsejable que los padres ayuden a sus hijos. La situación se torna en ocasiones en tan cargada de ansiedad que los padres o el niño pierde la calma, se enfadan y las condiciones de un aprendizaje con éxito y de refuerzo positivo sistemático, se vuelven inalcanzables.
9.- CONCLUSIÓN.
En nuestra práctica consideramos que hay todo un continuo y una gran variación individual en la aparición de síntomas y debemos de insistir en que a nuestro parecer lo fundamental es la aparición de dificultades en lecto-escritura en ausencia de explicación clara alternativa. Hay desde luego aparición de signos característicos y características de personalidad frecuentes, pero los estudios sistemáticos no dan un perfil único diferenciador.
Por eso lo niños pequeños leen de forma lenta, cometen errores en la decodificación grafema-fonema (letra-sonido) y tienen grandes dificultades para la comprensión. Además tienen más dificultades con aquellas palabras menos conocidas o más largas por exigir estas más recursos cognitivos. Posteriormente conforme los niños van automatizando la mecánica lectora cada vez tienen más recursos para dedicar a comprender el texto; y finalmente incluso esto se automatiza en gran parte. En los sujetos con dislexia esta automatización se da en menor medida por lo que cometen durante mucho más tiempo errores; e incluso ya de adultos, cuando a simple vista la velocidad y precisión de la mecánica lectora parecen correctas tienen dificultades de comprensión al seguir utilizando la mayor parte de sus recursos en la decodificación grafema-fonema. Así mismo en los adultos con dislexia es común que sigan cometiendo más errores y sean más lentos que los grupos control en la lectura de palabras inventadas o poco comunes.
La dislexia puede superarse cuando está correctamente diagnosticada y se la trata con paciencia y fuerza de voluntad. Las dificultades en la educación suelen ser el resultado de un diagnóstico equivocado y la consiguiente frustración del niño al sentirse incapaz. Busque las áreas en las que el niño se destaca y ponga el énfasis en ellas. Un niño puede tener problemas para leer, pero ser un genio en matemáticas, música, u otros campos.
10.- AUTOEVALUACIÓN.
Consideramos que nuestro trabajo se merece una calificación de un 9.5 porque nos hemos implicado en él con gran empeño y además que hemos realizado un trabajo en el que hay claridad y con el que hemos comprendido bastante bien que es la dislexia y como se debe trabajar con un niño con esa dificultad.
Hemos elegido como coordinador del grupo a Lara Lavandeira y como controlador del tiempo a Manuel Morcillo.
Las horas que hemos dedicado a la realización del trabajo durante el cuatrimestre han sido 22 horas.
11.- BIBLIOGRAFÍA.
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- Consulta a un psicólogo.
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