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“El Antropólogo Inocente” es un libro sencillo de leer y, para tratarse de un libro de investigación antropológica, también resulta ser un libro entretenido. Es una investigación antropológica en forma de novela, muy distinto de, por ejemplo, “Jóvenes en el barrio de Nazaret” (aunque en el caso este último se trata más bien de una investigación sociológica), donde tras exponer unos datos y testimonios los autores, un grupo de sociólogos daban una interpretación de los mismos en forma de conclusión.
Este libro nos cuenta de forma entretenida y con humor como el protagonista y autor mismo de la novela, Nigel Barley, “sobrevivió ” a su primera experiencia en el trabajo de campo en un poblado dowayo del Camerún.
El libro está estructurado por capítulos que siguen el orden de los acontecimientos, desde como toma la iniciativa de realizar un trabajo de campo, pasando por su experiencia con los dowayos y en general con las personas del África occidental, hasta su vuelta a Inglaterra. De esta manera es difícil perder el hilo de la historia.
Nigel Barley era profesor de antropología en la Universidad. En relación con el trabajo de campo sabía perfectamente la parte teórica, pero en la práctica todavía no había realizado nunca ninguno. Más tarde se daría cuenta de que en ocasiones la teoría no tiene en cuenta algunos aspectos que dificultan la puesta en practica de algunas investigaciones y que lo que en lugar del mundo puede funcionar con facilidad en otros no sirve.
La iniciativa de realizar un trabajo de campo la toma gracias a un análisis de su situación en relación con la antropología que realiza junto con un amigo. Tomada la decisión de hacer trabajo de campo llegaba la hora de decidir a donde iba a realizarlo. La gente de su entorno le aconsejaba que fuera a África, y finalmente se decidió por estudiar un pueblo olvidado de las montañas del Camerún, los dowayos. Ahora solo le faltaba conseguir dinero y una autorización para poder realizar la investigación, tarea que se alargaría durante dos años. Conseguir el dinero mediante una beca no le resultó difícil, en cambio obtener el permiso para la investigación fue más complicado. Fueron necesarias numerosas cartas al ministerio correspondiente del Camerún pidiéndoles autorización hasta que finalmente consiguió autorización para trasladarse a Yaoundé.
Conseguir el visado en la embajada de Camerún, al igual que conseguir cualquier otro documento ya en Camerún, era muy complicado y requería horas de espera en las administraciones, rellenando numerosos documentos por triplicado que con toda seguridad luego eran olvidados.
Según Nigel, una vez se llega a Camerún todo funciona muy lentamente, incluso el tiempo pasa muy despacio. También comenta que allí, en muchas ciudades de Camerún los blancos tienen preferencia para realizar muchas cosas. Tal vez esto sea porque muchos de los funcionarios que allí trabajan son franceses.
Nigel cuenta que pasó varios meses solo en rellenar documentos que debía entregar en las administraciones de diversas ciudades del Camerún. Esto además de ser una perdida de tiempo enorme, también resultaba caro. Las ciudades de Camerún, como por ejemplo la capital, Yaoundé, son ciudades donde el alojamiento es muy caro, y si a esto le sumamos los desplazamientos de ciudad en ciudad buscando la documentación necesaria aún resulta más caro. Resumiendo, el tiempo transcurría despacio y el dinero desaparecía sin dificultad.
La primera noche en Camerún Nigel la pasa en Douala; luego pasó tres semanas en Yaoundé, donde realizó los tramites necesarios para permanecer en el país sin problemas y aprovechó para visitar la ciudad; después se dirigió en tren a N’gaoundéré, a la misión católica donde hizo amistad con unos misioneros americanos y otros franceses. Fue aquí y gracias a la misión donde consiguió un vehículo. Su siguiente lugar de destino fue Poli, donde le esperaba la misión protestante, que era una filial de la misión de N’gaoundéré. En Poli también se encontró con problemas burocráticos y tuvo que desplazarse otra vez en busca de documentación a Garoua porque no le permitían quedarse en Poli.
Una vez ya en Poli con toda la documentación necesaria en sus manos y a la espera de que le fuera enviado más dinero, se dedica a buscar un ayudante que le sirviera como traductor y, finalmente da con Matthieu. Una vez realizado todo esto se puso en marcha hacia la población que había elegido para su estudio. Era una aldea, Kongle, situada a unos catorce kilómetros de Poli. Había dos clases de dowayos: los de las montañas, que eran más salvajes, y los del llano. En este caso Kongle era una aldea de dowayos de las montañas situada en el llano.
Al llegar a Kongle es bien recibido por los habitantes de la aldea. Una mujer sale a recibirle y se arrodilla a sus pies y a continuación un niño le ofrece asiento en una silla plegable, cosa que entre los dowayos era todo un lujo (solo habían dos sillas en toda la aldea) Nigel era considerado por los habitantes de Kongle como alguien superior al de ellos. Los dowayos piensan que si un hombre blanco pasa mucho tiempo en el país dowayo es porque es un brujo que, después de muerto, se ha reencarnado en un hombre blanco.
También conoció al jefe de la aldea, Zuuldibo, con quien, con el tiempo, establecería una buena amistad. Zuuldibo era un hombre más bien obeso y de unos cuarenta años más o menos, y también un hombre al que no le gustaban aquellos dowayos que renegaban de su cultura.
Cuando Zuuldibo llegó a la aldea Nigel le hizo saber que le gustaría quedarse a vivir en el poblado durante un tiempo y que había recorrido una larga distancia para ir a conocerlos. Los dowayos aceptaron. Acordaron que volviera a cabo de una semana y que tendría alojamiento para él y para Matthieu. Así que regresó a la misión protestante de Poli. Fue en este viaje donde contrajo malaria por primera vez, pero logró recuperarse y por fin pudo establecerse en su aldea dowaya. La casa que les habían prestado era una choza bastante grande y muy cercana a la del jefe de la aldea, Zuuldibo.
A partir de ese momento ya podía ponerse en marcha para realizar se trabajo de campo, aunque no iba a ser tarea fácil. En primer lugar por la lengua de los dowayos, que es una lengua derivada de la fulani. El simple cambio de tono de una palabra puede cambiar por completo el significado de la misma, cosa que en principio resulta molesta a los dowayos. Por ejemplo, en una ocasión dijo: “...tengo que copular con el herrero.”; cuando en realidad quiso decir: “...tengo que guisar un poco de carne.” En segundo lugar, los dowayos no son capaces de pronunciar más de diez palabras seguidas si no ven que la persona con la que están hablando da señales de que les está escuchando (como cuando se habla por teléfono) Nigel tardó bastante tiempo en darse cuenta de lo que ocurría. En otros casos cabe la posibilidad de sobornarles con tabaco o cerveza para que te cuenten algunas cosas, como ocurría cada vez que Nigel intentaba sacarles información acerca de algunos rituales. Otra cosa que entorpecía la investigación era que cuando se le preguntaba a los dowayos porque hacían una determinada cosa y no otra, o cuando se les preguntaba por que era bueno hacerlo, ellos respondían que era porque se lo habían dicho sus antepasados.
Lo que Nigel más ansiaba conocer eran los rituales que realizaban los dowayos y las creencias que tienen. Los dowayos creen en poderes sobrenaturales y también son una población sexualmente activa. Entre otras cosas los dowayos piensan que la lluvia está producida por el “brujo de la lluvia”, que vive en las montañas. Entre los dowayos existe una jerarquía: en primer lugar se encuentran los “brujos de la lluvia” o los “señores de la tierra”; en segundo lugar los dowayos corrientes; y por último están los herreros. Estos últimos están muy mal considerados por los dowayos ya que piensan que pueden ser causantes de algunos males que les ocurren.
En lo referente a las relaciones entre hombres y mujeres los dowayos empiezan a mantener relaciones sexuales a muy temprana edad. La actividad sexual no está mal vista. Por ejemplo, que una joven se quede embarazada antes del matrimonio eso no es visto como deshonra, si no que es una prueba de que la joven es fértil. En cambio si que tienden a evitar cualquier contacto con una mujer que esté menstruando. El matrimonio entre los dowayos es una negociación entre el padre de la mujer y el hombre que compra a esa mujer. Normalmente el padre cambia a su hija por unas reses. También se da entre los dowayos que un hombre no circuncidado reciba el mismo tratamiento que una mujer. Otra cosa a destacar es que los dowayos eligen a sus mujeres guiándose por la bondad de estas y no por el aspecto físico.
En este libro Nigel nos cuenta más detalladamente algunos de rituales practicados por los dowayos. Los principales son los rituales de propiciación de las lluvias, los de la circuncisión y los de las calaveras. Todos estos rituales se celebran en la misma época del año y guardan relación unos con otros. Sobretodo el papel de la circuncisión es muy importante en todos los rituales y está presente en todos ellos.
El ritual que se celebra cuando un dowayo muere consiste en: en primer lugar se envuelve el cadáver en los pellejos de unas reses que se han sacrificado para la ocasión y se le entierra; después de dos semanas más o menos es desenterrado para quitarle la cabeza y se la examina para ver si ha estado sometido a brujería y se mete en una olla que hay en un árbol; luego el cráneo, si es de un hombre se sitúa en un descampado que hay detrás de la choza de las calaveras, y si es de una mujer o de un hombre no circuncidado se devuelve a la choza donde ella o él nació, para que de ese modo el espíritu descanse.
Al ritual de la circuncisión, claro está, solo se someten los hombres. Es muy importante que un hombre sea circuncidado tenga la edad que tenga. Normalmente la circuncisión se realiza entre los diez y los veinte años y se le practica a todos los jóvenes de la aldea a la vez. Los jóvenes candidatos aparecen vestidos con pieles de leopardo, cuernos de animales, túnicas y demás adornos. La circuncisión para los dowayos consiste en arrancar la piel del pene en toda su longitud. Después pasan nueve meses aislados de las mujeres. A las mujeres se les oculta todo lo relacionado con la circuncisión y nunca pueden ver un pene que no esté circuncidado.
Otro acto que forma parte del ritual de la circuncisión es el “apaleamiento de la vieja fulani”. Es como una representación teatral en la cual una vieja pasa por un camino donde están sentados los dowayos. Pasa dos veces por delante de ellos y a la tercera vez que pasa se levantan todos y empiezan a golpear el suelo con estacas y le arrancan las hojas con que se cubre. A continuación hacen un montón de piedras y ponen encima la cesta y el sombrero rojo de la vieja. Es entonces cuando cantan la canción de la circuncisión. En este acto las mujeres y los niños no pueden estar presentes.
Otro dato importante acerca de la circuncisión es que esta solo se puede realizar en un año masculino.
Conseguir información acerca del ritual de la lluvia fue todavía más difícil. Nigel conoció a dos brujos de la lluvia: al Viejo de Kpan y al brujo de la lluvia de Mango. Con la información que le ofrecieron ambos pudo ir recomponiendo el rompecabezas. Este ritual consiste en lo siguiente: en primer lugar se limpian las piedras de la lluvia que se encuentran en la montaña llamada “La corona de la cabeza del niño” en el día que ésta se seca por primera vez, coincidiendo con el día en que se llevan a la aldea los primeros frutos del año y coincidiendo también con la vuelta de los chicos que han sido circuncidados después de haber pasado los nueve meses sin contacto con mujeres. En segundo lugar se sacrifica una cabra negra y se rocían las vasijas de la lluvia de la casa de calaveras con su sangre. Las precipitaciones localizadas se realizan mediante un cuerno de cabra que contiene en su interior un tapón de lana de carnero, para las nubes: a continuación se encuentra un anillo de hierro que servía para localizar el efecto de la lluvia; seguidamente se encuentra la parte más importante de todas, una canica azul, como con la que juegan los niños, y que era de unos antepasados suyos desde hace miles de años. Esta canica esta embadurnada con grasa de carnero. También pueden producir lluvia los cráneos de los brujos de la lluvia que ya están muertos.
A parte de estos rituales existen otros relacionados con la fertilidad de las plantas, el hambre... Por ejemplo, en algunas zonas del país Dowayo hay rituales que consisten en poner una hilera de piedras en cada confín del valle para frenar el hambre.
Además de todo esto utilizan remedios para protegerse de la brujería y enfermedades. Para proteger los campos los dowayos construyen una era excavada en el suelo y recubierta de barro, excrementos de vaca y plantas viscosas que se protegen de la brujería mediante cosas punzantes (cardos, púas de tallo de mijo o bambú y también de puercoespín) Otro remedio son los frutos de las palmeras Borassus. Su fruto es parecido a un coco, que se trata en muchos sentidos como los cráneos humanos y se colocan en el santuario del ganado para ahuyentar a los escorpiones de la aldea. Otro remedio más el "zepto”, que es una planta mágica que cura la impotencia masculina.
Iba llegando la hora de volver a preparar las maletas para la vuelta a Inglaterra. También se acercaba el día de la fiesta nacional. Los dowayos debían de presentar ese día la danza de la circuncisión. Todo lo que Nigel sabía del ritual de la circuncisión lo conocía de oídas, nunca había presenciado ninguno. Él había llegado al poblado en un año femenino y la circuncisión sólo se practicaba los años masculinos. Y ese año si que era masculino, lo que ocurre es que no iba a poder estar presente, así que se alegró de al menos poder ver la representación de la danza.
Llegó el día del festival, que se celebraba en el campo de fútbol de Poli. Acudieron todas las personalidades del país, los brujos de la lluvia, el sous-préfet, los peces gordos de la administración, etc. La gente cantaba y bailaba por la calle. También se celebró un penoso concurso de belleza. Una vez terminada la fiesta Nigel volvió a la misión de Poli.
Empezó a plantearse entonces que salir del país iba a ser una tarea bastante engorrosa. El primer paso era ir hasta N’gaoundéré para conseguir el visado para abandonar el país, justo cuando recibía el visado para permanecer en él. Tuvo que volver tres días después. El segundo paso era ir a la Delegación de Hacienda, donde también tuvo complicaciones. Luego pasó un mes entre Garoua, N’gaoundéré y Yaoundé. En Yaoundé unos amigos suyos franceses le pusieron en contacto con un hombre que conocía que documentación necesitaba para hacer todos los papeleos más rápidamente. Todo esto funcionó perfectamente. Por fin podía ir a la Jefatura de Policía a por mi visado y se lo concedieron.
Antes de irse Nigel había decidido celebrar una fiesta de despedida en la aldea. Todo el mundo estaba entusiasmado preparando la fiesta. Como no podía ser menos hubo cerveza para todos.
Al día siguiente, después de la fiesta, todo estaba listo para partir. Así que se dirigió a N’gaoundéré, donde permaneció dos semanas. Finalmente, tras despedirse de Matthieu y de sus amigos de la misión, Nigel se dirigió a Douala para coger el avión de vuelta a Inglaterra, aunque hizo una parada de descanso en Roma, donde le robaron en su habitación del hotel toda la documentación y el poco dinero que le quedaba. Tras permanecer dieciocho meses en Camerún y con su correspondiente denuncia y sin documentación llegó a Inglaterra. Seis meses más tarde Nigel regresaba de nuevo al país Dowayo.
Por lo general no tengo muchas dudas acerca del contenido del libro. Lo único que no me ha quedado muy claro es si los "brujos de la lluvia”, los “señores de la tierra” y el “verdadero cultivador” desempeñan el mismo papel o si hay uno de cada en cada aldea.
Hay algo que, aunque lo he entendido, me gustaría comentar. Es el hecho de hasta que punto difieren dos culturas distintas. A pesar de estas diferencias, las personas de otras culturas tienen la misma opinión de nosotros que nosotros de ellos. A nosotros nos puede extrañar que por ejemplo los dowayos no le encuentren lógica a un mapa, o que se extrañen al ver una fotografía o un dibujo del cuerpo humano. Del mismo modo ellos se asombran al ver como alguien no le encuentra lógica al ritual de la lluvia o al de la circuncisión, por ejemplo. Esto viene a ser una muestra más de que las personas se comportan de forma distinta dependiendo del medio que les rodea y de las cosas que les preocupan. Por eso es muy posible que las personas que habitan en poblados como el de los dowayos no piensen y mucho menos se preocupen de si la bolsa baja o sube, o del cambio de moneda; Tal vez se preocupen y piensen más en si va a llover lo suficiente ese año o en hacerse una canoa para ir a pescar. Lo que nos diferencia a unos de los otros es que pensamos sobre cosas distintas.
Otra cosa de la que me gustaría hablar es sobre el trabajo de campo que relata el libro. Nigel dice que el no pretende realizar una simple recogida de datos, pero a mí me da la sensación de que se a quedado un poquito corto al desarrollar los datos que iba recogiendo. Al menos en el libro se resaltan más las anécdotas, que también han aportado mucha información acerca de cómo son los dowayos.
Por lo que yo he entendido los dowayos son personas que viven del momento y que no planean nada para un día en concreto, sino que puede que algo ocurra dentro de dos días o no se sabe. Por lo general hacen las cosas cuando les da la gana. También me parecen personas con muchas supersticiones, como por ejemplo que una mujer con la menstruación o embarazada no pueda entrar en un campo de mijo en determinado momento de la cosecha. Además hay que decir que las relaciones sexuales entre los dowayos no están mal vistas.
Fuente del documento: http://mural.uv.es/macardel/antropologoinocente.doc
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