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LEXICOLOGIA
I. ELEMENTOS LÉXICOS CONSTITUTIVOS DEL ESPAÑOL
Evidentemente, al ser el español una lengua derivada del latín, su léxico predominante pertenecerá al fondo común latino. Sin embargo, a lo largo de su historia, como veremos más adelante, se han incorporado palabras procedentes de otras lenguas que han estado en contacto de una u otra forma con el español.
En estos préstamos léxicos es necesario conocer los orígenes de las palabras, sus vías de paso y las circunstancias geográficas, económicas, culturales y políticas que el préstamo léxico ha llevado consigo.
Recordemos que la palabra tiene a la vez un nombre y una cosa nombrada; por ello, el préstamo léxico se puede realizar de varias formas:
1. Préstamo del nombre con la cosa: concierto, mazurca.
2. Préstamo del nombre sin la cosa: vivir, florín.
3. Préstamo de la cosa sin el nombre: auto-pista.
Todas las palabras que pasan a una lengua, al español en nuestro caso, se acomodan a su sistema fonológico y acaban integrándose en su estructura. El proceso es diferente si la entrada se hace por vía oral o escrita.
En lo que sigue mencionaremos los grupos léxicos más importantes que han pasado de otras lenguas a la nuestra, sin agotar, ni con mucho, la materia.
• Germanismos
Los germanismos pasaron al español principalmente a través del latín o de otra lengua románica; los tomados directamente de un idioma románico son una minoría.
El contacto mantenido entre germanos y romanos durante los siglos I al IV dio lugar a un intercambio de palabras y de cosas. De esto modo, pronto penetró en el léxico latino el saipo > sapone > esp. jabón importando del N. Del mismo modo pasó thahsu > taxo > esp. tejón, y burgus ‘fuerte, aldea ‘> burgus > esp. Burgos.
Algunos germanismos fueron ya préstamos en la época tolosana del visigótico, como: albergue; amagar «leventar la mano en ademán e querer herir»; embajada; arenga; botar «arrojar fuera con violencia»; bramar; brotar, brote, buñuelo «fruta de sartén»; esquila ‘cencerro o campana perqueños’; estaca; esperrago ‘palo largo’; falda, halda; fango; grapa; guardia, guardián; manir ‘guardar la carne el tiempo conveniente para que se ponga tierna’; moho; rapar; ronda; rueca; sacar ‘obtener por sentencia judicial’; truco ‘suerte de juego’; trucar, etc.
• Helenismos
Los primeros helenismos que penetran en el español vienen a través del latín, al que pasaron como préstamos griegos para designar diversos aspectos de la cultura.
El número de helenismos incorporados al vocabulario español es muy elevado; pertenecen a campos muy distintos y son utilizados en registros de comunicación muy diferentes. Por ejemplo:
1. Pertenecientes a la vida cultural: Gramática: aféresis, coma, alfabeto, apócope, diéresis, diptongo, etimología, eufonía, ortografía, ritmo, sinalefa, síncope, sintaxis, tono. Música: armonía, diapasón; melodía. Literartura: academia, poesía, apócrifo, párrafo, biblioteca, bucólico, antífona, comedia, elegía, metro, oda, proemio, prólogo, tragedia. Matemáticas: matemáticas, cilindro, rombo, cono, cubo. Astronomía, geografía y náutica: antípode y antípoda, ártico, boreal, caos, catarata, céfiro, eclipse, giro, océano, polo, trópico, zodiaco, zona. Química: amoníaco, almidón, arsénico, cola, cinabrio. Del derecho: epiqueya, hipoteca. Del pensamiento: antítesis, cínico, diálogo, enigma, estoico, fantástico, pedagogia, sofista, tema. Mitología: laberinto, musa, sátiro, sirena.
2. Pertenecientes a la vida politica o hitórica: héroe, monopolio, período, político, tirano.
3. Pertenecientes a la botánica: acacia, altea, celidonia, cerfollo (perifollo), dragontea, jacinto, mandrágora, narciso, nardo, peonia, orégano, láudano, dátil, frijol.
4. Pertenecientes a la fauna: áspid, bisonte, delfín, dromedario, hiena, lince, tigre.
5. Pertenecientes a la medicina: agonía, artería, cardiaco, cauterio, cólico, diarrea, epilepsia, eunuco, frenesí, gangrena, manía, poro, pronóstico, tísico, almorranas, artrítico, ictericia, parálisis, etc.
• Arabismos
Los largos años de convivencia del romance español con el árabe, unido a la influencia cultural del último, dieron lugar a la introduccíon de numerosos arabismos en el léxico español, muchos de los cuales pasaron a otros paises europeos. Es difícil calcular en número de arabismos, que con los derivados alcanzarían los 4.000.
En el campo de la ciencia, son arabismos: guarismo, algoritmo, álgebra, cifra, cero, jaqueca, alquimia, alambique, alcohol, alquitrán, talco, etc.
Los nombres de plantas que debemos al árabe son muy abundantes: aceituna, albaricoque, bellota, albérchigo, alfóncigo, acelga, algarroba, altramuz, alubia, alcachofa, alhucema, acebuche, sandía, retama, zanahoria, alfalfa, chirivías, jara, azúcar, berenjena, azafrán, almez, alerce, albahaca, azucena, azahar, algodón, amoraduj, alhelí, adelfa.
En la agricultura fueron unos verdaderos maestros, que perfeccionaron el sistema de riego. En este dominio, Ibn Wafid, escribió en el siglo XI el Libro de agricultura, cuyo influjo llega hasta las obras del siglo XVI. Entre otros términos, podemos señalar: acequia, aljibe, arcaduz, zanja, alberca, azud, aceña, noria, ñora, alquería, almáciga, almunia, almiar, almazara, tahona, etcétera. En la vida pastoril, rabadán, zagal, res, gañán.
En la fauna, jabalí, alcaraván, alacrán, alcotán, neblí, alhoja ‘alondra’.
El léxico relacionado con la guerra es abundantísimo: zaga, alharaca, algara, algarada, algarabia, alarde, adalid, alfange, adarga, acicate, jineta, aljaba, rebato, rehén, almirante, etc. Llevaban sus cosas en alforjas y talegas, sobre acémilas, entre cuyos arreos están los jaeces, las arbadas, la jáquima y el ataharre, etc.
• Galicismos
Las continuas relaciones políticas, religiosas y comerciales que se establecen a partir de los siglos XI y XII con Francia, incrementados, por las peregrinaciones a tráves del Camino de Santiago, hicieron posible la introducción en España de los primeros galicismos, como pendón, vianda, emplear, deán, chanciller, etc.
A partir de entonces es continua la entrada de galicismos, siendo más intensa en el siglo XVII y aún en el siglo XIX.
Hoy vestimos frac, levita, blusa, chaqué, sostén, chal, cuyos géneros pueden ser de tisú, piqué, pana, organdi, astracán, franela, etc. Podemos comer en un hotel o en un restaurante, escalope, tournedós, croquetas, paté, consomé, suflé, panaché de legumbres, etc. En la vida política y de actualidad quedaron complot, burocracia, comité, rutina, etc.
En deportes y espectáculos: chance, amteur, palmarés, entrenar, ducha, higiene, reportaje, cronometraje, kilometraje, turista, chándal, braza, cabina, marcaje, esqui, avión, aterrizaje, rodar un coche, rodaje, pilotaje, descapotable, garaje, bicicleta, pelotón, film (hoy filme), filmar, doblaje, matiné, debut, debutar, debutante, claque, reprise, ruleta, acrdeón, cotillón, vodevíl, etc.
• Italianismos
Los primeros se registran ya en el siglo XIV (consorcio, cañón, florin). Durante el siglo XV se inicia un contacto intenso con Italia, por motivos comerciales y culturales: Italia era la cuna de la antigua civilización tan admirada, y el origen del naciente humanismo. De esta época ya proceden novela, novelar, soneto, bandido, bando ‘edicto solemne’, caporal, colonel, batallón, escopeta, mosquete, etc. En el Siglo de Oro son más abundantes: madrigal, terceto, capriho, diseñar, modelo, cartón, medalla, zarpar, carroza, pista, hosteria, valija, etc. Penetran constantemente en español, hasta la época actual (diva, terraza, terrazo, melodrama, partitura, solista, vocalizar, etc).
• Anglicismos
Como hemos ido viendo, cada período la lengua española se ha visto inundada de palabras procedentes de otras lenguas: durante la Edad Media fueron los arabismos, durante los siglos XVI y XVII predominaron los italianismos, y en este siglo XX es masiva la introducción de anglicismos. El predominio científico y técnico de los Estados Unidos, con toda su esfera cultural, influye en la introducción de sus palabras, con sus ideas y sus cosas. Es raro el dominio donde no se haya introducido un anglicismo, aunque su uso en Esapña es mucho más moderado que en Hispanoamérica, donde la influencia de los vecinos del Norte es más intensa.
Testimonios de anglicismos hay en España desde la época clásica: norte, por ejemplo, ya aparence en Covarrubias. Otros ejemplos antiguos son: arruzur (< arrowroot), guatarrás (< Walter Raleigh), pichelingüe (< Speak English), monís (< monyes), ron, bricbarca, sur, este, oeste, etc. En el siglo pasado ya se usaban dandy, tilbury, club.
En el comercío encontramos hoy: coches convertibles, fajas, sportex, acondicionamiento de aire, frigidaires, pick-ups (que dejó rápidamente paso a tocadiscos), quemador-grill radiante, transistors (hoy transistores), trench-coats y trincheras, gabardina, clips, blocs, pullman, teléfono, rifle, revólver, fonógrafo, etc.
Entre los animales, varias razas de perros: dogo, bulldog, sétter, cócker, póinter, fox-terrier.
Los deportes has sido fuente abundantísima de anglicismos: golf, fútbol, gol, chut, chutar, hurra, corner, back, cros, sprint, handicap, match, pony, hockey, tenis, boxeo, ring, ping-pong, poker, bluff, raylle, as, baloncesto, balonmano, batir, récord.
De la vida maritíma: boya, clíper, bote, yola, yate, guardacostas, destructor, buque de desembarco, monitor, portaviones.
Del mundo de la medicina: antihistamina, auromicina, crus ‘sindrome’, estreptomicina, penicilina, electroshock, shock traumatico, etc.
Hay que añadir también los prefijos maxi- (maxifalda, etc.), mini- (minifalda, mini-precios, etc.), los tropos astros y estrella de cine, purga política, as ‘campeón’; los neologismos creados sobre neologismos ingleses: refrigeradora (calco de refrigerator), rascacielos (traduce skyscraper), limpiaparabrisas (windscreenwiper), lanzacohetes (rocket-launcher), etc.; las traducciones de modismos ingleses: teléfono de larga distancia (long-distance telephone); casa remolque (house trailer), estación de servicio (service station), etcétera. O los anglicismos tan disparatados y tan usados, como sugestión por «sugerencia», «conducir una orquesta» por «dirijir», chequeo, chequear, etc.
II. EL NEOLOGISMO
Podemos definir el neologismo como la «acepción nueva introducida en el vocabulario de una lengua en una época determinada».
Esta acepción puede manifestarse de varias maneras:
1.Por una palabra nueva que puede ser:
a) creada ex nihilo, como, por ejemplo, gas;
b) derivada del nombre de una persona: calepino, ‘diccionario latino’, derivado de Calepino, autor de un diccionario latino publicado en 1502; pantalón derivado del personaje de la comedia popular italiana, introducida en Francia a principios del siglo XVII, cuyo nombre era Pantalón, quien llamaba la atención por la prenda de vestir, que entonces era extraña;
c) derivada de una onomatopeya: el tic-tac del reloj;
d) procedente del fondo nacional, pero modificada por la adición de un prefijo o de un sufijo: en el madrileño actual de las generaciones jóvenes, mismamente, o las creaciones como mini-: minifalda;
e) tomada de una lengua viva, en cuyo caso penetramos en el terreno del préstamo léxico, o tomada de una lengua muerta, en cuyo caso nos adentramos en el terreno del cultismo.
2.A través de una palabra ya utilizada a la que se le atribuye un significado nuevo: carozza ‘persona de edad’.
3.Por medio de un cambio de categoria gramatical, por ejemplo, el paso de ideal de adjetivo a sustantivo.
¿Cuál es la causa de la aparición del neologismo? Los neologismos nacen frecuentemente:
a) Por la necesidad de nombrar alguna cosa nueva: productos o invenciones: motel, oleoducto, batel (barco + hotel), ciclotrón; en francés, restauroute (restaurant + route); acciones: filmar, amenizar; profesiones: cineasta, cosmonauta; movimientos políticos: fascismo, fascita, socialismo, socialista, neocolonialismo, etc.
b) Por el deseo de expresare con una precisión mayor de la que permiten las palabras existentes: por ejemplo, en Francia aparece hacia el final del siglo XIX la palabra réceptionner, que expresa más que recevoir, ya que aquélla contiene la idea de la comprobación de una entrega para ver si está conforme con las condiciones del mercado.
En todas las lenguas penetran neologismos tomados, sobre todo, de los idiomas modernos. El español ha tenido siempre una gran flexibilidad para adaptarlos a su estructura léxica. Unas veces esta adaptación se ha hecho por si sola; otras, la Academia recomienda un uso determinado. He aquí algunas palabras resueltas por la mencionada Institución:
- standard como estándar (plu. estándares);
- complot como compló (plu. complós);
- carnet como carné (plu. carnés);
- chalet como chalé (plu. chalés);
- perquet como parqué (plu. parqués);
- flirt como flirteo (plu. flirteos);
- film como filme (plu. filmes);
- smoking como esmoquin (plu. esmóquines);
- slogan como eslgan (plu. eslóganes);
- cock-tail como cóctel (plu. cócteles);
- suspense como sespension (plu. suspensiones);
- club (plu. clubes).
III. EL PRÉSTAMO LÉXICO
El contacto más o menos directo de dos lenguas origina el trasvase de deteminados elementos de una a otra. Estos elementos, que reciben la denominación de préstamos lingüísticos, están presentes en la historia de todas las lenguas. El préstamo léxico se puede definir como el proceso por el cual una lengua adquiere una palabra que no tenía y que pertenece al léxico de otra lengua. Este proceso se desarrolla durante un tiempo determinando, variable, que corresponde a la codificación más o menos rápida de esa palabra en la lengua.
¿Cuál es la causa del préstamo? Hay interpretaciones de orden externo y otras de orden lingüístico interno.
Entre los factores de orden externo se puede citar la necesidad de designar nuevas cosas, nuevos conceptos, nuevos sitios (cuando aparece un nuevo tipo de automóvil apto para todo terreno, se importa con el vehículo su nombre: jeep; el jet; el fútbol; recuérdese la boite de hace unos años o el pub de estos tiempos, la discoteca, etc.), la necesidad, en otro aspecto, de utilizar determinadas palabras en un medio de comunicación por ser imprescindibles para hacerse comprender o por motivos afectivos, etc.
Junto a estos factores externos, hay que señalar los factores lingüísticos internos, que son los más importantes; entre ellos, tenemos:
a) La frecuencia de las palabras: las palabras más frecuentes son las más estables y a las que más fácilmente acude el hablante; por al contrario, las de más baja frecuencia son más inestables y, por ello, más sujetas al olvido y a la sustitución por otras.
b) Los conflictos homonímicos también son fuente de los préstamos lingüísticos: aquí cabe recordar la patología y la terapéutica verbales de Gilliéron: la patología verbal se produce cuando dos palabras, en virtud de los cambios fonéticos se vuelven homófonas o cuando una palabra pierde su expresividad por haberse reducido excesivamente su cuerpo fónico. En estos casos se hace necesaria una terapéutica por medio de la cual el hablante siente la necesidad de modificar o sustituir una palabra que ya no le sirve: en italiano, la evolución normal del latín manducare>mancar «comer», se sustituyó por galo-romance mangiare para evitar la confusión con mancare «faltar». El latin bellum fue sustituido por el germanico werra para evitar la homonimia con bellus «bonito», «hermoso», etc.
c) Cuando una palabra pierde su significado inicial, ésta debe ser sustituida por otra palabra: en español, siniestro significó en principio «izquierdo», de ahi evolucionó a «funesto», «infeliz» por las connotaciones que el pueblo daba a la aparición de determinadas aves en la parte izquierda de un camino al emprender un viaje. El vacío producido se cubrió empleando la palabra de origen vasco ezquer, que ha sido la que ha dado origen a las formas iberorrománicas. En francés ocurrió lo mismo; senestre fue sustituido por el gauche germánico.
Otras causes pueden ser la insuficiente diferenciación de los campos semánticos, una valoración social más o menos acusada, etc.
EJERCICIOS DE AUTOCOMPROBACIÓN
1. ¿Se utiliza aún hoy el grieco clásico para acuñar nombres científicos?
2. ¿En qué fecha penetran los primeros galicismos en español? ¿Cuál es la vía de penetración?
3. ¿Son galicismos billete, bagaje, jira?
4. ¿Cuál es la época de mayor apogeo del italianismo?
5. ¿Son actualmente más abundantes los anglicismos en Hispanoamérica que en España?
6. ¿En qué época se produce la mayor afluencia de anglicismos?
7. Citar otros anglicismos que no aparezcan en el tema.
8. ¿Puede ser un neologismo la creación de una nueva palabra?
9. La atribución de una significación nueva a una palabra, ¿puede considerarse como un neologismo?
10. ¿Cuál es la base léxica del español?
SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS
1. Sí.
2. En el siglo XI. El Camino de Santiago.
3. Sí.
4. El Siglo de Oro.
5. Sí.
6. En la actualidad.
7. Boicot, cablegrama, cameraman, club, cheque, flirt, interviú, merketink, etc.
8. Sí.
9. Sí.
10. El latin.
La formación de palabras en español
Introducción
Es bien sabido que la lengua, el instrumento que nos sirve para la comunicación diaria, es un organismo vivo y que en ella las palabras nacen, se desarrollan y mueren, según enunció hace tiempo Arsène Darmesteter (La vie des mots étudiée dans leurs significations, París, Delagrave, 1950).
Junto al léxico patrimonial de la lengua, en nuestro caso el heredado del latín, hay palabras que no existen desde siempre, unas son totalmente nuevas en el idioma, otras se han formado a partir de elementos ya existentes. Para el español, las palabras heredadas representan un 23% del vocabulario español, los préstamos un 41%, y las creadas un 35%. Sin embargo, la frecuencia de uso es muy distinta, ya que representan un 81%, 10% y 8% respectivamente, lo cual demuestra que si el léxico heredado no es mayoritario se emplea muchísimo más, por ser patrimonial. Además, al ser el latín mayoritario en los préstamos (más del 80%), se afianza como la lengua de la que más palabras hemos tomado (más del 56% de nuestra lengua), a su vez, también, las más usadas.
Los préstamos tomados de otras lenguas románicas constituyen un 11% del vocabulario incorporado por esta vía, las voces procedentes del griego un 5%, las del árabe un 2%, y las restantes figuran en unas proporciones menores.
Para renovar el léxico, para cubrir los puestos que quedan vacantes, para dar cuenta de las nuevas necesidades designativas, la lengua posee varios recursos a los que acude constantamente, unos de carácter semántico, otros de carácter morfológico y otros estrictamente léxicos. Los recursos que nos importa ahora son la revitalización, la creación onomatopéyica, la incorporación de voces ajenas y la formación de palabras nuevas. En definitiva, esos son los procedimientos de la neología, que no es sino una tendencia de doble signo, aparentemente contradictoria, pues a la vez se utiliza el código lingüístico y hay una subversión contra él, se reconoce la norma y se transgrede, se crean palabras con arreglo a unas reglas pero esa creatividad cambia las propias reglas.
1. Revitalización
La revitalización se produce cuando se toma una palabra que ya ha caído en desuso para emplearla con el mismo significado que tenía antes, o con uno nuevo que se le confiere. Es lo sucedido con el español metropolitano azafata. El término existía en la lengua con el significado de ‘criada de la reina’, pero con la llegada de la aeronáutica la voz ha emprendido una nueva vida, ahora con el significado de ‘mujer que atiende a los pasajeros’, al que se le han añadido otros más. La implantación de la palabra no ha sido general en español, y en otras partes del mundo hispánico se emplea aeromoza., cuya formación es distinta a la que nos ocupa ahora.
En realidad, la revitalización no es un proceso ni de creación ni de incoporación léxica, todo lo más es de renovación semántica, pues la voz ya existía en la lengua. El vocabulario no se ve aumentado cuantitativamente, aunque sí cualitativamente.
2. Creación onomatopéyica
La creación onomatopéyica es un procedimiento bien conocido y del que se hace frecuente uso en la comunicación diaria, aunque cada vez menos da lugar a la aparición de palabras nuevas. Por sus mismas características, es común a muchas lenguas y en ella se ha querido ver el origen del lenguaje.
Son creciones onomatopéyicas, por ejemplo:
aupar pita
nana tictac
gorrino zigzag
Si la onomatopeya es la conversión de los sonidos naturales en una palabra cuyo significante imita la realidad extralingüística, una voz así creada debería ser igual en todas las lenguas que la emplean, aunque no sea eso lo que sucede, ya que en la formación de este tipo de palabras lo que imita es la sensación fónica percibida. Por ejemplo, el canto del gallo se dice en español quiquiriquí , en italiano casi lo mismo, chicchirichi, pero en francés es cocorico o coquerico, en inglés cock-a-doodle-do, y en alemán Kikeriki. De haberse imitado la realidad, el término tendría que haber sido el mismo en todas las lenguas.
A veces las onomatopeyas no imitan sonidos de la realidad, sino que pretenden representar sensaciones o percepciones afectivas. Son las onomatopeyas simbólicas, como la representación del balanceo en columpio.
Una de las características de las onomatopeyas es el reforzamiento o la duplicación de su forma para recalcar y destacar alguno de sus elementos: chupachup, frufrú, pimpampum, runrún, tictac, zigzag.
En estrecha relación con las onomatopeyas se encuentran las interjecciones que son meras exclamaciones afectivas, entre las que se hallan las voces para llamar a las personas o los animales, para espantarlos, para que se muevan, etc.: chitón, eh, hala, hola, ox, zape, zuzo, etc.
3. Incorporación de voces ajenas
La incorporación de voces procedentes de otras lenguas ha ocurrido en todas las épocas y en grandes cantidades, hasta tal punto que la cuestión del préstamo lingüístico ha merecido frecuentes trabajos de los filológos. Antes ha quedado dicho que el 41% de las palabras del español proceden de otras lenguas, aunque sólo representan un 10% del uso.
En un sentido estricto, el préstamo consiste, ségun la caracterización de Josette Rey-Debove, en un proceso mediante el cual una lengua cuyo léxico es finito y fijo en un momento dado toma de otra lengua (cuyo léxico es también finito y fijo en un momento dado) una voz (en su forma y contenido) que no poseía antes. Las palabras tomadas directamente de otra lengua, sin ninguna alteración son las palabras-cita, como masacre (que en francés es masculino) , graffiti, goal-average, ombudsman, saudade, etc.
Una categoría de préstamos son los llamados híbridos, normalmente voces derivadas a partir de las formas importadas, en los que el lexema pertenece a la lengua de donde se toma el préstamo y el morfema gramatical a la otra lengua, las que han sufrido una adaptación morfológica. De este modo nos encontramos con voces como croissantería, jeansería, windsurfista, windsurfero o escanear y zapear (‘hacer zapping’), con raíces extrañas a nuestra lengua y sufijos propios, construidas las dos primeras a partir del modelo de hamburguesería, que parece presentar una forma más acorde con la estructura lingüística del español, y las útimas siguiendo a los verbos en –ear. ¿Y qué decir de liderar o goleada? En estos casos ha tenido lugar un proceso dentro de la lengua que no es sólo el de la adaptación morfológica.
Las razones que llevan a la introducción de una palabra procedente de otra lengua son, en unas ocasiones, de carácter lingüistico (existe una predisposición, del tipo que sea, para adoptar el término foráneo en detrimento del propio; por ejemplo, cómic, póster y pin en lugar de tebeo, cartel o insignia), y en otra de índole extralingüística (un concepto, un objeto originado en otro lugar se introduce con el término que sirve para nombrarlo en su primera lengua; el mundo de la informática nos proporciona abundantes ejemplos en este sentido).
Una categoría especial sería la de las palabras inventadas. Evidentemente, no son préstamos lingüísticos, pero se asimilan a ellos, y hasta se confunden, pues una palabra inventada puede ser un préstamo en otra lengua. La invención de una voz se produce en la búsqueda de una expresividad que se quiere ver en el poder evocador de su significante. Por ejemplo, gas fue inventada por el químico y médico flamenco del siglo XVII Jan Baptista van Helmont; suripanta parece tener su origen en una gracia de un coro teatral madrileño; chupóptero es una creación popular bien conocida y que no necesita más comentarios.
En el capítulo de los préstamos merecen un apartado especial los cultismos léxicos, esto es, las palabras procedentes de una lengua clásica adoptadas directamente, con una leve asimilación al sistema fonológico receptor (por ejemplo, la pronunciación velar de la g de frígido). Son latinismos alátere (no adlátere), déficit, dómine, médula, plácet o quórum; por su parte, hay helenismos como bautizar, hipopótamo, imbécil, limosna, oligarquía o rábano . Los cultismos llegan a convivir con las formas patrimoniales en la lengua, produciéndose dobletes del tipo medula / médula, seglar / secular, lindo o limpio / limpido, raudo/ rápido o delgado / delicato. La aclimatación del cultismo puede ser tal que llega a convertirse en la forma popular, mientras que la voz partimonial es considerada culta, como ocurre con raudo y rápido.
En la actualidad los cultimos léxicos son muy frecuentes por las necesidades del lenguaje científico y técnico para tener voces nuevas. No son cultismos en un sentido estricto, pues son resultado de la formación de palabras con elementos cultos, por que resultan comunes a todas las lenguas de cultura, como discoteca, enzima, micrófono, proteína o termómetro. Sólo algunos casos aislados son formaciones cultas realizadas en español; por ejemplo, semáforo.
4. Formación de palabras nuevas
La formación de palabras, consiste en la ampliación del conjunto de voces del idioma con mecanismos de tipo morfológico, y partiendo de elementos ya presentes en el lenguaje, o con otros tomados de fuera. Es un procedimiento que ha estado activo a todo lo largo de la historia de la lengua, si bien en unos momentos ha optado por unas posibilidades y en otros por otras diferentes.
Los dos medios de que dispone la lengua para la construcción de unidades léxicas son la composición y la derivación. En la composición participan dos o más unidades léxicas que pueden aparecer libres en la lengua, mientras que en la derivación hay un elemento (gramatical) que no. La parasíntesis es la combinación de elementos de la composición y de la derivación, o de la prefijación y de la sufijación. La composición y la derivación son procesos de transformación de las estructuras sintácticas que llevan a unidades léxicas, como los que pueden ejemplificarse con:
instrumento que sirve para sacar corchos => sacacorchos
persona que vende verdures => verdulero
tirar desde una peña => despeñar
Tanto la composición como la derivación pueden efectuarse de diversas maneras:
composición:
sinapsia
disyunción
contraposición
yuxtaposición
mediante prefijos vulgares
acortamiento
derivación:
mediante prefijos cultos
mediante sufijos
mediante interfijos
parasíntesis
4.1. Composición
La composición léxica se sirve de varios procedimientos para la creación de voces nuevas.
4.1.1. Sinapsia
La sinapsia da origen a algunas de las unidades que Bernard Pottier llama lexías complejas. En la composición en general y en la sinapsis en particular, intervienen al menos dos unidades léxicas, como se ve en algunos de los ejemplos anteriores o en
betún de Judea letra de cambio
conejillo de Indias traje de luces
estrella de mar
La unión de los miembros en la sinapsia es de naturaleza sintáctica, no morfológica como en los derivados y en otros compuestos, por lo que es dificil determinar si se ha producido la lexicalización o no. La relación sintáctica entre las dos partes del compuesto se realiza en español habitualmente con de:
azul de metileno martillo de agua
conferencia de prensa silla de ruedas
goma de mascar toro de lidia
Ese de puede introducir un todo virtual (pan de Calatrava), del cual el determinado es una de las partes, pero también puede indicar una circunstancia para la cual es apropiado el objeto (por ejemplo, pañuelo de bolsillo), su destino o finalidad (casa de huéspedes), o la clase de elementos en los que el determinado es atributo (betún de Judea). La relación sintáctica entre los elementos se efectúa frecuentemente con a, posiblemente por influencia extranjerizante: avión a reacción, olla a presión, juguete a pilas. En general, la a introduce una característica distintiva. Si el determinado designa a un artefacto el detrminante indica el agente motor, de ahí su enorme productividad. Puede incluso ocurrir que desaparezca el nexo que hay entre las dos partes y se llegue a la unión gráfica de los dos elementos, con lo que la lexicalización parece irrefutable:
estrella de mar / estrellamar
hoja de lata / hojalata
La sinapsia es un procedimiento de formación de palabras propio de los lenguajes científicos y técnicos, y poco frecuente en la lengua usual y en literaria, donde no es fácil encontrar elementos de ese tipo.
4.1.2 Disyunción
En la composición por disyunción la lexicalización parece superior a la existente en la composición por sinapsia. La disyunción da origen a un tipo de lexías, las compuestas, en la que los dos elementos participantes no se han soldado gráficamente, por más que la lexicalización sea un hecho:
cama nido opinión publica
cuento chino pájaro carpintero
guerra civil
Los compuestos por disyunción designan un solo objeto, lo cual confirma que se ha producido la lexicalización del conjunto. Los dos elementos participantes en estas formaciones son de carácter nominal, el primero es la denominación, mientras que el segundo es una especificación del primero. Por ello
guerra civil es una guerra
tinta china es una tinta
goma arábiga es una goma
pez espada es un pez
La relación que se produce entre los dos elementos es de disyunción, pues, a pesar de ser el segundo una especificación del primero, un nombre de otra clase, ni lo civil es una rama de la guerra, ni las espadas son de los peces, ni lo chino de la tinta.
La disyunción es una forma de composición no muy frecuente en español, motivo por el que escasea en los textos de carácter literario. El ámbito donde se encuentra el mayor número de formaciones de esta clase es en el de las denominaciones de animales y plantas, por la estructura DENOMINACIÓN + ESPECIFICACIÓN presente en su estructura. Valgan como ejemplo las siguientes designaciones:
cabra montés oso lavador
oso colmenero perro mapache
oso hormiguero
gallito inglés pájaro pinto
pájaro bobo martín pescador
pájaro carpintero pinzón real
pájaro mosca
4.1.3 Contraposición
La contraposición representa un grado más elevado de unión gráfica que la disyunción, pues los dos elementos que participan en ella se escriben unidos por un guión en la mayoría de las lenguas. Nuestra Academia restringe el uso de los guiones (cfr. Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, Madrid, Espasa-Calpe, 1973), lo que lleva a la inseguridad en muchos usuarios, de tal manera que surgen las dudas cuando se quiere escribir coche bomba, falda pantalón o buque escuela ¿o es coche-bomba, falda-pantalón y buque-escuela?, y que lo que ha de ir con guión aparezca sin él, como coche-cama(s), frecuentemente escrito coche cama. Sin embargo es muy explícita el decir: “Cuando los gentilicios de dos pueblos o territorios formen un compuesto aplicable a una tercera entidad geográfica o política en la que se han fundido los caracteres de ambos pueblos o territorios, dicho compuesto se escribirá sin separación de sus elementos: hispanoamericano, checoslovaco, afroantillano. En los demás casos, es decir, cuando no hay fusión, sino oposición o contraste entre dos elementos componentes, se unirán estos con guión: franco-prusiano, germano-soviético ”(cfr. el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, Madrid, Espasa-Calpe, 1973).
Como en todos los tipos de composición enumerados hasta aquí, el resultado de la contraposición mantiene la acentuación original de sus elementos, sin modificación ninguna, por lo que puede pensarse que la lexicalización no es total.
El español posee un buen número de compuestos por contraposición que siguen las estructuras de la composición en otras lenguas románicas, especialmente el francés, y pierden o sustituyen parte de su cuerpo fónico, como en franco-belga o arabo-israelí, y no francés-belga o árabe-israelí.
La aparición de esa o podría ser interpretada como un simple elemento de conexión.
En la contraposición suelen intervenir dos adjetivos, pues el resultado buscado es con frecuencia un adjetivo, o un substantivo empleado en funciones determinativas, o calificativas. En ellos predomina más la relación semántica entre los elementos del compuesto que la relación sintáctica, muy disminuida por el hecho mismo de la contraposición: ni siquiera se conserva entre los adjetivos una concordancia gramatical:
un proceso químico-físico / una prueba químico-física
lo cual, por otro lado, demuestra el grado de fusión de los elementos a que se ha llegado.
Si los participantes en el compuesto son dos substantivos, es el primero el que confiere la categoría gramatical al elemento resultante: buque-escuela es masculino. El segundo de los substantivos actúa con una función predicativa que designa el fin del objeto designado. Este hecho determina la frecuente confusión de los compuestos por contraposición con los compuestos por diyunción, grupo al que pasan con frecuencia todos aquéllos, de manerea que:
buque-escuela se convierte en buque escuela
coche-cama se convierte en coche cama
vagón-cisterna se convierte en vagón cisterna
4.1.4 Yuxtaposición
El cuarto tipo de composición es la yuxtaposición, el más caudaloso de los que se vienen considerando. La fusión gráfica de los elementos participantes en el compuesto es total, así como su lexicalización y su gramaticalización. Estas formaciones son las que Bernard Pottier viene en llamar lexías compustas. Es tal su abundancia, la facilidad para su creación, y la habilidad para hacerlo de algunos escritores (recuérdese, por ejemplo, a Juan Ramón Jiménez), que nos damos a cada paso con alguno de ellos:
artimaña latinoamericano
contrarreformista malformar
chuflaibailes menoscabar
entrecasa pasatiempo
hincapié quisicosa
hispanohablante
La estructura de estos compuestos, a primera vista, es muy sencilla: la yuxtaposición de dos elementos. Ahora bien, en el compuesto se puede presentar un abultado número de formas, según la categoría gramatical de los componentes, la categoría del resultado final, y las relaciones sintácticas y semánticas que mantengan entre sí los dos elementos. Con la variedad de formantes y de resultados que presentan estos compuestos, las relaciones entre los elementos participantes no pueden sino ser de muy diversa índole.
Tipos
1. En el tipo SUBSTANTIVO+SUBSTANTIVO (bocamanga, carricoche, casatienda, madreselva, telaraña ) puede haber una coordinación.
2. De los compuestos SUBSTANTIVO+ADJETIVO hay que distinguir dos grupos, que producen resultados distintos, substantivo o adjetivo, de acuerdo con su estructura sintáctica interna. Los que dan lugar a substantivos (por ejemplo, aguardiente, hierbabuena) presentan una relación muy sencilla de DETERMINADO+DETERMINANTE:
agua + ardiente
hierba + buena
donde el segundo elemento es restrictivo del primero, y, por tanto, se produce una relación de disyunción, como en los compuestos por diyunción, del tipo guardia civil, si bien éstos mantienen los dos acentos, mientras que los yuxtapuestos conservan uno solo. Entre el determinado y el determinante existe una relación atributiva:
aguardiente es agua que es ardiente
hierbabuena es hierba que es buena
Los compuestos SUBSTANTIVO+ADJETIVO ADJETIVO ( por ejemplo, alicaído, cejijunto, pelirrojo, teticiega) presentan la curiosidad de un elemento interior i que podría llegar a interpretarse como un interfijo de enlace entre el substantivo y el adjetivo. Se produce en compuestos SUBSTANTIVO+VERBO (maniatar, derivado de maniatado), y semejante a la i que figura en algunos compuestos SUBSTANTIVO+SUBSTANTIVO (carricoche), y ADJETIVO+ADJETIVO (tonticiego,grandilocuente), pero de distinto origen.
3. Una de las cuestiones que más ha preocupado a la crítica es la de la estructura y forma de los compuestos de VERBO+SUBSTANTIVO:
hincapié quemasangres
matamoscas quitapenas
pasatiempo tapajuntas
a los que se pueden asimilar de VERBO+ADVERBIO:
bogavante
catalejo
mandamás
En uno y otro tipo de compuesto el resultado es un substantivo. Son formaciones muy numerosas y variadas que comienzan a aparecer en la época románica.
No existe opinión unánime sobre cuál es la forma verbal presente en el primer elemento de estos compuestos, pues para unos se trata de un imperativo, para otros del presente de indicativo, y para otros es un mero tema verbal. Habitualmente el verbo es de acción y exige el substantivo en plural.
El elemento semánticamente cargado del compuesto es el verbo, mientras que el substantivo suele ser secundario. De este modo, entre las denominaciones de un animalillo podemos encontrar las de saltagatos, saltamontes, saltpajos, saltarén, saltigallo, saltón, pues lo que importa es lo designado por el verbo saltar. Lo que importa en estos compuestos (VERBO+SUBSTANTIVO y VERBO+ADVERBIO) es el significado global, no el de sus partes y que se desprende de la estructura sintáctica del compuesto.
4. Los compuestos ADVERBIO+VERBO VERBO (por ejemplo, bienaventurar, bienquerer, malcasar, malformar, malparir, malvivir, malversar, menoscabar, menospreciar) presentan una estructura sintáctica de DETERMINANTE+DETERMINADO, que no responde a los modelos actuales, por lo que las palabras así compuestas son creaciones viejas en la lengua, a semejanza de las cuales se pueden hacer otras en la lengua actual, si bien su rentabilidad sigue siendo baja. Como en tantos otros casos (por ejemplo en las estructuras de SUBSTANTIVO+ADJETIVO y ADJETIVO+SUBSTANTIVO) parece que la relación que se establece entre los dos elementos es adversativa:
malvivir es vivir pero mal
malformar es formar pero mal
malparir es parir pero mal
5. Resulta curioso comprobar que la mayor parte de los compuestos de ADVERBIO +VERBO => VERBO tiene un valor negativo, pues el adverbio que participa en la formación es mal o menos; son raros los positivos, normalmente construidos con bien (bienestar, bienquerer) y, por lo general, substantivados o próximos a hacerlo, menos bienaventurar. Desde el punto de vista semántico el determinante modifica en algún grado el significado del verbo (menos-, mal-, bien)
4.1.5 Prefijos vulgares
La formación de palabras mediante prefijos vulgares se considera tradicionalmente como parte de la composición, y no de la derivación, pues estos prefijos coinciden con las preposiciones; esto es, se unen dos elementos independientes en la lengua. Los problemas surgen cuando se hace una distribución sistemática de los elementos, ya que los prefijos vulgares pertenecen a la composición, mientras que los prefijos cultos, los interfijos y los sufijos forman parte de la derivación. Es más, muchos de los elementos cultos que se emplean para construir palabras nuevas no tienen vida independiente en la lengua (salvo lexicalizaciones), por más que en latín y griego fueran formas libres , y son consideradas dentro de la derivación, a pesar de que una misma unidad puede presentarse al comienzo y al final de las voces construidas con ella. Por otra parte, todos los prefijos vulgares son átonos, mientras que hay sufijos, y también elementos cultos, que son tónicos.
El prefijo vulgar se antepone a la palabra de base, y puede tener, o no, existencia independiente como preposición, lo que le confiere la cualidad de separable o de inseparable: es separable la a- de apolítico (coincide con la preposición a) pero no lo es el re- de reencuentro.
No hay prefijos que sean exclusivos de una categoría gramatical, pues se unen indistintamente a substantivos:
predominio previsión
prejuicio
adjetivos:
preclaro previsible
previo
y verbos:
preconcebido predominar
predecir preocupar
Los elementos que pueden unirse para formar compuestos con prefijos vulgares, y los resultados a que se llega son variados, según se ve en los siguientes ejemplos:
CONJUNCIÓN+VERBO => CONJUNCIÓN (siquiera)
PREPOSICIÓN+SUBSTANTIVO => SUBSTANTIVO
(contrapropuesta, contrarreforma, entrecasa, sinvergüenza, traspié)
PREPOSICIÓN+VERBO => VERBO
(anteponer, contramandar, entretejer, trastocar)
PREPOSICIÓN+CONJUNCIÓN => CONJUNCIÓN
(conque, porque)
PREPOSICIÓN+PREPOSICIÓN+PREPOSICIÓN => PREPOSICIÓN
(desde)
Como también veremos que sucede con los sufijos, un mismo prefijo puede tener valores diferentes:
acientífico asimilación
incorrección información inmigración
Y, al contrario, un mismo sentido puede expresarse a través de varios prefijos, cuya distribución no siempre parece clara. Así, el orden, anterioridad, prioridad puede indicarse mediante pre- y ante-:
precongresual, preelectoral, preexistir, previsión,
anteayer, antedicho, antemano
La convergencia en un mismo valor puede producirse con un prefijo vulgar y otro culto. Por ejemplo, para señalar la oposición se puede emplear el vulgar contra- o el culto anti-:
contracorriente, contradecir, contrarrevolución, contrapelo, antiabortista, antiapartheid, antieuropeo, antigoplista, antidisturbios, antidopaje, antimarxista, antiespiritual, antisocial
El más rentable de ellos dos, y, en general, de los prefijos, es anti-, especialmente en el lenguaje periodístico, tendencia que no es privativa de nuestra lengua, pues ha observado también en francés.
La privación o negación se expresa mediante a-, de-, o des-, e in-:
acientífico, amoral, apolítico
desamparar, desautorizar, desconcierto, desengañado, deshonor,
inapelable, incapaz, increíble, indiferencia, inquietar
Con el prefijo in- se forman innumerables parasintéticos adjetivales, y muchísimos nombres de acción.
4.1.6. Acortamiento
Tradicionalmente, los tratados dedicados a la composición de palabras terminan en el apartado anterior. Sin embargo, desde hace unos años está despertando el interés de los especialistas el acortamiento de palabras del que la lengua hace un abundante, y hasta excesivo, uso. Hay que distinguir el acortamiento de la aglutinación, pues ésta es un modo de composición en el que alguno de sus elementos pierde parte de su materia fónica para formar la nueva palabra.
En principio, el acortamiento es el proceso diametralmente opuesto a la composición, pues no se trata de añadir, sino de suprimir; pero, como veremos, también se llega a la composición a través del acortamiento de palabras.
El acortamiento es un proceso propio del lenguaje del comercio, de la administración, y, en general, de los lenguajes especializados, por lo que no se suele encontrar en los textos de carácter literario, excepción hecha del abreviamento que puede aparecer en obras que reflejan el habla coloquial y cotidiana.
Como sucede con la composición, el acortamiento de palabras también presenta varias modalidades:
4.1.6.1 Abreviamiento
El abreviamiento, o truncamiento, consiste en la reducción del cuerpo fónico de una palabra. Se produce por la pérdida de sílabas completas y suele ser por apócope, rara vez por aféresis:
cine por cinematógrafo
foto por fotografía
profe por profesor
zoo por zoológico
bus por autobus
4.1.6.2 Abreviatura simple
La abreviatura es la representación de una palabra en la escritura con una o varias de sus letras (se suprimen letras, no sonidos). Siempre se mantiene la primera o primeras letras, que son la clave para la identificación de la palabra. Puede producirse por apócope:
d. por don
her. por heredero
s. por san
tel. por teléfono
Pero también son frecuentes los ejemplos por síncopa:
admon. por administración
dr. por doctor
entlo. por entresuela
tente. por teniente
Cuando se leen abreviaturas se leen las palabras completas, mientras que en el abreviamiento tan sólo se lee, y se emplea en la lengua hablada, el resultante de la reducción. Ello opone el carácter gráfico / fónico de los procedimientos, por lo que resulta bien llamativa la oposición d./ don que se inclina en favor de la forma larga, que en un texto escrito no tiene por qué ser la forma preferida, salvo que se considere que no merece la pena la reducción para ahorrar tan sólo un espacio (la forma d. ocupa dos, y la plena tres).
Si se incluyen el abreviamento y la abreviación entre los mecanismos de composición de palabras es porque en la reducción pueden intervenir dos o más palabras, como veremos más adelante.
4.1.6.3. Acronimia
Un caso especial de abreviamiento es la acronimia, o unión del comienzo de una palabra con el final de otra, o, más raramente, el final de una y el comienzo de otra. Es una forma de composición muy moderna y de carácter técnico. Normalmente son voces hechas en otras lenguas y después introducidas en el español, aunque hay alguna de carácter autóctono:
aceriales se forma sobre aceros industriales
autobús se forma sobre automóvil ómnibus
bit se forma sobre binary digit
informática se foma sobre información automática
motel se forma sobre motorist hotel
tergal se forma sobre poliéster galo
transitor se forma sobre transfer resistor
Estas formaciones también se han llamado palabras-percha y palabras-maleta. Debido a su complejidad, apenas se hace uso de ellas en la lengua, y se han lexicalizado.
4.1.6.4. Abreviatura compuesta
Junto a la abreviatura simple, existe la abreviatura compuesta, en la que lo abreviado son dos o más palabras, y sólo se retiene la primera letra de cada una de ellas. Es, por supuesto, una formación de carácter gráfico y no fónico:
b. s. p. por besa sus pies
d. e. p. por descanse en paz
l.c. por lugar citado
o.c por obra citada
q.e.s.m por que estrecha su mano
Es un procedimiento que se halla en franco retroceso y que sólo se conserva en fórmulas estereotipadas, cada vez menos empleadas, y como convenciones en determinados tipos de textos, por lo que raramente los encontramos en los literarios.
4.1.6.5 Abreviaturas complejas
Si lo abreviado son los nombres propios, y no los elementos que hemos venido viendo hasta aquí, estaremos ante la sigla. Las fórmulas que se siguen para su constitución son muy complejas, así como los resultados producidos, por lo que también podemos llamarlas abreviaturas complejas.
Su motivación, a veces, llega a ser obscura, o desconocida, para el usuario. Son varios los tipos existentes de siglas:
4.1.6.5.1. La sigla transparente no es sino una abreviatura compuesta, pues al ser empleada se pronuncia la forma desarrollada, no la abreviada, pues su contenido es conocido por los usuarios:
CCOO se lee como Comisiones Obreras
RNE se lee como Radio Nacional de España
TVE se lee como Televisión Española
Esta sigla se caracteriza frente la abreviatura compuesta en que la sigla es un nombre propio y la abreviatura no.
4.1.6.5.2. La sigla opaca se caracteriza por no dejar entrever su contenido. Las hay de dos tipos:
a) La sigla opaca deletreada. En ella se pronuncia el nombre de cada una de las letras componentes :
LP se lee elepé
PC se lee pecé
PP se lee pepé
UHF se lee uhachefe
b) La sigla opaca leída secuencialmente se lee como si se tratase de cualquier otras palabras de la lengua, sin interpretar el valor inicial de cada letra:
AVE se lee ave
HUNOSA se lee hunosa
MOPU se lee mopu
ovni se lee ovni
radar se lee radar
RENFE se lee renfe
Talgo se lee talgo
UNED se lee uned
Algunas de las siglas opacas son mixtas para facilitar su pronunciación:
PSOE se lee pesoe
4.2. Derivación
La derivación consiste en la creación de elementos léxicos nuevos por la adición a palabras ya existentes en la lengua de elementos inseparables, esto es, de afijos, o por la supresión de algún sufijo.
Desde Varrón se distingue entre la derivación y la flexión.
En ésta no hay aportaciones nuevas de significado, tan sólo de función, mientras que en la derivación hay variaciones de significado, y, en menor medida, cambios de categoría gramatical de la palabra, pero no modificación de la función.
Tomando la interpretación de Coseriu, la derivación es la combinación de dos elementos, de los que uno ( el que se presenta en el significante) determina al otro (representado en el significante por el sufijo derivativo).
Las estructuras sintácticas que presentan los derivados son, pues, muy simples, y que se trata de una yuxtaposición, con o sin interfijos, de un determinante y un determinado.
Los sufijos son muy variados y de un rendimiento muy dispar. Su aparición en la lengua se debe a modas más o menos pasajeras, lo que hace que unos sean preferidos en unas épocas y otros en otras.
Su enorme rendimiento en la lengua actual nos permite encontrarlos con facilidad en cualquier manifestación lingüística.
4.2.1 Prefijos cultos
Al hablar de los prefijos vulgares hemos tenido ocasión de hablar de los elementos cultos para la formación de palabras, cuyo encasillamiento resulta difícil. Su funcionamiento no es similar al de los demás afijos, por lo que reciben el nombre de seudoafijos o afijoides (seudoprefijos o prefijoides, seudosufijos y sufijoides). Pueden aparecer como primer elemento de la nueva formación y como segundo. Son prefijos desde el momento en que se anteponen a la base léxica; y son falsos por su origen culto, y su introducción reciente en la lengua en palabras creadas artificialmente en el lenguaje científico y técnico: biografía, biográfico, biológicas, cronología, fotográfico, teléfono, telefónica, televisión, videocámara, videojuego, etc.
A pesar de su proliferación en los lenguajes especializados, en la lengua general su rendimiento no es muy alto pues no pasan a ella todas las palabras de las terminologías especializadas. Sin embargo, en el momento en que esos elementos abandonan el ámbito restringido en que nacieron y pasan a ser de uso cotidiano, dan lugar a derivado sin cesar, unidos a bases cultas o a palabras existentes en la lengua: autoabastecimiento, autobiografía, autocrítica, autotitulado, bactericida, bacteriófago, bacteriología, narcodólar, narcoguerrilla, narcogobierno, narcoterrorista, narcotraficante, termodinámica, termografía, termolipolisis, termonuclear, termovisión, y tantísimos más con los que se podría ejemplificar. En ocasiones, estos elementos prefijales tienen la sola función de realzar el significado del término primitivo, de manera objetiva o subjetiva, de ahí el frecuente empleo enfático de algunos de ellos: super-, se aplica prácticamente a todo (superbanco, superbote, superburgués, superbuzo, supercañón, supercoche, supercontento, supercuenta, superdelegado, superdeportivo, supereconómico, supereficiente, superfestejo, supergarantía, superlight, etc.), en ocasiones sin producir mayores cambios de significado en la voz de partida (superalegre, superbueno, superguay).
4.2.2. Sufijos
La sufijación es, sin duda, el más importante de los procedimientos de la derivación, y el único para los estudiosos que consideran que los interfijos no son sino una clase de sufijos. La sufijación consiste en la adición de un elemento, el sufijo, a un elemento léxico ya existente en la lengua. Ha tenido una gran vitalidad a todo lo largo de la historia de la lengua, y aún hoy sigue siendo muy rentable, no sólo por la pervivencia de elementos formados en el pasado, sino también por la creación de muchos neologismos mediante sufijos.
Gracias a la sufijación, el concepto primario representado por la base léxica queda orientado en un sentido u otro, o gramaticalmente, o semántica y gramaticalmente, según el tipo de sufijo que se haya añadido. Así, por ejemplo, a partir de una base léxica podemos encontrar varios derivados: con crear se han hecho creación, creacionismo, creador, creativo, a partir de labrar se obtienen labrada, labrador, labranza o labriego; de humano se sigue humanidad, humanismo, humanista, etc.
Todas esas nuevas formaciones deben tener una modificación en el significado primitivo, y, posiblemente, también en la función. De otro modo no se podría explicar la profusión de tales creaciones.
El sufijo indica la categoría gramatical a la que pasa a pertenecer la unidad creada. Unos serán substantivos:
creacionismo labranza
humanidad labriego
hombría
otros, adjetivos:
creado labrador
humanístico
o verbos:
plantear
adverbios:
alegremente mensualmente
anualmente valientemente
diariamente
El sufijo posee también un valor especificativo
labrador es el hombre que labra
labranza es la acción de labrar
diariamente es de manera diaria
Desde el punto de vista semántico es el sufijo el que parece estar determinado por la base lexical del compuesto, si bien gramaticalmente la estructura es de DETERMINADO + DETERMINANTE.
Los sufijos no son monovalentes, pues pueden poseer distintos valores, ni tampoco están especializados en un significado, ya que distintos sufijos pueden expresar una misma idea. Así, por ejemplo, para crear substantivos que expresen la idea de acción suele partirse de verbos, y se utilizan no pocos sufijos átonos y tónicos:
abandono, abrazo, ahorro
envase
compra
dictado, envasado
empolladura, mordedura
alzamiento
superación, duración
tolerancia
arbitraje, vasallaje
aleccionador, pacificador
En estas formaciones, el substantivo resultante mantiene el carácter dinámico del verbo del que se parte, posiblemente porque se quieren alcanzar formaciones que designen acciones.
Dentro del grupo de sufijos que producen nombres y adjetivos merecen un lugar especial los apreciativos: sirven para expresar sentimientos o juicios de valor añadidos a la palabra de la que se parte. Son los llamados tradicionalmente aumentativos y diminutivos. Suelen aplicarse a substantivos:
becerrillo tufillo
boquilla escobilla
brinquito muñequito
gritito perrito
librito
banderín botellín
amiguete ramillete
dedete taponcete
palacete
palomita versalita
ladronzulo tiranuelo
pañuelo
Y en menor medida a voces pertenecientes a otras categorías gramaticales, como adjetivos ( por ejemplo, jovencito).
En el uso corriente de la lengua parecen menos abundantes los aumentativos:
casaza martillazo
cochazo perrazo
filetazo pisazo
casona comilona
chaquetón nubarrón
faldón tazón
garrafón velón
novelón ventarrón
Frente a los sufijos que hemos visto antes, los apreciativos no cambian, salvo en muy contados casos, la categoría gramatical de la palabra que se toma como base para hacer el derivado.
En los sufijos diminutivos parece haber un sentido objetivo de aminoración (casita, perrito, botellita, camisilla, etc.), junto al que , o en su lugar , aparecen unos sentidos subjetivos del usuario, que introduce sus propios sentimientos en el discurso mediante esa posibilidad; esto es, manifiesta su propia valoración personal, como explicó muy bien Amado Alonso. Así, por ejemplo, “le dijo cuatro palabritas “, “se ha dado un buen viajecillo “, “pesa unos quilines de más “, “le tocó lidiar un torete de mucho cuidado”, “tiene buenos amiguetes” , “ no me seas bribonzulo”, o los que emplean los enamorados ( amorcito, cariñito, ratita, etc ) y los utilizados para dirigirnos a los niños (“ ¿te has tomado la sopita?, “¡ay mi chiquirritín!”, etc.).
De entre los sufijos diminutivos parecen ser -illo e -ito los que tienen mayor empleo, de un modo general, y, sobre todo, en la lengua literaria. No puede olvidarse, por otro lado, que algunos de estos sufijos tienen un empleo preponderante –aunque no exclusivo- en determinadas zonas geográficas, y así -ico es característico de Navarra, Aragón, Murcia y Andalucía oriental, -uco en Cantabria, -ino en León y Extremadura, -ín, -ino en Asturias, León y Extremadura e -iño en Galicia.
Los sufijos aumentativos también poseen valores afectivos, especialmente el despectivo con el que se halla muy ligado, y en general todos los peyorativos, aunque no exclusivamente:
bribonazo feote
maridazo guisote
padrazo monigote
vinazo moscarda
Sin embargo, el valor más frecuente entre los sufijos aumentativos es el de ‘golpe’, que se encuentra especialmente ligado al sufijo -azo. El paso del valor aumentativo al de ‘golpe’ parece ser la consecuencia de una serie de confusiones de sufijos producida en la lengua a finales de la Edad Media:
aldabonazo martillazo
bastonazo puñetazo
codazo topetazo
manotazo
Es -azo el sufijo para expresar ‘golpe’ más moderno de los que conocemos, y forma substantivos masculinos a partir de masculino y de femeninos. Más antiguo en la presencia en la lengua con ese valor, o con el de ‘acción brusca’, es -on, que ha dado lugar a formaciones como apretón o pisotón.
El valor de ‘golpe’ no es exclusivo de los sufijos aumentativos, pues también aparece con el sufijo de acción -ada (son de acción: cacerolada, chorizada, estirada, frenada, llamada, tractorada, etc.), el más antiguo de cuantos se utilizan para expresarlos: calabazada, lanzada, pedrada, puñalada, etc.
A la vista de los ejemplos parece haber una especialización gramatical en esos sufijos, pues con -azo se forman substantivos masculinos y con -ada femeninos a partir de otros substantivos:
aldabonazo martillazo
codazo
pedrada puñalada
mientras que con -ón se hacen substantivos tomando como base verbos: trompicón
Los sufijos , por otra parte, producen también adjetivos, muchas veces substantivados. Entre ellos es enormemente productivo -ble, cuya función es la de cambio de categoría, sin añadir significados nuevos al derivado, lo que facilita la proliferación de esos adjetivos. Los derivados en -ble se forman preferentemente a partir de verbos. El resultado de estas formaciones significa que el sujeto tiene la capacidad de que se efectúe en él la acción designada por el verbo que sirve de partida. Como no parece haber aportación semántica nueva, y tener carácter gramatical, es por lo que los diccionarios no suelen registrar estas formaciones. Sirvan como ejemplo:
atribuible historiable
bebible honorable
combustible inflamable
encastrable inviable
eyectable presidenciable
futurible verificable
Con el sufijo –al se forman derivados cuyo significado es el de ‘relativo a’ lo designado por la base léxica. Estas formaciones son muy frecuentes y los resultantes son tanto adjetivos como substantivos:
artesanal peatonal
comarcal sindical
inusual visceral
patrimonial
catedral manantial
diagonal trigal
Las palabras que sirven de partida para estas formaciones son indistintamente adjetivos y substantivos. Muchos de estos derivados ya estaban formados en latín, y los románicos son creaciones analógicas sobre aquéllos.
Con -ista se construyen adjetivos que pueden substantivarse, y cuya significación es la de ‘partidario, seguidor, aficionado, etc.’, a veces con su correspondiente substantivo en -ismo:
budista budismo
capitalista capitalismo
ecologista ecologismo
europeísta europeísmo
historicista historicismo
guerrista guerrismo
madridista madridismo
partidista partidismo
pesimista pesimismo
submarinista submarinismo
Otras veces los sufijos son creaciones analógicas por parecidos con otras terminaciones, o con otras lenguas, aunque no desentonan en nuestra lengua, como sistemático en lugar de sistémico.
Los sufijos no solo sirven para crear substantivos o adjetivos como hemos venido viendo, sino que también los hay verbalizadores. Existe un tipo de sufijación simple, o inmediata, también llamada impropia, mediante la que se añade a la base léxica la terminación verbal, del mismo modo que se producían substantivos a partir de verbos con los sufijos -o, -e, -a. Son muy frecuentes los verbos resultantes de la primera conjugación, formados a partir de substantivos: abonar, alarmar, sentenciar; y alguno derivado de un adjetivo: publicar.
En todas estas formaciones, en todos los derivados verbales, aparece, como resulta lógico por el significado verbal, el sentido de ‘acción’, añadido al valor primero de la base léxica.
Los cambios de categoría que no necesitan de sufijos (lo hizo rápido, habla fatal, la cervecera [fábrica cervecera] produce millones de litros, etc.) no son objeto del análisis que venimos realizando.
El otro tipo de sufijación verbalizadora es la mediata, en la cual no sólo se produce el cambio de categoría gramatical (lo único que produce la inmediata), sino que a través de la adición de sufijos se añaden significados nuevos. En este sentido, el sufijo verbal más productivo parece ser -ear, dando lugar, incluso, a dobletes del tipo plantar / plantear. Se añade a substantivos para formar verbos intransitivos:
bucear pestañear
campear vocear
faldear
y, sobre todo, transitivos:
airear piratear
blanquear plantear
desear simultanear
moldear zarandear
No es tampoco despreciable la cantidad de verbos derivados con el sufijo culto -izar , emparentado etimológicamente con -ear. Por su carácter culto produce numerosos neologismos, científicos y técnicos, tomando como base substantivos:
analizar escandalizar
burocratizar esponsorizar
canalizar organizar
capitalizar rivalizar
cristalizar
y también adjetivos:
artificializar puntualizar
derechizar realizar
ilegitimizar socializar
neutralizar universalizar
normalizar
sin que exista una preferencia clara por una de las dos categorías, a pesar de que en más de una ocasión se haya dicho que se emplea preferentemente con adjetivos, y que sean estos los que producen más derivados; la diferencia no es contundente.
El sufijo incoativo -ecer tiene una rentabilidad escasa, aunque no despreciable. Constituye verbos a partir de substantivos: florecer; y de adjetivos: establecer, fortalecer. Con él son frecuentes las formaciones parasintéticas: amanecer, enriquecer, entontecer, envilecer.
Es también culto el sufijo -ificar, con cuya forma vulgar -iguar se han producido dobletes a lo largo de la historia de la lengua (apaciguar / pacificar, santiguar / santificar). La rentabilidad del sufijo culto no es despreciable dentro de la baja productividad de los sufijos que estamos analizando. Da lugar a verbos partiendo de substantivos:
ejemplificar mitificar
significar
y de adjetivos:
dignificar justificar
identificar solidificar
intensificar verificar
o son cultismos:
calificar sacrificar
La sufijación, algunas veces, puede ser múltiple, y construirse derivados con un conglomerado de sufijos como los de populachero o universalizar.
4.2.3. Interfijos
Las gramáticas al uso, y un nada despreciable número de trabajos de ligüistica, se han ocupado de la posibilidad de la existencia y de descripción de los interfijos, según la terminología consagrada por Yakov Malkiel, o infijos o afijos residuales, según otros. Son unos elementos átonos sin función gramatical ni significativa, tan sólo morfofonemática, pues sirven de enlace entre la base léxica y los sufijos (por ejemplo, vent-orr-illo). Su existencia ha sido puesta en entredicho muchas veces, ya que pueden parecer parte de otros sufijos, o conglomerados de sufijos.
El interfijo que parece más frecuente en nuestros días es -c o -ec-, debido a la proliferación de verbos en -ecer, si bien es necesario con algunos sufijos de otro tipo ( cafecito, bomboncito, panecillo, llavecilla, miradorcito,etc.). Del mismo modo podría considerarse interfijo -ific- en muchos de los verbos derivados con -ificar, o -iz-, en los acabados en -izar.
Es posible considerar dentro de la categoría de los interfijos a los sufijos diminutivos, pues no se trata tanto de sufijos como de interfijos más la marca gramatical:
libr-it-o escob-ill-a
perr-it-o tiran-uel-o
En algunas ocasiones, el interfijo actúa tan sólo como elemento antihiático, dentro de una tendencia bien conocida en español: café-c-ito, mama-s-ita; o sirve de ayuda para la fácil pronunciación de derivados: cursi-l-ería, te-t-era, o incluso adquiere función diferenciadora ( independientemente del origen de las voces ):
carn-ero / carn-ic-ero
llam-ada / llam-ar-ada
pan-ero / pan-ad-ero, etc.
El interfijo más frecuente, y el más evidente, según Yakov Malkiel, es -ar- :
and-ar-iego pasm-ar-ote
espald-ar-azo polv-ar-eda
espum-ar-ajo salt-ar-ín
hoj-ar-asca viv-ar-acho
hum-ar -ada
y en tantos otros.
4.3. Parasíntesis
La parsíntesis no es un mecanismo especial para la creación de palabras, sino que hace uso de alguno de los que hemos venido viendo. En un sentido amplio, y el más difundido, las formaciones parasintéticas hacen uso simultáneamente de la prefijación y de la sufijación, como en regordete. Así considerada, la parasíntesis se convierte en uno de los mecanismos más rentables que existen para la formación de palabras, pues todos los derivados con un sufijo de palabras creadas mediante un prefijo (vulgar o culto) pasarían a engrosar la lista de parasintéticos, con sólo seguir las reglas normales de la derivación:
antibacteriano multipartidista
codescubridor opacificar
contrafecundidad precocinado
desabastecimiento promoscovita
descafeinado redimensionamiento
enturbantado repavimentación
ingobernabilidad retroexcavadora
minitrasvase subcomarcal
neoautoritarismo supramunicipal, etc.
Según una postura más restrictiva sólo serían elementos parasintéticos aquellos que fuesen resultado de la composición y la sufijación a la vez, aunque con la condición de que no exista de forma aislada en la lengua el segundo elemento del compuesto con ese sufijo. Así, serín creaciones por parasíntesis misacantano, quinceañero, o ropavejero, pues no existen cantano, añero, o vejero en la lengua. Si se acepta esta postura, habrá que admitir que en español son muy raros los términos formados por parasíntesis.
Ejercicios
1. Comente una página de anuncios por palabras en un periódico:
1.1. Señale las palabras compuetas.
1.2. Señale las palabras derivadas.
1.3. Señale las palabras abreviadas.
2. Lea las siguientes líneas, muy conocidas, de Rayuela de Julio Cortázar:
Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clésimo y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envolsuniarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espumajaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia.
2.1. ¿Cómo es el léxico?
2.2. Anote las palabras derivadas, compuestas y parasintéticas.
2.3. Compruebe con un diccionario cuáles existen en la lengua y cuáles son creación del autor.
2.4. Las formas inventadas ¿son capaces de evocar imágenes, sentimientos, etc.? ¿Por qué?
2.5. ¿Se llega a entender el texto?
3. Piense en palabras compuestas y anótelas según la categoría de sus componentes ( intente que no sean las que aparecen en los ejemplos de este libro):
3.1. SUBSTANTIVO + SUBSTANTIVO
3.2. SUBSTANTIVO + ADJETIVO
3.3. ADJETIVO + SUBSTANTIVO
3.4. ADJETIVO + ADJETIVO
3.5. VERBO + SUBSTANTIVO
3.6. VERBO + VERBO
3.7. ORACIÓN
3.8. ¿Cual es la categoría de los elementos resultantes
¿Y cuál su número?
3.9. ¿Cómo es el plural de esas voces?
3.10. Compruebe si esas palabras figuran en el diccionario que emplea habitualmente.
3.11. Si no están en su diccionario ¿Cree que son neologismos? ¿Por qué?
4. ¿Qué tipo de compuesto es mesa de operaciones? ¿Por qué?
5. Los compustos por disyunción como pájaro carpintero o pez espada, ¿cuántas cosas designan?
6. ¿Cómo dice la Academia que deben escribirse los compuestos que indican contraposición?
7. Busque en un diccionario varias palabras con el prefijo ante:
7.1. ¿Tiene en todas el mismo valor el prefijo?
7.2. ¿Están definidas de manera similar?
8. Busque en un diccionario palabras compuestas con el verbo matar, y compruebe si aporta a los compuestos el mismo significado que posee de manera aislada.
9. ¿Se pueden formar voces que repitan un mismo elemento?
10. ¿Qué tipo de compuestos son las siguientes palabras:
10.1. portaestandarte
10.2. arco iris
10.3. sinvergüenza
10.4. caja de caudales
10.5. medianoche
10.6. cama nido
10.7. patitieso
10.8. oso hormiguero
10.9. catavinos
11. ¿Cuántos objetos conoce cuyo nombre empiece con auto-, macro-, micro-, tele-, video-? Apúntelas:
11.1. ¿Son compuestos o derivados?
11.2. ¿Están en su diccionario?
12. ¿Qué palabras conoce que empiecen con bio-, electro-, euro-, hiper-, neo-, turbo-? Anótelas y busque otras en el diccionario:
12.1. ¿Qué son esos elementos?
12.2. ¿Significan siempre lo mismo?
13. ¿Indican lo mismo los sufijos de las siguientes palabras?
13.1 Perrito, dedete, muchachuelo, pequeñín, pajarillo
13.2 Empujon, manotazo, pedrada
13.3 Canturrear, minimizar, amarillear, reverdecer, valorar, simplificar
13.4 Tolerancia, ganancia
13.5 Patinador, tostador, mirador
14. Busque palabras con prefijos, cultos o vulgares, que indiquen situación en el tiempo.
15. Busque ahora palabras con elementos prefijales que indiquen tamaño.
16. Diga qué clase de formaciones son automóvil, boli, en vez de bolígrafo, seño, por señorita.
17. Anote las abreviaturas que hay en la sección de esquelas de un periódico
17.1. ¿De qué tipo son?
17.2. ¿Se repiten? ¿Por qué?
18. Lea el siguiente poema de Dámaso Alonso:
La invasión de las siglas
( POEMILLA MUY INCOMPLETO)
USA, URSS
USA, URSS, OAS, UNESCO
ONU, ONU, ONU
TWA, BEA, K.L.M., BOAC
¡RENFE, RENFE, RENFE!
FULASA, CARASA, RULASA
CAMPSA, CUMPSA, KIMPSA
FETASA, FITUSA, CARUSA
¡RENFE, RENFE, RENFE!
¡S.O.S., S.O.S., S.O.S.,
¡S.O.S., S.O.S., S.O.S!
Vosotros érais suaves formas:
INRI, de procedencia venerable,
S.P.Q.R., de nuestra nobleza heredada.
Vosotros nunca fuisteis invasión.
Hable
al ritmo de las viejas normas
mi corazón,
porque este gris ejército esquelético
siempre avanza
(PETANZA, KUTANZA, FUTRANZA)
frenético
con férreos garfios (TRACA, TRUCA, TROCA)
me oprime,
me sufoca,
(siempre inventando, el maldito, para que yo rime:
ARAMA, URUMA, ALIME,
KINDO, KONDA, KUNDE).
Su gélida risa amarilla
brilla
sombría, inédita, marciana.
Quiero gritar y la palabra se me hunde
en la pesadilla
de la mañana.
Legión de monstruos que me agobia,
fríos andamiajes en tropel:
yo querría decir madre, amores, novia;
querría decir vino, pan, queso, miel
¡Qué ansia de gritar
muero, amor, amar!
Y siempre avanza:
USA, URSS, OAS, UNESCO
KAMPSA, KUMPSA, KIMPSA
PETANZA, KUTANZA, FUTRANZA…
¡S.O.S., S.O.S., S.O.S.!
Oh, Dios, dime,
¿hasta que yo cese,
de esta balumba,
que me oprime,
no descansaré?
¡Oh dulce tumba:
una cruz y un R.I.P.!
18.1. ¿Qué quiere decir?
18.2. ¿Qué siglas emplea?
18.2. ¿Son realmente tan frecuentes las siglas?
19. La palabra módem se ha traído del inglés, donde se formó a partir de modulator demulator, ¿qué clase de formación es?
20. Anote algunas de las siglas que pueda ver a diario.
¿Qué significan?
¿Responden siempre al mismo modelo de formación?
¿Existe alguna relación entre la sigla y su entorno?
¿Son más abundantes en unos lugares que en otros?
¿Aparecen en los libros que maneja a diario? ¿En cuáles de ellos?
21. ¿Qué es la derivación?
22. ¿En qué consiste la parasíntesis?
23. Ponga varios ejemplos de palabras con distintos sufijos que indiquen cualidad.
24. Busque palabras que indiquen nombre de actividad, ocupación, oficio, profesión, etc., formados con el sufijo –ero, -era, y que no estén entre los ejemplos del libro.
25. Ahora hágalo con el sufijo -dor, -dora.
26. ¿Qué diferencias ve entre los sufijos de pescador y pescadero?
27. Ponga varios ejemplos de sufijos diminutivos y aumentativos, y diga si señalan únicamente el cambio de tamaño o tienen algún valor subjetivo.
28. Anote los verbos formados con el sufijo –izar que se le ocurran y búsquelos en el diccionario.
29. ¿Qué tipo de formación tienen palabras como antiinflamatorio, desamparo, despreocupación, rejuvenecimiento o supranacional? ¿Por qué?
TEMARIO
Elementos constitutivos del léxico español
Modalidades de enriquecer el léxico
Los arabismos en español
?Cuál es la base léxica del español?
?En qué época se produce la mayor afluencia de galicismos?
Los helenismos en espñol.
El préstamo léxico.
Manifestaciones del neologismo.
?Cuál es la causa de la aparación del neologismo?
Influencia del anglicismo en el español.
¿Son actualmente más abundantes los anglicismos en Hispanoamérica que en España?
¿En qué época se produce la mayor afluencia de anglicismos?
Citar otros anglicismos que no aparezcan en el tema.
¿Puede ser un neologismo la creación de una nueva palabra?
La atribución de una significación nueva a una palabra, ¿puede considerarse como un neologismo?
El proceso de revitalización de una lengua
Clases de composición. Ejemplos.
La sufijación
La prefijacion
La parasíntesis
Los sufijos apreciativos
La sufijación nominal
Los prefijos cultos
Los interfijos
Piense en palabras compuestas y anótelas según la categoría de sus componentes:
SUBSTANTIVO + SUBSTANTIVO
SUBSTANTIVO + ADJETIVO
ADJETIVO + SUBSTANTIVO
ADJETIVO + ADJETIVO
VERBO + SUBSTANTIVO
VERBO + VERBO
ORACIÓN
¿Cual es la categoría de los elementos resultantes
¿Y cuál su número?
¿Cómo es el plural de esas voces?
Compruebe si esas palabras figuran en el diccionario que emplea habitualmente.
Si no están en su diccionario ¿Cree que son neologismos? ¿Por qué?
¿Qué tipo de compuesto es mesa de operaciones? ¿Por qué?
Los compustos por disyunción como pájaro carpintero o pez espada, ¿cuántas cosas designan?
¿Cómo dice la Academia que deben escribirse los compuestos que indican contraposición?
Busque en un diccionario varias palabras con el prefijo ante:
¿Tiene en todas el mismo valor el prefijo?
¿Están definidas de manera similar?
Busque palabras con prefijos, cultos o vulgares, que indiquen situación en el tiempo.
Ponga varios ejemplos de palabras con distintos sufijos que indiquen cualidad.
Ponga varios ejemplos de sufijos diminutivos y aumentativos, y diga si señalan únicamente el cambio de tamaño o tienen algún valor subjetivo.
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