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La poesía épica: Mester de Juglaría. S. XII
En este siglo surge en la España cristiana la literatura de lengua vulgar.
Esta literatura era oral, consistía en cantos épicos y líricos a cargo de los juglares (cantores y actores que divertían con sus relatos, cobrando por ello).
Estas obras que cantaban reciben el nombre de obras juglarescas y la escuela literaria que representan se denomina Mester de Juglaría.
La poesía épica es el género más antiguo de la historia de la literatura. Por ejemplo:
Inaugurando la literatura española de la Edad media, tenemos:
Es de esta última de la que se conservan más documentos u obras, se cuentan por miles; frente a lo que conservamos de la poesía épica:
Cantar de los siete héroes (infantes) de Lara
Cantar de la campaña de Huesca
Cantar del Rey don Sancho.
Características de la poesía épica
El término épica es un término moderno, desconocido en la Edad Media. A las epopeyas medievales se les designaba como gestas o cantares, que aluden a la forma en que eran recitados esos poemas: cantados o semicantados y en verso.
En el literatura española de la Edad Media, esta poesía épica recibirá el nombre de
Cantares de Gesta.
Nacida con fines narrativos o noticieros, frecuentemente se convierte en un poderoso medio de propaganda política.
El origen mismo de la épica marca sus características esenciales:
La épica se considera poesía narrativa pues tiene como objeto la “exposición de cosas realizadas o casi realizadas”. Trasmisora de la verdad, o de cierto aspecto de la verdad, posee un notable carácter objetivo, del que está privada la poesía lírica.
Esta poesía describe la defensa y el triunfo de valores colectivamente reconocidos, de los que son portadores los héroes.
Los lazos ente el poema épico y la historia o la leyenda se suelen establecer de forma realista.
Se pueden considerar tres momentos diferentes en la evolución de un cantar:
a)- el acontecimiento histórico
b)- la formación de la leyenda épica
c)- su elaboración como cantar de gesta.
De acuerdo con los cantares de Gesta conservados, se suele considerar la epopeya castellana formada por tres ciclos:
La épica castellana, se distingue de la épica europea en cuatro aspectos:
El teatro en el siglo XII
En cuanto a la producción teatral: el género dramático surge en España en el siglo XII, con obras que se representaban en las iglesias como parte del oficio litúrgico o al margen del mismo. Son actos o representaciones conservados por casualidad. Se trata de textos en castellano cuyo valor principal es su antigüedad.
La única obra teatral de este siglo (principios del XIII), es el Auto o Representación de los Reyes Magos.
No se conserva ningún texto dramático hasta los intentos teatrales de Gómez Manrique, ya en el siglo XV.
EL POEMA DE MIO CID
Manuscrito y autoría
El cantar o poema del Mío Cid, es el más antiguo de los cantares de gesta conservados y también el único del siglo XII que nos ha llegado casi completo. Figura en un manuscrito copiado en 1207 por un tal Pere Abad, quizá un juglar que saco copia como recordatorio para sus actuaciones.
Hoy se considera que el poema fue compuesto en la primera mitad del siglo XII, aunque algunos autores lo sitúan a principios del s. XIII.
No se sabe quien fue el autor, la teoría tradicional (Menéndez Pidal) atribuye la autoría a dos juglares, en dos fases distintas:
Quizá esto explica que el primer cantar y la primera mitad del segundo son más realistas. Es a partir del la segunda mitad del segundo cantar y en el tercero donde se ven algunos episodios fantásticos inventados.
Otra polémica es si el autor era culto o no, aunque hablamos de un poema propio del Mester de Juglaría, se le puede considerar culto si atendemos al conocimiento de las instituciones de la época.
Métrica
La métrica es irregular, al ser cantado no es necesario mantener el mismo número de silabas, los versos se adecuaban a las distintas variaciones de la melodía. Los versos oscilan entre las 12 y las 16 silabas. Hay también tiradas muy cortas y otras muy largas.
La rima es asonante, solo se repiten las vocales a partir de la última silaba acentuada. Esto cambia varias veces a lo largo del poema, que, por tanto, se compone de series o tiradas sucesivas y desiguales de versos irregulares asonantes.
Todos los versos están divididos en dos hemistiquios, esta separación –cesura- es para hacer una pausa en la lectura, (aunque en el manuscrito original no aparece tal separación).
Estructura, partes del poema
El texto de divide en tres partes, en tres cantares (los juglares lo recitaban en tres sesiones).
1º. El Cantar del destierro:
Este destierro es el tema inicial. Desterrado de Vivar, deja a su familia en un monasterio y comienza su andadura guerreando.
2º- Cantar de las bodas de las hijas del Cid.
Lo más importante a nivel histórico es la conquista de Valencia, en manos musulmanas (esta conquista por una motivación de sobrevivir). Al tratarse de una de las ciudades más poderosas, su conquista convierte al Cid en el gran héroe, reconciliándolo con el rey. (Se convierte en portavoz de la reconquista por casualidad)
Su familia se reencuentra con el en Valencia y por consejo real, las hijas se casan con los infantes de Carrión.
3º- La afrenta de Corpes
Es en este lugar don tiene lugar la afrenta de los de Carrión hacia sus mujeres, las hijas del Cid.
Se describe también la venganza, pero una venganza legal. El Cid acusa a sus yernos ante el rey. Reparado su honor, los infantes de Navarra y Aragón, desposan a las hijas, así el Cid emparentará con la corona. Final feliz, donde el héroe consigue triunfar.
Los rasgos del héroe: el Cid:
Valores literarios
El Mío Cid inaugura el género de la épica precisamente por esos valores, aunque hubiera antecedes esta es una obra maestra.
- El realismo: no muy habitual en el épica europea, da verosimilitud y lo hace creíble.
- Perfección estructural: los tres cantares giran en torno a un eje aunque los
enemigos sean distintos en cada caso: la nobleza en el destierro, los enemigos de religión (musulmanes) en la conquista de Valencia, los enemigos de parentesco, sus yernos, en la afrenta.
- Variedad de ámbitos: aunque predomina el héroe publico, también esta presente el ámbito privado: familia, amigos. Lo que hace al héroe un personaje más próximo.
- Diversidad de personajes: clérigos, niños, pueblo llano, nobleza, burgueses, mujeres… dan idea de la sociedad estamental de la época.
- Variedad de registros: aunque predomina el épico (batallas), encontramos un tono patético –destierro-, un tono dramático –afrenta de las hijas-, un tono sentimental –despedidas y encuentros con la familia-, incluso algunos elementos humorísticos
- La profundidad del personaje: no es personaje plano. El encontrar un héroe que llora, ríe, bromea… Dota al personaje de una riqueza psicológica nada habitual en la poesía épica.
- Las ironías narrativas del poema: sin el destierro no hubiera conseguido ser señor de Valencia, sin la deshonra de sus hijas no habría emparentado con la realeza, sin la acusación calumniosa de apropiarse de los impuestos no hubiera engañado a los judíos para quedarse con su dinero… El héroe es capaz de sobreponerse convirtiendo lo negativo en positivo.
LA LITERATURA ESPAÑOLA DE LOS SIGLOS XIII – XIV.
Los hechos fundamentales en nuestra literatura durante el siglo XIII son:
Por lo que concierne al siglo XIV:
Obras y autores mas importantes
Siglo XIII: poesía.
Siglo XIV: poesía y prosa.
POESIA:
El Mester de Clerecía. s. XIII
Escuela poética. Se refiere a la forma de escribir y al conjunto de creadores clérigos entre los siglos XIII-XIV.
Mester –oficio- de clerecía –clérigos-. (Clérigo no se refiere únicamente a hombre de Iglesia, es un término que engloba a cualquier hombre culto, que sabia latín y podía trasmitir cultura, posiblemente gracias a su paso por los monasterios).
Estos autores cultos, conscientes de que la mayoría no entendía latín, escriben en castellano ya que su intención primera es instruir y trasmitir conocimientos al pueblo.
Características-diferencias.
Estrofa de cuatro versos alejandrinos (14 sílabas) con rima consonante todos ellos, que se pronuncian en dos hemistiquios, (cada 7 sílabas).
El hecho de no ser composiciones cantadas, genera la necesidad de una mayor medida.
Gonzalo de Berceo (s. XIII)
Primer poeta español de nombre conocido, en sus distintas obras ofrece algunos datos autobiográficos. Nace en Berceo (Toledo) a finales del siglo XII, y muere a mediados del XIII. Como clérigo que fue, no se sabe si secular o regular, su vida transcurrió vinculada a los monasterios de San Millán de la Cogolla (Logroño) y Santo Domingo de Silos (Burgos).
Como fiel seguidor del Mester de Clerecía, todas sus obras están escritas en cuaderna vía. Estas obras se clasifican en:
Literariamente, Berceo tiene un estilo inconfundible, sencillo, diáfano, cordial, un estilo muy gráfico y muy popular (manejo de la lengua popular) que lo hace muy próximo al pueblo. Hay siempre un nota domestica y familiar en sus escritos.
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. (s. XIV)
Gran poeta del siglo XIV, es ideológicamente distinto a Berceo.
Disponemos de pocos datos biográficos. Nace en Alcalá de Henares (al igual que Cervantes). Lo único que sabemos con certeza es su nombre y oficio, que declara en su única obra, el Libro de Buen Amor. También alude a un pasado como juglar así como a su estancia en prisión, pero no se sabe si de forma real o metafórica.
- El Libro del Buen Amor(LBA), constituye un corpus poético de más de siete mil versos, carente de unidad. El hilo conductor es una supuesta autobiografía centrada en sus aventuras erótico-amorosas.
La obra ha llegado a nosotros en tres copias manuscritas, siendo la mas completa la de Salamanca. Pero en ninguno de estos manuscritos aparece el titulo, este se lo da la crítica a partir del texto.
La métrica: como poeta del Mester de clerecía, en la obra abunda la cuaderna vía, aunque con algunas variedades, ya admitidas en el s. XIV, como los versos de 8 + 8 o incluso algún tipo de poemas con versos mas cortos de tipo popular (en los poemas líricos suele usar metros juglarescos cortos, p.e. las serranillas).
El contenido: es muy diverso, enhebrando abundantes materiales dispersos. Con todos ellos compone una especia de arte de amar, que al presentarlo como autobiográfico consigue potenciar el realismo de lo que cuenta. Entre estos materiales podemos encontrar:
Cabe mencionar la aparición de la figura de la “alcahueta”: Urraca la Trotaconventos. Personaje que le proporcionara algunos éxitos amorosos y que a su muerte provoca un pesar que se plasma en la obra.
Las fuentes: quizás las mas importantes sean las fuentes árabes, (probablemente deriven de Toledo y sus traductores). Por ejemplo, la obra El collar de la Paloma, texto árabe que según algunos autores influye en el LBA. Pero sobretodo, señalar la mezcla de sensualidad y ascetismo como algo muy típico de las obras árabes, que esta presente en esta obra.
La intencionalidad: no hay acuerdo en cuanto a la finalidad del autor, por lo que encontramos distintas alternativas, ¿se trata de:
Juan Ruiz, no deja nada clara su intención, probablemente juegue a la ambigüedad, con una actitud muy moderna para su época, llegando incluso a dar al lector la opción de elegir.
Su estilo: gran defensor de la moral natural: moralismo ético-naturalismo. Se trata de un autor muy abierto, muy moderno, con una personalidad muy libre aunque con el condicionamiento de la época medieval.
Su estilo es de una extraordinaria riqueza léxica, de intensa plasticidad descriptiva, con comparaciones extremadas tanto para exaltar como para denigrar. Aun siendo poeta del mester de culto, su popularismo es extremado, (gran abundancia de refranes).
PROSA:
Siglo XIII:
Los textos conservados en prosa son posteriores a la poesía de este siglo, en concreto a la primera mitad del mismo. Bajo el reinado de Fernando III.
Muchas de las obras son de carácter jurídico (crónicas). Hay también, un conjunto de sentencias en castellano: colecciones de máximas, como por ejemplo:
Quizá mas interesantes sean las propiamente narrativas, (cuentos).
Que aunque provienen de traducciones árabes son de tradición hindú. En especial esta última muestra una gran relación con la estructura de Las mil y una noche, (una madrastra que trata de seducir al hijo del rey y al no conseguirlo lo acusa y condena a muerte, frente a lo cual, los sabios irán contando historias en un intento de alargar la ejecución de esta sentencia).
Se trata de cuentos misóginos, muy comunes en la Edad Media.
Alfonso X el Sabio y la escuela de traductores de Toledo. S. XIII.
Concretamente en la segunda mitad del siglo.
Rey de Castilla y León, (1221-1284), su grandeza reside fundamentalmente en las empresas culturales que acometió. Aunque culturalmente fue fundamental, políticamente fue un reinado fallido.
Se habla de un pre-renacimiento del s. XII, que en España no pudo darse por el contexto bélico con los árabes. Será el impulso de Alfonso X el que promoverá este resurgir cultural, con un siglo de retraso.
Tratando de imitar a los árabes: una misma lengua culta y viva, convierte el castellano en la lengua oficial del reino, redactando los documentos oficiales en esta lengua.
Cambia las leyes de la época, con la intención de hacer llegar esa legislación al pueblo.
Pero también quiso que el castellano fuera una lengua culta, no solo oficial; para ello utilizó la Escuela de Traductores de Toledo, en la que se tradujeron todo tipo de textos en latín, hebreo y árabe a la lengua castellana. Siendo su finalidad convertir la cultura universal al castellano.
Intento normalizar la lengua castellana, el castellano “derecho”: acometiendo una reforma ortográfica que no consiguió (nuestro castellano actual data del siglo XVII).
Aunque sí incremento el léxico, cogiendo muchos préstamos del árabe, cultismos del latín e introduciendo sufijos por primera vez.
Como escritor, solo compuso en gallego, lengua de moda para la poesía: Cantigas de Santa Maria: se trata mayoritariamente de cánticos en alabanza a la Virgen, aunque hay de todo.
Mando escribir una serie de obras:
El rey Alfonso, oriento la labor de sus traductores, corrigiendo luego las versiones para ponerlas en “castellano derecho”.
Tras su muerte, sube al trono su hijo Sancho IV (tras una guerra civil), y con él desciende todo este impulso cultural.
Siglo XIV:
El ultimo cuarto del s. XIII presenta ya unas características literarias plenamente configuradas: las traducciones, los textos científicos y la crónicas se escriben en prosa: el verso queda para el resto de la producción: cantares de gesta, literatura de entretenimiento, obras del Mester de clerecía, narraciones diversas…, a grandes rasgos, se puede decir que la literatura mas seria recurre a la prosa, sin duda por que se trata de libros destinados al estudio o la lectura individual.
Ese panorama empieza a sufrir alteraciones a finales del mismo s. XIII, con la aparición de relatos en prosa, sobre los más variados temas: asuntos que antes habían sido tratados en verso, en pocos años, cambian ahora su forma literaria, quizá buscando acercamientos a la historiografía y, por tanto, una mayor credibilidad a través de la prosa.
El Mester de clerecía continúa su andadura con gran fuerza, aunque sus autores no se sienten tan atados a la conservación de la cuaderna vía en su forma mas pura. Por el contrario, desde fines de siglo, estos autores tienden a emplear distintas combinaciones métricas en una misma obra.
A juzgar por los testimonios transmitidos por las crónicas, los cantares de gesta debieron tener un notable cultivo: textos épicos reaparecen con importantes transformaciones, fruto -posiblemente- de la transmisión oral (seria el caso del Cantar de los Infantes de Lara). Pero además, los manuscritos del Poema del Cid y del Roncesvalles son de comienzos del siglo XIV, y la versión original del poema de Fernán González y de Las Mocedades de Rodrigo, se sitúan en la segunda mitad del siglo XIII.
En este contexto se desarrolla un género nuevo, la novela, y aparecen también los primeros romances (composiciones lírico-narrativas que tendrán gran éxito en los siglos siguientes).
Los últimos años del s. XIII y comienzos del XIV, se consideran un momento de gran interés literario, tanto por la aparición de nuevos géneros como por los cambios de mentalidad que se están produciendo, pero, sólo la forma es innovadora: los temas se heredan de una tradición anterior, que puedes ser literaria o histórica.
La prosa de este siglo consiste en un material literario y artístico pero con una clara intención didáctica.
Encontramos dos géneros:
Destacar el Libro del Cavallero Zifar, primera narración de caballerías original castellana (aunque no se considera propiamente caballeresco, si tenemos presente que la novela de Caballerías nace en Francia durante el s. XII, con unas novelas de Chretien de Troyes).
Este libro, es una rica fusión de las mas variadas tradiciones literarias, mezcla de componentes artúricos (la tabla redonda), con elementos didácticos.
Como prosista, fue un historiador escrupuloso y apasionado. Escribió varias crónicas, en concreto las de los cuatro reyes que conoció (Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique III), entre las que destaca la Crónica de Pedro I, llamado el Cruel en gran parte por el retrato que de él hizo. En estas crónicas aparecen: relación de elementos sociales y políticos, descripciones y justificaciones morales del autor
Como poeta, es autor del Rimado de Palacio, ultimo poema importante del Mester de clerecía, escrito en cuaderna vía (aunque como Juan Ruiz utiliza a veces metros distintos). Desarrolla en él temas religiosos, líricos, políticos y morales. Enormemente critico, fustiga los vicios sociales y las malas costumbres de la época.
Pero sin duda, el gran autor de la prosa del s. XIV, será D. Juan Manuel, como en verso lo es Juan Ruiz.
Don Juan Manuel. (s.XIV)
Representante de la más alta nobleza (sobrino de Alfonso X y nieto de Fernando III), nace en Escalona, Toledo en 1282. Educado en la corte del rey, participo activamente en la política de su época ocupando distintos cargos políticos (carecía de escrúpulos políticos como demuestra su alianza con el rey moro de Granada). Gran parte de la agitación de su vida se debió a que se consideraba igual a los reyes (en muchos de sus cuentos los reyes aparecen como figuras muy ridiculizadas) y estos lo respetaban como a un igual; pero ante todo, fue un noble perfectamente conocedor y defensor de sus propios intereses, con una clara idea política, de la que queda testimonio tanto en sus obras como en las crónicas de la época.
Se trata de un noble cultivado, algo novedoso en una época en que la nobleza debía guerrear, mandar…, esta faceta suya como escritor, lo convirtió en una especie de avanzadilla del posterior noble culto. D. Juan Manuel, reivindicó esta vocación de escritor en sus cuentos, defendiéndose de las acusaciones de otros nobles.
Como escritor, se puede decir que es el primero que muestra interés por la posteridad, como demuestra su afán por controlar su obra, algo anormal en la Edad Media. Este interés se ve en el prólogo, donde afirma que ha corregido personalmente su obra y va a guardar una copia sin ningún error, con el fin de evitar las imitaciones.
En ese mismo prólogo, explica su voluntad de escribir, con una clara conciencia de estilo. Un estilo propio que se caracteriza por: la claridad, decirlo todo de manera exacta e inequívoca y con brevedad, como él mismo explica.
La obra de D. Juan Manuel es fundamentalmente de carácter didáctico. Parece evidente la idea del autor: escribir libros didacticos para quienes no saben latin, es decir, la mayoría de los nobles de la corte. (Para ello utiliza los mismos recursos que los dominicos, que consideraban rasgo distintivo de la Orden la predicación en lengua vulgar para instruir a un público que desconoce el latín.)
Su obra:
Todos ellos perdidos tras el incendio en el monasterio de Peñafiel. También se perdió el manuscrito original de El Conde Lucanor. Si se conservan, por el contrario estos títulos:
- El Conde Lucanor, la obra mas conocida de D. Juan Manuel, fue concluida en 1335. También es éste un libro con clara finalidad didáctica, que se inserta en la tradición de las colecciones de exempla, aunque los relatos breves tienen ahora una pretensiones literarias más profundas (ya hemos aludido a su voluntad de estilo) que cuando son utilizados en los sermones.
La estructura: esta obra se divide en un prólogo y cinco partes de desigual extensión y contenido, por lo que se refiere al texto hablamos de tres libros:
● Libro de los exemplos: formado por 51 cuentos: cada uno de ellos constituye una unidad cerrada y se encuentra yuxtapuesto a los demás; no se puede hablar de un marco de toda la obra, sino de marcos independientes, construidos a partir de un modelo, un marco concreto. No hay sustancia narrativa en el marco, pues la situación es siempre la misma: pregunta del conde Lucanor, respuesta del consejero Patronio con argumentación basada en el apólogo y aceptación de la enseñanza por parte del noble; como broche, don Juan Manuel hace que lo transcriban y añade un par de versos en los que condensa la moralización.
De cualquier modo. El marco de los cuentos de El Conde Lucanor resulta de una extraordinaria complejidad: Patronio hace de bisagra entre la realidad del conde y la del ejemplo, y la misma función tiene la figura de don Juan Manuel al final de cada cuento, haciendo de mediador entre la realidad ficticia del conde y la autentica de los lectores. Este doble movimiento se establece no en el plano narrativo, sino en el didáctico. Ese didactismo de la obra se puede ver por partida triple:
Es evidente que si la única función tanto del conde Lucanor como de Patronio es la de generalizar la moral del relato, el marco de los cuentos no puede ni debe estar demasiado elaborado estilísticamente para conseguir, de los lectores, una inmediata asimilación de las enseñanzas.
● Libro de los Proverbios: (que corresponde a las partes II, III y IV). Está compuesto por ciento ochenta máximas (juegos conceptuales, enigmas….), con una gradación creciente de dificultad –u oscuridad de estilo- que va de los proverbios más fáciles de entender hacia los más oscuros. Estas tres partes, son, desde un punto de vista estilístico, muy interesantes; muestran la alternancia de un estilo llano (o fácil) y un estilo difícil en un mismo autor. Pero esto no es una excentricidad, ya encontramos antecedentes en la composición de poesías con distinto grado de dificultad.
● Tratado de doctrina: parte V. tratado religioso que, al igual que el resto de partes, tiene su propia identidad y se puede considerar independiente de las otras cuatro. Aunque se integra en el resto de la obra mediante un marco similar: que se caracteriza por la presencia de los dos personajes, en esta parte el consejero toma la palabra sin que medie pregunta alguna por parte del Conde.
La materia de este libro se organiza en tres partes: la primera se ocupa de la fe; la segunda explica qué es el hombre; la tercera trata del mundo y de la relación que tiene el hombre con él. El autor desarrolla cada una de estas partes de forma independiente.
El estilo: se ve un cambio radical frente a la prosa instrumental (pragmatismo) de Alfonso X. Ya hemos señalado esa voluntad de estilo de D. Juan Manuel, que hace que pasemos a un grado mas artístico, mas literario; para ello, se impone una búsqueda de la forma, alejándose así del valor meramente utilitario que tenia la lengua alfonsí: para este autor forma y contenido son inseparables y deben ir juntos si se quiere alcanzar un fin didáctico: por tanto, tan importantes son los temas como la palabras. Por todo lo cual se explican las características de su estilo: donde es evidente la selección léxica (no hay palabra que no haya sido sopesada, elegida con cuidado), la reflexión estilística, la riqueza en los nexos… también apreciable es el interés por la experimentación lingüística con esas formas retóricas y esos juegos de palabra en sus máximas. Pero todo ello con brevedad y exactitud, fácilmente entendible.
Los temas: aunque muy variados, todos ellos tienen que ver con las relaciones del ser humano con el mundo, donde se debe mantener una visión de: prudencia, pragmatismo, audacia…
Respecto a las fuentes, podemos encontrar inspiraciones latinas, históricas, bíblicas, aunque predominan las arábigas y occidentales. Pero si hay algo que resalta la originalidad de D. Juan Manuel es su toque personal que mejora estas fuentes. Toque que radica en su capacidad descriptiva así como en la economía de medios (un cuentista debe ceñirse a lo fundamental).
La finalidad: ya hemos insistido mucho sobre el carácter instructivo de D. Juan Manuel. Aunque fundamentalmente se dirige a los que piensan como él, si alude al publico en general cuando dice “a todos”, y lo hace con una triple finalidad: que sea provechoso para salvar almas, hacienda y honra.
En conclusión: la gran originalidad de don Juan Manuel ha sido la de tejer unos materiales tradicionales con un estilo nuevo, personalísimo, perfectamente equilibrado y meditado, en cuyo fondo se ve el alma del escritor luchando contra un orden de cosas que no le gustaba, contra el que luchó también el la vida real: el camino estilístico que emprendió (tan diferente del de su tío Alfonso X y del ajuglarado Arcipreste de Hita) era el adecuado, pero le falto deshacerse del peso del didactismo para poder convertirse en un escritor moderno.. Es el abismo que le separa de su contemporáneo Bocaccio y de la producción literaria europea.
TEMA 2: LA TRANSICION DEL SIGLO XV.
Es el siglo de transición de la Edad Media al Renacimiento. Es un siglo de crisis.
Europa hereda los dos grandes conflictos del siglo anterior: la Guerra de los Cien años y el Cisma de Occidente. Constantinopla, que continuaba la gran tradición de Grecia y Roma, cae en poder de los turcos (1453): los sabios de aquella ciudad se refugian en diversos lugares de Europa, a los que llevan sus saberes clásicos. Por ello. Algunos historiadores sitúan en dicho año los comienzos del Renacimiento.
En España, se observa una gran agitación en los dos reinos, donde continúan produciéndose guerras civiles por intereses dinásticos. En Castilla, sobre todo, la anarquía es total: los nobles luchan contra la corona y los privados abusan de su poder, mientras el pueblo sufre.
Esta lamentable situación terminará con el matrimonio de los reyes católicos y su reinado (1479-1516). Se inicia una vigorosa política internacional que servirá de base a la hegemonía de España en Europa durante el siglo siguiente. Los monarcas terminan la Reconquista, con la ocupación del reino moro de Granada (1492), y ese mismo año Colón descubre América.
Como contrapartida, se rompe la coexistencia medieval de las tres religiones, ese año 1492, se expulsa a los judíos. Los moriscos son conminados a convertirse o exiliarse. Se instaura la Inquisición para defender la fe.
Este “problema” de los conversos, generara una literatura muy densa, no por casualidad la autoría del Lazarillo y la coautoría de la Celestina se atribuyen a escritores conversos.
También las epidemias son propias de este siglo (temor a la muerte que se vera en la literatura de la época).
Época de cambios sociales y económicos:
Pero si algo caracteriza al siglo XV es el ser el primer siglo del Humanismo italiano, (es este movimiento humanista el que sostiene al Renacimiento).
–Mención merece el humanismo cristiano que si bien empieza con los padres de la Iglesia, es, ras los siglos oscuros de la Edad Media, Petrarca quien se encargara de su recuperación en el siglo XIV-.
Volviendo al humanismo italiano, mencionar autores como Picco della Mirándola, Bala, Ficción entre otros, que influirán notablemente en la literatura de la época. Es en el Manifiesto humanista donde encontramos el modelo estético e incluso existencial que debe ser imitado.
Características del humanismo:
En España, hablamos del siglo del pre-humanismo. Es a finales de este, concretamente en 1492, cuando Elio Antonio de Nebrija escribirá la Gramática castellana, primera gramática de un idioma vulgar impresa en Europa. Aunque Nebrija se considera uno de los más importantes humanistas españoles, debemos citar a otros como el Marqués de Santillana, Juan de Mena, Alonso de Cartagena, Ausias March… sin olvidar a Jorge Manrique, que también escribieron en esta época.
Es en la Universidad de Alcalá de Henares, bajo el patrocinio del Cardenal Cisneros donde se publica la Biblia políglota complutense, edición critica de la Biblia en tres lenguas: latín, hebreo y griego.
El humanismo español, es un humanismo muy literario, que se canaliza a través de las obras de los escritores (como Gracilaso, Fray Luis de León, Calderón… años mas tarde, ya en los siglos XVI-XVII). Son los literatos los encargados de trasmitir las grandes ideas de los humanistas- como Erasmo-, asumiendo ese reto del humanismo.
Vemos un componente muy cristiano y pragmático, muy volcado en las cuestiones prácticas, sirva de ejemplo Luis Vives con sus tratados sobre la pobreza, las mujeres…
LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL S. XV
Se caracteriza por:
(Se trata de tres expresiones de un mismo hecho: la repuesta de la aristocracia a la crisis de los valores que le habían dado sustento los siglos anteriores).
POESIA (S. XV)
En este género, diferenciar ente la poesía popular y la cortesana (o culta).
En la poesía popular, destaca el Romancero Viejo: conjunto de poemas-romances- que se cantaban por los juglares y por el pueblo desde mediados o fines del s. XIV y a lo largo de todo el s. XV.
Se trata de un genero específicamente hispánico, que se caracteriza por ser de autoría anónima creada en los s. XIV-XV y con una métrica en octosílabos (medida natural y la mas tradicional y popular), con rima asonante en los pares, quedando libres los impares. Composición poética breve, de transmisión oral, con acompañamiento musical.
La atención que, a partir del s. XV, merece la poesía popular, ha hecho que se conserven numerosos romances. Estos nos han llegado por varios caminos:
Respecto a su origen, hay distintas tesis:
En cuanto a los temas, encontramos cuatro grandes bloques:
Características estilísticas:
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El Romancero Nuevo
Se llama romancero nuevo al corpus de romances escritos por los poetas cultos de los siglos XVI y XVII, entre los que destacan Cervantes, Lope de Vega, Quevedo y Góngora, los cuales renovaron enormemente su contenido temático y sus recursos formales.
Ya en el siglo XIX, encontramos algunos autores románticos interesados por este género, como el Duque de Rivas y José Zorrilla. Posteriormente, será la generación del 27 la que recogerá el testigo. En el siglo XX, autores como Machado Unamuno, Lorca, Gerardo Diego, Rafael Alberti… mostraran preferencia por este genero tan tradicional y español.
La poesía cortesana: llamada a si por ser la poesía que se da en torno a la corte. Es la poesía del cancionero, durante el s. XV, se pone de moda recopilar los poemas escritos por los poetas de la corte.
Sobre los poetas cortesanos de esta época se advierten dos influjos fundamentales:
Esta poesía cortesana, recibe una gran influencia de la poesía amorosa que floreció en Provenza (Francia) durante los siglos XII y XIII. Los trovadores provenzales, crearon un código amoroso, el código del amor cortes, cuya tradición seguirá en los poetas españoles del siglo XV. Como puntos esenciales de este amor cortes, podemos citar:
Encontramos, en esta poesía, una transposición amorosa de las categorías feudales – de la sociedad medieval. Una visión de la mujer como objeto de culto y vasallaje, lo que deja entrever ciertas connotaciones pre-modernas.
(Anteriormente, en el siglo XIV, el propio Petrarca recogió todo esto refinándolo con un contenido neoplatónico. Hizo unos análisis de los sentimientos del alma del enamorado (varón), que pueden hacernos pensar que dio lugar a esta poesía cortesana).
La otra gran influencia: Dante, refinara este amor cortes en Italia. La teoría del “dolce estil novo”, una teoría mística en torno a la mujer: quien puede poner en contacto al hombre con lo celestial, ya que se sitúa entre los varones -muy materiales- y los seres angélicos.
Pero esta influencia de Dante también se vera reflejada en la moda alegórica (a partir de su Divina Comedia) que desencadenara (en España en este s. XV), una literatura destinta de la de influjo provenzal, la alegórico-dantesca que cultivaron Santillana y Mena.
Destacan tres grandes poetas, todos ellos muy distintos: el Marques de Santillana, Juan de Mena y Jorge Manrique, al que trataremos el ultimo en mayor profundidad.
D. Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana.
Alto noble de la época (1398-1458), intervino activamente en la política del reinado de Juan II, en oposición a don Álvaro de Luna, privado del rey, (enemistad presente en el Doctrinal de privados). Es el caballero-escritor que cumple su vocación política y militar sin descuidar el estudio y cultivo de las letras, (pre-humanista).
En su poesía están presentes la líneas mas representativas de la época:
Su Prohemio e carta al condestable don Pedro de Portugal, se puede considerar la primera historia de la literatura española. En ella, explica sus ideas sobre la poesía, para él es tan importante el contenido, que debe ser útil, como la forma, que será hermosa y exacta en el cómputo silábico.
Trato de introducir una estrofa italiana: el soneto, con los Sonetos fechos al itálico modo. Forma estrófica de la revolución literaria, estos serán los primeros sonetos escritos en castellano. Aunque no consiguió instaurar esta estrofa, fue un precursor de Gracilaso y de los grandes poetas del Renacimiento del s. XVI.
Juan de Mena
El cordobés Juan de Mena (1411-1456), constituye un claro ejemplo de una nueva clase emergente: el intelectual puro, que carece de rentas o prebendas y que ejerce alguna actividad en la corte (secretario de cartas latinas); prototipo del intelectual que al margen de la política y la guerra se dedica a la literatura.
Su poesía, compuso canciones amorosas y decires, es una poesía muy conceptual, llena de latinismos. Pero, sin duda, se obra cumbre es el Laberinto de Fortuna o Las trescientas (por ser este casi el numero de estrofas de que consta). Corresponde al gusto alegórico de la época, llena de alegorías pero con claro sentido moral y político, esta dedicada al monarca Juan II.
También presente, la dialéctica (propia de este siglo) entre el concepto griego de la fortuna con la Providencia cristiana. El poeta, guiado por la providencia, contempla en el cristalino palacio de Fortuna tres ruedas, el pasado y el futuro inmóviles y el presente en movimiento; va describiendo personajes y acciones, todo ello relacionado con los siete planetas: sirva esto como ejemplo de la presencia de ciertos elementos considerados renacentistas (la astrología tuvo una gran importancia en esa época).
Jorge Manrique
Nació en Paredes de Nava (1440), perteneciente a una familia notable, intervino en política y en varios hechos bélicos; partidario del infante Alfonso y luego de la reina Isabel la Católica, y den defensa de su derecho a ocupar el trono, murió poco después de ser herido frente al castillo de Garci-Muñoz en 1479.
Hijo de don Rodrigo Manrique, uno de los mas poderosos nobles de la época (lo que cierto modo puede acomplejar a su hijo), se dedica a guerrear y escribir, dentro de esa idea renacentista del poeta-soldado, hombre total que cultiva las armas y el arte. Se trata de un noble que escribe, siguiendo el camino abierto por don Juan Manuel, (hablamos de una época en que los nobles se refinan y donde se da un cambio radical de la visión del mundo).
Así, como tanto otros nobles del s. XV, centra su vida en la guerra y en los conocimiento emparejados con su estamento, las armas y el derecho, y como otros muchos nobles- empezando por su padre o por su tío Gómez Manrique- cultiva la poesía amorosa con discreción, recurriendo frecuentemente al vocabulario militar y jurídico que le resultaba tan familiar, con un tono acorde con el utilizado por los poetas del Cancionero.
Pero si algo lo catapultó a la fama son sus Coplas a la muerte de su padre, que hacen de él uno de los más extraordinarios poetas españoles.
Las Coplas, son una elegía: genero tradicional que podemos ejemplificar con la elegía de Juan Ruiz a la muerte de Trotaconventos (el planto o llanto); o la compuesta por el Marqués de Santillana al a muerte de don Enrique de Villena.
Se trata de una poesía muy sencilla pero muy honda. Una composición de tema tan serio como la muerte pero con un léxico sencillo y unos versos ligeros.
En ellas se mezcla tradición y originalidad: a partir del uso de tantos tópicos, consigue que parezca algo nuevo.
Todo contribuye a la excelsa calidad lírica de las Coplas: la hondura de su tema en el que se condensan los principios fundamentales de la filosofía cristiana; su sobriedad expresiva; su llano lenguaje, sin artificios sintácticos ni rebuscamiento de léxico, comprensible par todos; su propia estrofa, cuya marcha lenta interrumpida por los versos tetrasílabos le comunica un carácter de ritmo funeral; el sereno sentimiento con que ha sabido remontar el dolor particular producido por la perdida de un ser querido (solo aludido en las ultimas estrofas), par elevarse a consideraciones de carácter universal… aunque ha utilizado ideas y sentimientos comunes ya expresados por poetas y filósofos anteriores, ha sabido condensarlos con una gran perfección de forma e insuperable belleza.
Es necesario remarcar la importancia que el autor da a la vida de la fama. Es esta una nota que ya anuncia el próximo Renacimiento. La Edad Media consideraba la vida terrenal como un valle de lágrimas, como un camino para ganar la vida sobrenatural, el Renacimiento acentúa la necesidad de merecer también la gloria mundana, cuya manifestación es la fama que el hombre deja.
Estructura: obra compuesta por cuarenta estrofas, en las que se diferencias tres partes:
Se ha comentado que se trata de un sermón funerario que iría de lo general a lo particular. Según Américo Castro, nos trasmite una gran sensación de vida, de los valores de la vida.
Métrica: cuarenta estrofas llamadas coplas de pie quebrado. Cada una de ellas consta de doce versos repartidos en dos sextillas con rima independiente; en cada sextilla:
Argumento: son una dolorosa elegía, donde lamenta sentenciosa y melancólicamente la inestabilidad de la fortuna, la fugacidad de las glorias humanas, el poder igualatorio de la muerte que no respeta a grandes ni a chicos. Solo la virtud personal desafía al tiempo y al destino.
Lo que en principio se comprende como un epitafio a su padre, genera una verdadera disertación filosófica sobre la muerte desde una perspectiva cristiana, en la que la vida terrenal no es mas que el transito para alcanzar la verdadera vida, la eterna. Siempre teniendo presente que serán nuestras acciones las que determinen nuestro fin, las que nos permitan acceder a Dios.
Tratamiento de la muerte: esta, sólo se menciona de manera directa en cuatro o cinco ocasiones, mostrándose una visión terrible de ella únicamente en las estrofas 23 y 24, donde se la describe como cruda, airada, aterradora… pero quizá podemos señalar algunas otras características que se desprenden de estas coplas, donde la muerte es:
Del mismo modo también merece comentario la vida, el tratamiento que se hace de ella, así, encontramos una distinción:
(De las que se habla en la estrofa 35, donde se ve la presencia de todas ellas)
Siguiendo con esa necesidad de consuelo al que aludíamos, este se vuelve a retomar en la última estrofa. Tal consuelo estriba en el hecho de que solo una de esas vidas es la que entregamos a la muerte, la terrenal. Esta idea es muy cristiana aunque también muy propia del Renacimiento: la posibilidad de quedar en la memoria da cierto consuelo.
TEATRO (s. xv)
Desde el Auto de los Reyes Magos del s. XII, no vuelven a aparecer textos escritos de género teatral hasta el s. XV, de manos de Gómez Manrique (1412-1490), con su teatro de carácter religioso.
Esta primera producción dramática, permanece todavía vinculada a la tradición del teatro litúrgico, pero a partir de mediados del s. XV, fuera de iglesias y monasterios también empiezan a representarse piezas cercanas al teatro: momos y entremeses, espectáculos que tenían carácter sacro. Por lo que se sabe, en todos los casos, se trata de obras basadas en la liturgia o en los episodios mas destacados de la vida de Jesús.
Estos mismos planteamientos presenta, en un primer momento, la obra de Juan de la Encina, poeta cortes y músico de gran prestigio que alcanzara la fama con su actividad teatral, convirtiéndose en uno de los grandes dramaturgos de la época.
Pese a estos comienzos en el teatro religioso, su deseo de imitar a los autores de la Antigüedad (denominara églogas a sus obras teatrales), hará que vaya enriqueciendo sus piezas con la incorporación de personajes-tipo y elementos de la vida cotidiana, con un lenguaje mas popular. Se trata, ahora, de un teatro profano de tema amoroso, donde todos los protagonistas son pastores. Hablamos de un género que se crea en el Renacimiento: el pastoril
El otro gran dramaturgo de este siglo será Lucas Fernández (1474-1541), también bachiller en artes por la Universidad de Salamanca, fue cantor y músico de la Catedral.
En sus obras desarrolla la comicidad y fija modelos para sus personajes más representativos. Escribe tanto piezas profanas, en las que es evidente el influjo de Juan de la Encina, como piezas de tema religioso.
PROSA (s. xv)
Prosa histórica: Alfonso X había marcado la pauta para la historiografía en castellano, el modelo alfonsí será seguido, imitado o reelaborado por numerosos autores a lo largo de los siglos XIV y XV, para quienes la historia continuara centrándose en las figuras de los reyes, representantes de su pueblo, en torno a las cuales se fijan los hechos dignos de ser recordados. Sin embargo, la principal diferencia con respecto a Alfonso X se establece en el hecho de que el rey Sabio había querido dar una clara estructura e interpretación al conjunto de los acontecimientos, pues todos tenían un significado en los designios divinos; ahora se olvida esta perspectiva, y los historiadores y cronistas apenas van más allá de la simple narración de los hechos más relevantes.
El auge adquirido por la historiografía en la segunda mitad del s. XV llevo a la imitación de este tipo de obras por otros géneros, a la vez que aparecen subgéneros de carácter pseudo-histórico o de carácter propiamente histórico como las biografías de personajes, claramente relacionadas con el espíritu humanista.
Prosa biográfica: este tipo de obras será una novedad en España. Con estas biografías se pretende una reivindicación de la figura del noble como modelo (sin ocultar sus defectos). Clara es la importancia del hombre, de la vida individual del ser humano, del YO, concepto este muy humanístico. También son evidentes las influencias de los historiadores latinos como Tito Livio y Plutarco, a partir de la recuperación de estos y de sus técnicas.
Como ejemplo, mencionar la obra de Hernando del Pulgar: Claros varones de Castilla, donde se recopilan veinticuatro biografías de otros tantos personajes.
Prosa filosófica pre-humanística: como la de Juan de Lucena en su De vita beata, sobre la vida feliz. En ella establece un dialogo ficticio entre el Marques de Santillana, Juan de Mena y Alfonso de Cartagena. Este tipo de estructura (dialogo) es muy propia del humanismo, que bebe en fuentes como los Diálogos de Platón.
Prosa narrativa: dos géneros, la novela de caballerías y la novela sentimental, ambas de enorme éxito entre nobles y mujeres de la época.
● Novelas de caballerías: aunque tienen antecedentes, nacen propiamente durante el s. XV, continuando hasta el siglo siguiente, en el que empezará a sufrir cierta decadencia.
Sus rasgos principales: los protagonistas son nobles de alto linaje, que profesan un amor cortés y poseen un alto sentido de la aventura.
Obras llenas de ageografismo y ahistoricismo, nada tienen que ver con la realidad.
Destacar: Tirant lo Blanc (1490), de Joan Martorell y El Amadís de Gaula, en la refundición de las distintas versiones hecha por Garcirodriguez de Montalvo en 1508.
● Novelas sentimentales: derivan de las de caballerías, pero aquí tendrán más peso los episodios amorosos, las relaciones del amor cortés, que las gestas o hazañas de los caballeros.
La fusión entre la narrativa amorosa italiana - la Fiammetta de Bocaccio-, las narraciones caballerescas y la poesía de cancioneros, configurará este subgénero sentimental, donde los protagonistas son personajes nobles que casi siempre encuentran un trágico final para sus relaciones amorosas.
Se trata de un género con alto grado de irrealismo, donde abundan los simbolismos y las alegorías.
Destacar: Siervo libre de amor de Rodríguez del Padrón, lleno de elementos caballerescos incluso biográficos y La cárcel de amor de Diego de San Pedro, obra nada realista – mucha alegoría- escrita en forma epistolar (cartas a su amigo).
La Celestina
Sería la obra cumbre de la Literatura española de no existir el Quijote (Menéndez Pelayo). Si Juan de la Encina y Lucas Fernández participan todavía de la tradición medieval, al menos en gran parte de su producción, con la Celestina entramos en un ambiente completamente distinto.
Su texto pasó por las siguientes fases:
Respecto a la autoría, no hay acuerdo. No se tiene certeza de si efectivamente y tal como señala el propio Rojas, se limitó a ampliar algo ya creado o es tan sólo un tópico de modestia por su parte.
Hoy, según las investigaciones de los críticos, se ha llegado a las siguientes conclusiones:
Fernando de Rojas (1470-1541), judío converso, estudiante en la Universidad de Salamanca, fue alcalde de Talavera de la Reina y poseyó una amplia biblioteca; entre las obras españolas y latinas, figuraban todas las obras en latín de Petrarca (s. XIV), cuya huella es tan abundante en la Celestina, a partir del acto segundo.
El género: escrita en forma dialogada, es irrepresentable dad su gran extensión. Esto evidencia que aunque no se trata de una novela, pues presenta forma teatral, no fue escrita para representarse.
Pertenece a un género característico medieval: la comedia humanística, creada por Petrarca. Rojas recurrirá a un registro de mayor realismo frente al idealismo de las narraciones sentimentales; sin embargo, el hecho de que toda la obra este construida sobre el dialogo de los personajes, que el tema se centre en unas relaciones amorosas ilícitas y que la acción se limite a una periodo muy breve de tiempo, sitúan a la obra en el marco de la comedia humanística (que se leía en voz alta y no se representaba), heredada de Plauto y Terencio en los ámbitos universitarios, lo que justifica su presencia entre las piezas teatrales más que entre la narrativa.
Los personajes: dos mundos en convivencia: no hablamos de personajes-tipo, aquí sufren una evolución psicología a lo largo de toda la obra, lo que representa una novedad total.
En la Celestina, conviven dos mundos socialmente distintos: el de Calisto y Melibea, los amantes ricos, que a veces enmascaran su pasión en una espiritualidad encubridora; y el de Celestina, el de mujerzuelas y rufianes.
Se trata de una extraordinaria y compleja experiencia literaria: por primera vez en una obra romance, estos desheredados adquieren tanta importancia como los personajes nobles. (Muestra palpable del famoso “realismo” español).
Se ha llegado a interpretar que el propio Rojas enfrentaba estos dos mundos, marcando así una constante de la literatura española, que culmina con el Quijote: por un lado el idealismo (Calisto y Melibea) y por otro el realismo, entendido como interés por lo prosaico, ordinario y vil de Celestina y sus secuaces.
Hablamos de un idealismo aparente, formal, que se limita a su expresión más retórica, a una espiritualidad superficial mayor, fruto de una educación más refinada. Pero en el fondo, sus pasiones son idénticas a las de los otros personajes.
Esta claro el conocimiento de estos dos mundos, necesitados uno de otro por razón de la intrínseca flaqueza humana. Posiblemente, la clave del éxito de la obra está en su acertada construcción de un mundo propio, en el que todo funciona como si fuera real, un mundo donde ni el tiempo ni el espacio ni la lengua responden de forma absoluta a un prurito de verosimilitud y sin embargo, la obra resulta convincente y la tragedia inevitable, se impone sin ninguna dificultad ayudada por la lógica de la causa-efecto.
El estilo: a los dos mundos que conviven en la tragicomedia corresponden estilos diferentes. Los diálogos entre Calisto y Melibea reflejan, según Menéndez Pidal, la conversación cortesana y universitaria de la época de los Reyes Católicos, pero aumentada su carga retórica y culta, sobre todo en los parlamentos de Calisto, conforme al modelo de la comedia humanística, (a veces, los criados se burlan de este lenguaje artificial). Abundan los cultismos, los paralelismos, toda suerte de combinaciones geométricas.
Por otra parte, los coloquios en que intervienen Celestina, las rameras y los rufianes son vivos, punzantes, incluso salaces. Brotan los refranes, los insultos, las frases cortas e interrumpidas del lenguaje popular.
Con la frecuente inserción de refranes, Rojas se adhiere a la convención, ya observada por Juan Ruiz, y que prolongarán Cervantes y los autores del Siglo de Oro, de caracterizar con ellos el habla de los humildes. (Don Quijote reprenderá a Sancho por emplearlos tanto).
En la Celestina, encontramos:
Rasgos medievales:
Rasgos renacentistas:
Es esta mezcla entre Edad Media y Renacimiento lo que da lugar a las distintas interpretaciones sobre la finalidad del autor:
En definitiva, no puede perderse de vista que La Celestina es fruto de finales del siglo XV, y, como tal, conserva aun numerosos aspectos medievales, pero sobre esos aspectos se impone en todo momento la habilidad del dialogo, que adquirirá diferentes registros según quienes sean los interlocutores, abandonando de este modo las rígidas normas retóricas, que obligaban a cada personaje a hablar según su situación social: mas allá de los modelos literarios de los que proceden, estos personajes, han alcanzado la propia individualidad, o lo que es igual, cada uno de ellos encuentra su destino, en el que se mezclan amor, fortuna y muerte. Bien se puede decir que con la Celestina (personaje tan poderoso que terminara por dar nombre a la obra), se termina la Edad Media y se abre una nueva época.
TEMA 3: EL RENACIMIENTO ESPAÑOL (s. XVI)
Si pensamos en un representante de este s. XVI, ese es Garcilaso de la Vega, con la nueva poesía que traerá de Italia: “sonetos fechos al itálico modo”.
Garcilaso será el emblema español de este movimiento llamado Renacimiento.
Situando una poco este movimiento, debemos considerar:
Todas ellas servirán como escenario para diversas obras literarias.
Pese a este individualismo, a esa concepción antropocéntrica del mundo (el hombre esta en el centro), la religión sigue siendo muy importante: estamos en la época de la Reforma, las guerras de religión, el Concilio de Trento.
También los descubrimientos científicos y geográficos (América), supondrán motivo de orgullo por tantos logros conseguidos, gestando la idea de progreso, el progreso del ser humano con su propia razón y sus propios recursos; fraguando ese concepto tan humanista del “hombre completo”: el cortesano.
Todos estos factores conducirán al Humanismo: movimiento cultural que trata de hacer renacer la cultura clásica, con estos contenidos:
Es lógico que el fervor generalizado por la cultura clásica, desencadenara una enorme influencia de los escritores latinos en todas las literaturas nacionales (también en la española). Pero, además, influyeron mucho los escritores italianos, en quienes se veía a los continuadores y mejores intérpretes del antiguo espíritu de Roma.
Este movimiento que empieza con Petrarca en el s. XIV, se desarrolla en Italia durante el s. XV, para eclosionar en toda Europa en el s XVI. Tal eclosión es natural si pensamos en la difusión del Humanismo, movimiento que se extendió por toda Europa, desde Italia, por múltiples vías: eclesiásticos que se trasladan a Roma, escritores que se acomodan en cortes italianas, estudiantes que se gradúan en aquellas universidades, militares, políticos y funcionarios que acompañaban a sus reyes a Italia, por asuntos de estado, de guerra, etc. De igual modo, muchos son los italianos que viajan por Europa, llamados por las universidades o los monarcas.
Poco a poco, Europa contó con “studia humanitatis” (estudios de Humanidades) tan famosos como los italianos: Basilea, Viena, Paris, Oxford, Salamanca, Alcalá…. Por citar algunos autores relevantes: el inglés T. Moro, el holandés Erasmo, el francés G. Buché, o el español Luis Vives.
Ya en España, ese movimiento, que también se da en el s. XVI, estará condicionado por la monarquía de este siglo: con el reinado de dos monarcas: Carlos V y Felipe II, hablamos de dos reinados muy distintos.
1º. Carlos V: En la primera mitad del siglo (1517-1556, año en que abandona el trono y se retira al monasterio de Yuste).
Este reinado comienza con la guerra civil de las Comunidades, las cuales representaban un castellano hostil a la expansión europea que propugnaba el rey. Con el triunfo de este, se produce esa expansión política y militar del imperio español. Con un pensamiento muy libre, abierto, optimista, que culmina con una gran apertura a todas las influencias:
● El erasmismo (pensamiento e ideas de Erasmo), que cambia la concepción religiosa de la época: con su independencia intelectual, critica a la Iglesia, propugnando un cristianismo interior: “oración mental”. Tuvo gran influencia, incluso el cardenal Cisneros lo llamó a España. Carlos V se rodeó de erasmistas.
Se trata de una actitud paganizante: en cuanto a la literatura, no mucha proliferación de textos religiosos (p.e. en el Lazarillo, aparece ese sesgo erasmista en la critica al clero).
● El neoplatonismo, otra gran influencia. Extensión del pensamiento de Platón (que nace con Petrarca y se asienta en Italia en el s. XV).
El pensamiento platónico es muy idealista, poco apto para la ciencia ya que es menos sistemático. El alma es el centro: se sustituye la jerarquía de la sangre por la del alma. El alma cae al cuerpo (su cárcel) y tiene ansia por volver al lugar de donde procede: el mundo de las ideas. Hablamos de la teoría de la reminiscencia: recordar todo lo que el alma supo antes de caer en el cuerpo.
Platón tuvo mucha importancia en la literatura amorosa: la belleza de la mujer es un camino para la belleza ideal.
También influirá en los nuevos géneros: la novela pastoril, la novela bizantina y la mística.
2º. Felipe II: en plena expansión imperial (batalla de Lepanto), aparecen los primeros signos de decadencia: 1588, derrota de la Armada.
Estamos en un mayor clima de religiosidad, por parte de la Iglesia, la Inquisición persigue cualquier brote luterano (1559, primer índice de libros prohibidos).
Felipe II fomento esa actitud e impidió todo contacto con la cultura europea, que estaba configurándose de otro modo por el Renacimiento y la Reforma.
Este cierre a las influencias externas y sus elementos restrictivos, se deben, principalmente, a la Reforma protestante que divide Europa y en cuyas bases está:
El éxito de esta Reforma motivará el Concilio de Trento (1546-1563), que dará lugar a la Contrarreforma, que tendrá por misión la reforma moral de la Iglesia y la reafirmación de los dogmas católicos.
España intervino de forma decisiva en este Concilio, más de la mitad de los teólogos eran españoles y sus monarcas lo impulsaron.
Todo esto tendrá una evidente influencia en la literatura y el arte:
LA POESIA: GARCILASO DE LA VEGA. (s. XVI)
La poesía de Garcilaso supondrá la primera gran revolución en la poética española.( La segunda vendrá de la mano de Góngora y la tercera revolución la protagonizará la Generación del 27). En cierto sentido se le considera el primer poeta moderno europeo.
Garcilaso, nace en Toledo en 1501 y muere en Niza en 1536. es el prototipo del caballero renacentista: heroico soldado, exquisito cortesano, ávido lector y refinado poeta.
De familia ilustre. Intervino en pleitos que le supusieron el destierro: vivió durante dos años en Nápoles, donde conoció profundamente la poesía italiana y se empapo del arte y humanismo renacentista.
Su obra poética esta mas relacionada con la primera mitad el siglo XVI, durante el reinado de Carlos V.
El Renacimiento literario español tiene sus primeras manifestaciones en la lírica. Comienza con la obra del poeta barcelonés Juan Boscán (1493-1542), el cual, tras una conversación en Granada (1526) con el humanista y diplomático veneciano Andrea Navagero, decide adoptar los metros y los motivos poéticos desarrollados en Italia a partir de Petrarca. Incluso convence a su amigo Garcilaso para que haga lo mismo, y será precisamente este el que haga triunfar tal empresa: imprimiendo a la imitación de Petrarca y de los italianos una extraordinaria personalidad, serena, varonil y sincerísima.
De ese modo, Garcilaso imprime un nuevo rumbo a la poesía española: “ningún otro poeta ha ejercido una influencia tan considerable en nuestra lírica”.
Aunque comenzó escribiendo al modo de los poetas del s. XV, es el quien produce la ruptura formal y temática con la Edad Media, introduciendo las estrofas y los metros italianos y la ideología petrarquista.
Esta nueva poesía italianizante presenta un importante cambio en la forma: se introducen el heptasílabo (7) y el endecasílabo (11) – metros de la nueva poesía renacentista.
En el siglo XV, se utilizaban el octosílabo para la poesía popular (genero este que se mantendrá) y el dodecasílabo en la poesía culta, que no tardara en desaparecer al ser sustituido por el endecasílabo, mucho mas musical.
Con estos nuevos metros en los versos, se introducen nuevas estrofas:
Con Garcilaso, una buena parte de la lírica renacentista española entra en la orbita del petrarquismo. Aparecen los nuevos temas (al estilo de Petrarca):
1- El amor cortés: se trata de la última manifestación de los poetas provenzales, que recoge Petrarca, centrado en un análisis mas retrospectivo de los propios sentimientos.
Es un amor a una dama inalcanzable, que ennoblece al amante (relacionado con la teoría neoplatónica del amor). Se trata de una poesía neurótica, llena de dolor, de tensión, pero son precisamente esos elementos, ese sufrimiento el que ennoblece.
2- La naturaleza: como tema unido con el amor. Se trata de un paisaje estilizado, marco obligado de toda acción amorosa.
Es una naturaleza muy idealizada, idílica. Tópico en los autores clásicos: el locus amoenus, ese lugar agradable que entra en relación con el estado de ánimo del amante. La naturaleza es como un personajes más, con un papel muy activo.
Recuerda a la novela pastoril, donde el pastor protagonista esta íntimamente relacionado con ese paisaje natural idealizado.
3- La mitología: como otro de los temas. Se trata del renacer de los antiguos mitos. Mitos relacionados con el tema amoroso:
Mitos clásicos que aparecen con un nuevo tono y una nueva sensibilidad.
Las corrientes poéticas del s. XVI:
Tanto la lírica cancioneril como la italianizante tenían una mismo origen: la lírica provenzal.
La lírica cancioneril es una poesía de entretenimiento, compuesta para ser cantada o recitada en la corte, que se apoya en un lenguaje que juega con sus palabras, lleno de recursos que recogerá mas adelante el conceptismo. El juego verbal predomina sobre el sentimiento.
Esta lírica cancioneril convivirá con la novedosa poesía italianizante, que subordina una lengua poética- que ira aumentando en artificiosidad- a la expresión de un sentimiento intenso, fruto de la introspección del yo poético que vive apasionadamente una historia amorosa en esencia literaria. Los protagonistas del argumento de amor son la dama siempre bella y cruel, y el yo poético, ser sintiente, sin perfil físico. El recuerdo de unos momentos gozosos perdidos lleva al lamento desesperado y a la vez dulce de ese yo poético que se expresa en sonetos y en canciones- herencia del petrarquismo- en madrigales, o en géneros heredados de la poesía grecolatina: epístolas, elegías, odas, églogas...
Junto a la convivencia de la poesía italianizante y la cancioneril, otras dos corrientes poéticas se entrecruzan en el siglo XVI: la poesía tradicional y los romances.
Se asimila una herencia clásica y bíblica recién descubierta; se conserva una tradición literaria, en su forma culta (cancioneril), y se recupera en su forma popular: villancicos y romances, que pasan de imprimirse en pliegos sueltos a libros, a cancioneros y romanceros.
No cabe hablar de reacción tradicionalista frente a la poesía italianizante, esta se impuso de una forma arrolladora.
Pero si tuvo detractores, que le censuraron algo totalmente cierto: el endecasílabo permitía expresar con una intensidad incomparable el tormento amoroso.
El octosílabo se dedicaría a otros asuntos o a otros registros.
Los romances nuevos recrearan personajes de los viejos, tomando temas de la Crónica general. Cervantes, Lope, Quevedo, Góngora.... escribieron numerosos romances, sobre todo amorosos.
Estos romances artísticos de fines del XVI, abandonan la consonancia que los caracteriza desde final del XV y recuperan la asonancia de los viejos.
Se componen en unidades de cuatro versos, en cuartetos de versos isosilábicos, y la carga lírica que se combina con su carácter narrativo se subraya a veces con estribillos a modo de paréntesis en intervalos no siempre regulares.
Junto a los romances, que van de la creación anónima a ser una instrumento mas de lucimiento del ingenio y dominio lingüístico, esta la anónima lírica tradicional, los villancicos, que también se divulgaron al principio en pliegos sueltos.
A finales del s. XVI, las seguidillas -combinación de heptasílabos y pentasílabos con fluctuaciones- aparecen documentadas y a menudo se funden con los romances como estribillos o como cierre y les dan una nueva musicalidad.
La seguidilla apoyada por la guitarra sonó y se bailo en plazas y palacios.
Estas dos formas de poesía popular: los romances y la lírica tradicional, fueron corrientes poéticas de gran vitalidad en la Edad de Oro (el s. XVI se considera el primer siglo de oro español).
Fray Luís de León: El humanismo
Fray Luís de León es considerado un gran humanista (teniendo muy en cuenta la tradición greco-latina).
Quizá convendría añadir algunos apuntes más sobre el humanismo español, un humanismo de creadores donde Fray Luís es un símbolo.
Las fuentes:
Todas ellas recuperadas por los humanistas, iluminaran la obra de de Fray Luís de León.
Con el humanismo, se imitan los géneros literarios de la Antigüedad (introducidos por Garcilaso) como: la Oda (Horacio), la Elegía, la Égloga (Virgilio), la Epístola en verso (Horacio).
También la novela pastoril que nace en esta s. XVI, hunde sus raíces en Virgilio, así como la novela bizantina tiene como fuente Heliodoro.
Es necesario hablar, también, de ciertos tópicos recuperados, retomados de los clásicos:
Carpe diem, locus amoenus, beatus ille, aurea mediocritas (dorada medianía).
Por último, no existe entre los autores renacentistas ese sentido de la “originalidad”, la imitación es fundamental en la época.
La idea de progreso se circunscribe al progreso científico-técnico, en el sentido artístico-estético la tendencia era pensar que “el pasado es mejor”. De ahí que se considere la imitación como emulación: los antiguos estimulan, se trata de imitar para decir lo mismo aunque con otra sensibilidad.
Incluso de da la imitación compuesta (de varios autores) para crear algo nuevo.
Fray Luís de León: otro gran poeta del siglo XVI que se inicio en el petrarquismo pero luego evoluciono hacia una temática religiosa.
Nació en Belmonte (Cuenca) 1528-1591. Hijo de padres con ascendentes judíos. Ingreso en el convento agustino de Salamanca, ciudad en la que estudio teología. Estudio hebreo en Alcalá.
Gano la cátedra de Sagradas escrituras de Salamanca. Muy inmerso en la vida universitaria y sus rivalidades, especialmente con los dominicos (Inquisición). No tenía gran facilidad de palabra y mostraba cierto fastidio por la enseñanza, le interesaba más la política universitaria que otra cosa.
Como humanista dominaba latín, griego y hebreo. El conocimiento de este último junto a sus raíces judías, le supusieron ser acusado de judaizante en 1572, siendo condenado a cinco años de prisión por los cargos siguientes:
Fray Luís tomó su propia defensa y salió absuelto. Vuelve a su cátedra y ejerce cargos importantes en su orden hasta su muerte.
Su carácter apasionado, fuerte y honrado, así como susceptible y temperamental, le granjearon grandes amigos entre los humanistas de su tiempo, pero también numerosos enemigos.
Fue un gran defensor del castellano como lengua de cultura (ensayos teológicos en esta lengua y no en latín). También defendió a los traductores y al “bien escribir” (estilo). Poseedor de una cultura extraordinaria, quizá demasiado intelectual para ser místico: en la mística hay que negar todo conocimiento para llegar a Dios, pero él no se conformaba con contemplar, aspira también a conocer los misterios divinos.
Algunos autores (José M. Blecua) señalan las características de su obra:
Sus grandes obras:
- La Perfecta Casada: dedicada a su sobrina, se puede considerar como un ideario de la esposa cristiana.
Sus fuentes:
Recrea cuadros costumbristas, alejándose de la misoginia propia de la Edad Media. Se trata de recomendaciones de sorprendente modernidad y comprensión, lejos de cualquier espíritu burlón o despectivo.
- La Exposición del Libro de Job: traducción y comentario del libro de Job, que empezó a escribir en la cárcel (los cual es muy significativo y natural al sentirse condenado injustamente).
El Libro de Job es traducido por fragmentos en prosa y luego vertido en verso al final de cada capitulo. A través de sus comentarios va dando rienda suelta a sus estados de ánimo: furor, desesperación, acatamiento y perdón.
(También Quevedo, que publico la obra de Fray Luis, compuso sobre Job durante su propio cautiverio).
- De los nombres de Cristo: su obra más importante en prosa, la más literaria.
Consiste en una serie de comentarios, un repaso de los distintos nombres de Cristo en las Escrituras. Se establece un dialogo entre tres agustinos a partir de estos comentarios.
Introduce mucha literatura, elaborado con mucho estilo.
Además, en poesía, cuenta con treinta y pico poemas, muchos son distintas imitaciones, versiones… de Virgilio, Horacio, … incluso traducciones de la Biblia.
Muchas quedaron inéditas hasta que se publicaron en 1631 por Quevedo.
La mayoría de estos poemas están escritos en liras.
Durante la segunda mitad del s. XVI, los grandes poetas escribirán sus obras en liras (importadas por Garcilaso) se podría decir que se trata de una composición:
Su estilo: para Fray Luis, la belleza de las odas no esta en el artificio del lenguaje, sino en la construcción exacta de la estrofa y la utilización de un lenguaje preciso, pulido y muy seleccionado.
Podríamos hablar de cuatro tradiciones:
Se trata de un estilo en el que domina la armonía entre los que dice y como lo dice
LA MISTICA
Si hubiera que definir este termino, pensaríamos en la raíz latina mistiriom, que alude al secreto. Hablamos de una ciencia “misteriosa” que trata de la unión con la divinidad, con lo divino. Es la ciencia del amor absoluto a todo lo creado, que llevara a la adquisición de un punto de vista nuevo y superior.
Los místicos de todas las épocas y religiones dicen lo mismo (lo que da credibilidad a esta sabiduría mística): esa unión con la divinidad requiere un esforzado camino lleno de renuncias (ascetis). Aunque el culminar con éxito este camino ascético no supone llegar a la unión, que es un regalo divino.
Las vías o fases de ese camino ascético son:
La ascética, pues, es una parte de la mística: todo místico debe ser un asceta. Pero no todos los ascetas logran vivir experiencias místicas.
En el aspecto literario: en su acepción amplia, literatura mística equivale a literatura religiosa. Pero es preciso distinguir estos dos sentidos estrictos y diferentes de la misma:
Los escritores ascéticas aconsejan a sus lectores acerca del comportamiento que deben adoptar para salvarse. Los místicos describen sus experiencias, que solo están al alcance de unos pocos elegidos.
En la literatura española de la segunda mitad del siglo XVI (periodo de la Contrarreforma), se da una gran producción mística y ascética: con textos que hablan de ese control de las pasiones, de las vías del camino ascético… algunos ejemplos son:
El camino de perdición de Santa Teresa, El tratado de la tribulación de Pedro de Ribadella, y ya en el XVII: De la cuna a la sepultura de Quevedo.
La literatura religiosa. El misticismo, fenómeno renacentista.
La literatura mística es, en España, un fenómeno tardío. El misticismo fue en Europa un movimiento específicamente medieval, pero en nuestro país se produce brillantemente en el s. XVI, aunque podemos encontrar cierto misticismo anterior en Ramón Lluch y los místicos musulmanes.
Aparece en la literatura española de la segunda mitad del siglo XVI, y quizá las causas que expliquen este retraso sean:
Se trata de una literatura breve pero muy intensa, de un gran estilo literario. Muchos de los autores místicos se suelen agrupar según su orden religiosa de pertenencia. Así, podemos hablar de la mística franciscana, la agustina, la jesuítica con San Ignacio de Loyola, la mística carmelitita de Santa Teresa y San Juan de la Cruz o las místicas heterodoxas, donde los autores no pertenecen a una misma orden, aquí encontramos a Miguel de Molinos (autor del s. XVII, muerto en Roma en una cárcel de la Inquisición), con La guía espiritual, obra que tiene mucho de oriental.
Las fuentes de la mística española:
Tanto la mística como la poesía, no recurren a la lógica o a la razón. Hablamos de la inefabilidad de la mística, que al no poder expresarse con palabras, recurre a la sugerencia poética con la utilización de gran cantidad de figuras retóricas como las paradojas, las imágenes poéticas, las alegorías….
Mística y heterodoxia: el místico se sale del camino tradicional, el individualismo-extremismo de su búsqueda lo enfrenta con las instituciones religiosas de la época: la Inquisición fue responsable de la censura de muchas obras místicas.
Como grandes autores místicos españoles: Santa Teresa y San Juan de la Cruz.
Santa Teresa de Jesús
Teresa de Cepeda y Ahumada. Nació en la provincia de Ávila en 1515. A los diecinueve años ingresa en el convento de las carmelitas de la Encarnación de Ávila. Pronto acometió la reforma de su orden (en un intento de dotarla de mayor religiosidad) y la fundación de nuevos conventos reformados. Esto produjo fuertes tensiones eclesiásticas, de las que resultaron persecuciones contra ella. Pero también contó con importantes protectores, entre ellos el rey.
La santa tiene que disimular su osadía de ser mujer escritora de experiencias místicas, y la obediencia y la humildad le señalan el modo de hacerlo. Su ignorancia, según pretende, será la única causa de sus posibles errores. Sus aciertos los habrá conseguido gracias a Dios.
Es mujer y puede por tanto no ser docta, puede apartarse del modelo literario de su época. Ella escribe al hilo de su pensamiento porque no tiene que ser culta, sino todo lo contrario. No escribía para dignificar la lengua, solo para que la riqueza espiritual que atesoraba pudiese ser patrimonio común.
Esto explica la sencillez y sinceridad características de su estilo (y de su vida). Su prosa es en gran medida en castellano coloquial. Aunque conocedora del lenguaje utilizado en la mística, lo rechaza porque quiere ante todo que la entiendan. Retoca poco sus escritos, dotándolos de espontaneidad y facilidad. No es que no supiera escribir mejor, es que el ideal de su estilo es precisamente una prosa ascética simple, sin adornos, con el descuido aparente de la lengua hablada.
La escritura en libertad.
Sus obras principales:
Así como numerosos poemas sobre temas piadosos, escritos en versos cortos, populares, también escribió muchas cartas, de las que se conservan unas cuatrocientas.
San Juan de la Cruz
Abulense, como Santa Teresa, fue de orígenes humildes, (1542-1591). Se llamó Juan de Yepes y Álvarez. Profesó en el convento carmelita de Medina del Campo a los 22 años. Estudió en la Universidad de Salamanca (alumno de Fray Luis de León). Llevó una vida muy austera pero quizá lo más relevante fue su encuentro con Santa Teresa a los 25 años, tras el cual acometió la reforma carmelita en los conventos masculinos.
Al alcanzarle las conmociones a que dio lugar esta reforma carmelita fue recluido casi un año, consiguió escapar y se refugió en un convento de los carmelitas. Al reconocerse como orden a los descalzos, cesó su persecución. Prosiguió su tarea fundadora; fue prior de varios monasterios, aunque poco antes de su muerte lo cesaron de todos los cargos.
Su obra: es toda ascético-mística. Su vocación contemplativa fue absoluta, y es a esa vocación a la que responden sus poesías, con las que la lírica española alcanza su más alta cima.
Su obra poética es muy breve: veinte poemas que no suman mil versos, aunque lo sitúan como un autor de prestigio mundial.
Tres grandes títulos poéticos:
Su estructura es igual a la del Cantar de los Cantares.
Tanto en una como en otra: La Noche y el Cántico, es la voz de la mujer enamorada la que se expresa en liras y canta el amor gozoso: mezcla inesperada. Las liras son estrofas de la poesía italianizante y la queja de la muchacha es un tema de la poesía tradicional.
Ante la petición de sus primeras lectoras, las monjas, que no llegaban a entender del todo su obra, San Juan escribió distintos comentarios en prosa, en los cuales comenta verso a verso, palabra a palabra, el significado espiritual de sus poemas. Aunque es patente la reflexión en estos comentarios, dan una sensación de frustración, ya que se pierde la magia: sugiere más el poema que el comentario.
Aunque escribió dos comentarios a la noche oscura y una a la llama de amor viva, sólo concluyó el del Cántico Espiritual.
Nunca publicó sus poemas (la Inquisición se opuso), que se distribuían manuscritos entre los carmelitas.
Su obra fue publicada en 1618, aunque el Cántico espiritual fue publicado fuera de España.
Por último, también escribió algunos poemas breves: coplas, canciones y glosas a lo divino… romances, que presentan los juegos de voces propios de las composiciones octosilábicas cancioneriles. Están dentro de lo esperado por el género.
Su estilo: se trata de una poesía original y única, genial: que se podía calificar de pura, desnuda de artificio y muy natural, afectiva, intuitiva y muy inspirada.
Rompe las normas, su creación no tiene antecedentes ni sucesores. Su transgresión de la norma poética que le lleva al sinsentido sólo es pensable desde su relación con Dios, desde su fe.
Rompió el código literario siglos ante de que pudiera pensarse en ello. La palabra es puro sinsentido. San Juan se adelanta a su tiempo: utiliza símbolos irracionales (típicos de la poesía moderna del s. XIX), metáforas “visionarias” que crean asociaciones o sugerencias, se trata de una metáforas que no tienen la racionalidad propia de una metáfora (p.e. la rosa de tus labios). Este tipo de metáforas visionarias no se encuentran en ningún poeta de su época. Consigue una clara asociación entre sensualidad e irracionalidad.
Si aceptamos que la expresión literaria es necesaria e inevitable en el místico, es evidente que éste, aun no sintiéndose poeta o escritor, siente la necesidad de desahogar sus inquietudes y alabanza a Dios en la escritura. Para ello, el místico usa la poesía, que con toda su riqueza de motivos sugeridores y recursos, es el medio literario más idóneo para expresar lo inefable.
Sus fuentes: numerosas son las influencias que se pueden observar en la obra de San Juan de la Cruz:
La novela en el siglo XVI
Procedentes de la Edad Media, perviven dos géneros narrativos durante el s. XVI:
A mediados del siglo XVI, surgen otros generosos novelescos:
- la novela pastoril: cuya primera obra publicada en España fue Los siete libros de Diana de Jorge de Montemayor (su precedente italiano fue Sannazaro con su novela Arcadia). El amor es el tema por excelencia, que se concibe desde un ángulo neoplatónico y donde los personajes son arquetipos de la virtud y la belleza en un paisaje tópico e idealizado. Apenas hay desarrollo argumental, lo que favorece la penetración en la intimidad amorosa de los pastores y el análisis psicológico del amor. La expresión suele ser exquisita y culta.
- la novela morisca: aparece con la Historia de Abencerraje y la hermosa Jarifa, de autor desconocido. Estas novelas, típicamente españolas, narran imaginadas peripecias entre moros y cristianos guante la Reconquista, que rivalizan en cortesía y gentileza. Combinan historicidad y verismo, manteniendo un equilibrio entre los hechos caballerescos y el amor.
- la novela bizantina: constituyo el sustituto verdadero de los libros de caballerías, ya que fue capaz de mantener los preceptos aristotélicos de verosimilitud, unidad y decoro y causar admiración por lo peregrino de sus lances y lo variado de sus aventuras.
La obra mas importante es Los trabajos de Persiles y Sigismunda de Cervantes.
Pero sin duda, el género mas importante entre los surgidos en España durante este siglo es el picaresco, que se inaugura con el Lazarillo de Tormes.
Los rasgos principales de esta obra que, al ser adoptados por obras posteriores, inaugurará la novela picaresca son:
Miguel de Cervantes: Don Quijote de la Mancha.
Nace en Alcalá de Henares en 1547 (lo que lo sitúa mas cerca del Renacimiento de Fray Luis de León que del Barroco de Quevedo). Es anterior a la generación de poetas del 1600.
Se instala en Madrid, en un colegio regentado por un profesor erasmista, Lope de Hoyos. A los veintidós años, se va como camarero del cardenal Acquaviva a Italia – la meca de la cultura- viviendo así la Italia renacentista.
Se alista como soldado, y en la batalla naval de Lepanto resulta herido, perdiendo la movilidad del brazo izquierdo. Continúa en el ejército y tiempo después es apresado por los turcos, pasando cinco años de cautiverio en Argel (algo muy duro para una amante de la libertad como él). Intento escapar en distintas ocasiones pero sin éxito, al llevar una carta de recomendación del rey, se estipula un alto rescate por él que dificulta una pronta liberación (de hecho su hermano menor fue liberado con anterioridad). Una vez redimido por los Trinitarios, se instala en Madrid., aunque ya nadie se acordaba de él, fue un héroe sin reconocimiento social.
Escribe su primera novela: la Galatea, pero sin éxito. Intenta abrirse camino como autor teatral, que era lo que daba dinero, pero no lo consigue, llegó tarde a escribir el tipo de teatro de la época (revolucionado por Lope de Vega.)
Entra al servicio del estado, ejerciendo como recaudador de impuestos para la Armada Invencible por Andalucía, en 1597 paso tres meses en una prisión sevillana (es ahí donde dice empezar a imaginar el Quijote).
Tras ser exculpado, se instala con su familia (hija, hermana, sobrinas…) en Valladolid –donde esta la corte-. Se ve envuelto en un oscuro asunto por la muerte de un hombre en la puesta de su casa y acaba en la cárcel por un breve espacio de tiempo.
La Corte se traslada a Madrid, y con ella Cervantes.
Aquí empieza la década más productiva, de mayor furor creativo:
Muere en 1616 y un año después sale publicada su novela bizantina el Persiles
Su obra empieza y termina con las novelas tradicionales: pastoril y de aventuras (bizantina), aunque en el medio fue un gran renovador.
● Como poeta: escribió muchos poemas. Fue uno de los impulsores del Romancero Nuevo: compuso numerosísimos romances. Aunque la mayor parte de su obra se ha perdido, en algunas de sus novelas y obras teatrales inserta algunas composiciones líricas que lo acreditan como poeta (p.e. La canción desesperada en el Quijote). Utilizo los sonetos con estrambote: tres versos al final de los catorce de un soneto.
● Como dramaturgo: el teatro fue su gran vocación e intento vivir de ello pero no tuvo mucha fortuna en esta empresa, quizá por que Lope de Vega había renovado el teatro tradicional vivido por Cervantes: Lope rompe con la clásica separación en tres unidades: tiempo, espacio y acción y mezcla tragedia y comedia, con lo que obtuvo un gran éxito.
Aunque si logro representar dos obras: La Numancia y el Trato de Argel, ajustadas a la estética tradicional.
● Como novelista: fue el gran novelista de su época, aunque no reconocido por sus contemporáneos. Podemos señalar sus cuatro grupos de obras fundamentales:
Las novelas ejemplares: doce relatos cortos o cuentos largos, sobre cuestiones realistas, cotidianas. En el prologo el propio autor se refiere a si mismo como “el primero que ha novelado en lengua castellana”.
La ejemplaridad de los argumentos hay que entenderla en un sentido moderno: la lección ética sale de dentro, no es la típica moraleja.
Podríamos dividirlas en dos o tres subgrupos:
Aunque aparecerán imitadores: Lope de Vega, Tirso de Molina. Ninguno tiene comparación con el Cervantes novelista, al que muchos consideran el padre de la novela moderna, (que fue redescubierto para el romanticismo por alemanes e ingleses entre finales del XVIII y el XIX.).
Don Quijote de la Mancha
Su argumento, de todos conocido, supone un choque entre el deseo y la realidad.
Composición y partes: La presencia de las tres salidas de D. Quijote, hace pensar que un primer momento la idea era hacer una novela ejemplar más que se desbordó.
Se trata de la estructura típica de la novela de viaje, de caballerías, bizantina.. Toda la obra es un encadenamiento de aventuras que van perfilando el carácter de los protagonistas.
Fue escrita en dos partes, con diez años de distancia, 1605-1615. Estas dos partes son distintas:
Hay opiniones que sugieren que todos estos incisos no son más que un “relleno” del autor, que en el 1605 no había publicado ninguna de sus novelas ejemplares y encuentra así la posibilidad de darlas a conocer (practica habitual); Aunque otras lo valoran positivamente ya que dan autonomía a los propios protagonistas, que escuchan estos relatos.
Otra explicación sugiere que Cervantes intercala las novelas para dar variedad a la acción, no cansar con la monotonía del personaje. En segunda parte no tiene esta necesidad, ya tiene claro como encauzar a sus personajes y además, cuenta con la primera parte.
Mas diferencias:
Las técnicas narrativas: se trata de un ensayo prodigioso sobre la literatura: poemas, géneros de la época. Se dan muchas conversaciones sobre aspectos literarios: se critica a Lope de Vega, al cancionero. Encontramos muchas citas literarias, muchas parodias.
Incluso se puede hablar de cierta sociología: distintas interpretaciones de las lecturas publicadas. Se realiza un escrutinio de libros, un repaso de la literatura de la época.
Se ve el acierto crítico de Cervantes a la hora de elegir las lecturas.
Técnicas novelísticas: (una técnica puede hacer que una novela tenga éxito)
En el Quijote, según Torrente Ballester, encontramos un juego de cajas chinas, de muñecas rusas que se meten unas dentro de las otras: Cervantes inventa a Alonso Quijano, este inventa a D. Quijote, que a su vez inventa a Dulcinea. Se trata de una creación dentro de la creación.
El escritor finge que no es el autor de la obra (tópico del manuscrito encontrado), que la ha hallado escrita por un historiador árabe: Cide Hamete Berengeli y la manda traducir a un morisco. Tenemos así tres voces que hacen distintos comentarios, lo que da mucha riqueza ya que sugiere distintas perspectivas.
(Hasta el capitulo octavo, el narrador dice sacar la historia de distintos archivos, pero cuando estos se acaban en el capitulo noveno, Cervantes encuentra ese manuscrito que manda traducir
En la segunda parte aparecen mencionadas tanto su primera parte como la versión, la continuación falsa de Avellaneda de 1614: el Quijote dentro del Quijote, el teatro dentro del teatro, el cuadro dentro del cuadro…. esto es algo muy propio del barroco.
Ahora muchos de los personajes han leído la historia de D. Quijote y saben quien es, eso hace que los personajes se piensen las cosas antes de actuar (a Sancho le subirá mucho el ego).
El propio Cervantes se introduce como personaje.
El Quijote de Avellaneda: un año antes de la publicación de la segunda parte, aparece una continuación firmada, presumiblemente, por Avellaneda, pseudónimo de Jerónimo de Pasamonte, amigo de Lope de Vega.
Cervantes, en su prologo a la primera parte ironiza sobre el dramaturgo y eso hace que en el prologo de Avellaneda se haga una defensa de Lope. Además, el propio Avellaneda se vio reflejado en uno de los ladrones: Gines de Pasamonte.
Es posible que esto explique porque robó gran parte de las ideas que tenia Cervantes para su segunda parte.
Como respuesta, el manco de Lepanto, profundizará en sus ironías contra Lope, pero su verdadera venganza vendrá a través de sus personajes: D. Quijote y Sancho denuncian a Avellaneda como el historiador de unos impostores. Cervantes elige un personaje del propio autor para que le traicione, mientras los personajes cervantinos se defienden solos
(En el Guzmán de Arzabache sucede algo parecido).
La locura de don Quijote: este personaje no es el único loco cervantino, también el licenciado Vidriera tiene esta condición.
En el caso de Alonso Quijano, se trata de una locura literaria, que tiene su origen en la lectura de cierto género, el de caballerías, que le hace fabricarse un personaje y un mundo a su medida. Se ve obligado a hacer transformaciones de la realidad (molino-gigante) pero es una realidad que se asimila no se transforma, la locura esta en sus interpretaciones de la realidad, no en la realidad misma.
Es un “loco entreverado de lúcidos intervalos”, a veces sensato que solo con el furor caballeresco enloquece.
Esta locura ira evolucionando a medida que avanza la obra, en la primera parte es el propio personaje el que cambia, desfigura la realidad pero en la segunda, serán los demás los que la cambiarán.
Se produce una interrelación entre los personajes: el idealismo de Quijote y el realismo de Sancho se irán invirtiendo.
Pero la realidad se le va imponiendo a D. Quijote, que va descreyendo ese mundo, planteándose angustiosas dudas, para morir cuerdo. No obstante, para Cervantes, don Quijote no muere, el que muere es Alonso Quijano y de melancolía. (¿La muerte es el efecto o la causa de la cordura?)
La locura ha tenido efectos beneficiosos, como caballero andante tiene ahora mas virtudes (aunque sea un héroe ridículo es admirable): ayudar al prójimo, patrón de una vida cristiana.
Interpretación y trascendencia del Quijote: tuvo un éxito fulminante, (al año siguiente durante los carnavales ya se veían disfraces). Se leyó como un libro cómico cuya trascendencia quedaba limitada a ser una parodia regocijante de las novelas de caballerías, como él mismo reconocía. Pero, en el prólogo del Persiles, cuando dice “yo soy Cervantes pero no el regocijo de las musas”, se considera algo distinto a un cómico.
A finales del siglo XVIII, los románticos ingleses y alemanes, descubren una obra muy trascendente que encarna todos los valores románticos: fe en el sueño, el amor, el ideal de pureza y justicia, los personajes marginados, la lucha por la libertad, el sentido de aventura, la adhesión a las causas perdidas, la mezcla de lo trágico y lo cómico, lo culto y lo inculto…. No es extraño que los románticos lo escogieran.
D. Quijote como símbolo del idealismo y Sancho del sentido pragmático, son dos percepciones diferentes pero como ambos son buenas personas, ambas posturas pueden mantenerse y el propio Cervantes, mantendrá esta actitud: el equivoco de la vida –siempre hay mas de un punto de vista. Aunque es cierto que el autor utiliza la ironía (que no la sátira) no se puede saber hasta que punto esta burlándose o no de D. Quijote.
Actualmente, hay una línea crítica que se dirige hacia la intención de parodiar de la obra. Pero el Quijote tiene una lectura crítica, existencial….. Y precisamente esa presencia de distintas perspectivas: autobiográfica?, moral?, sociológica? es lo que convierte a esta obra en el emblema del efecto que puede provocar la literatura, para mal o para bien.
TEMA 4: EL BARROCO ESPAÑOL (S. XVII)
Movimiento cultural que triunfa en España en el siglo XVII.
Los principales tratistas, ven este movimiento como la consecuencia de la Contrarreforma y del Concilio de Trento. Por eso su huella es más visible en los países donde no triunfo la Reforma, entre ellos España.
Contexto histórico:
En este siglo, la monarquía hispánica estará en manos de los últimos Austrias:
Felipe III (1598):
Felipe IV (1621):
Comienza la decadencia política del imperio español:
Carlos II, el hechizado o el impotente.
A esta decadencia española se suma una crisis (europea) a todos los niveles:
Estamos en un imperio en bancarrota, con una economía endeudada, incluso con una moneda devaluada.
- crisis social: ese empobrecimiento económico provoca una mayor cantidad de delincuencia: pícaros, bandoleros... Se produce una refeudalizacion de la sociedad, volviendo a la estamentación social: cristianos viejos y cristianos nuevos. Se refuerzan los privilegios de la nobleza y el clero, manteniéndose la jerarquización dentro de los propios estamentos.
Todo este ambiente de crisis será recogido por la literatura, estará muy presente en los escritores de la época, produciéndose una gran paradoja: a mayor decadencia mayor esplendor en el arte. Puede que se trate de un intento por compensar esa falta en la realidad.
Haciendo una comparativa entre la visión renacentista y la visión barroca:
Esa actitud ambivalente del artificio es muy propia del barroco: que denuncia el artificio real pero gusta del ornamento. El hombre no puede ser natural, tiene que acudir al artificio (como sinónimo de cultura), es una necesidad del ser humano.
Se ha afirmado que el Barroco supone, en muchos aspectos, una vuelta a la Edad Media:
Pero, sobre todo, debemos señalar la reaparición del “pensamiento desilusionado” y estoico ante la vida. Se trata de un pensamiento estrechamente ligado al concepto de DESENGAÑO, que caracteriza todo el Barroco (hasta el punto de ser el tema de las grandes obras maestras: El Quijote, El Buscón, La vida es sueño, La Dorotea…)
Hablamos de desengaño en distintos ámbitos:
Dado este clima, la religión es el gran consuelo de la época, la mayoría de los grandes escritores eran clérigos.
El alma barroca es un alma llena de tensión. La paradoja, tan presente en los dogmas (Cristo: Dios y hombre, La Virgen: madre y virgen), no se ve como una contraposición:
Esto se refleja incluso en los grandes escritores: Cervantes: irónico y piadoso, Lope: pecador y arrepentido, Góngora: sensualidad y moralización.
Ficción y realidad son casi indistinguibles en el Barroco, se produce una inversión: el alma, el paraíso son realidades mientras los descubrimientos científicos son fantasías para la España de la época.
Existe una gran confusión mental desde el punto de vista filosófico, pero resulta muy interesante para el ámbito artístico y moral: “la vida es un teatro, la vida es sueño, lo fingido es verdadero”. Hasta en el Quijote la ficción de leer te cambia la realidad, la vida y el carácter. Hay cierto valor positivo, de consuelo, en la ficción.
En el Barroco, los autores españoles utilizan la lengua literaria creada durante el Renacimiento (en el s. XVI Juan Valdés escribe Diálogo de la lengua) pero la someten a una intensa elaboración, pasando de la claridad y selección a las formas tensas, dramáticas. Se trata de una época en crisis que fomenta el frenesí por agotar el lenguaje para manifestar el ingenio lingüístico.
Esta elaboración dará origen a las dos grandes tendencias estilísticas del Barroco. Hablamos de tendencias ya que no hay dos estilos distintos, como demuestra el hecho de que encontremos rasgos de las dos en los representantes de cada una de ellas. Los autores no tienen conciencia de pertenecer a una u otra. Nos referimos a un estilo de pensamiento, que a pesar de la aparición de la ciencia, sigue manteniendo esa analogía anterior con la que todo estaba relacionado.
Las tendencias estilísticas a las que nos referimos, que se producen tanto en la poesía como en la prosa y que tienen una aspiración común: romper el equilibrio entre forma y contenido a partir de la ampliación lingüística, aunque de forma distinta, son:
● El conceptismo: con Quevedo como máximo representante. Se centra en la amplificación y la intensificación semántica (significado). Se usan procedimientos de condensación y relación conceptual. Su ideal es decir “lo máximo con el menor número de palabras”.
Podemos mencionar a Baltasar Gracian como su mayor teorizador con su obra Agudeza y arte del ingenio: lo bueno si breve dos veces bueno, preñado ha de ser el verbo no hinchado”.
Los procedimientos más característicos son:
Todos ellos encaminados a eliminar elementos, por ejemplo: naricísimo por con mucha nariz.
AGUDEZA DEL INGENIO
● El culteranismo o gongorismo: con Góngora. Tiende a la amplificación e intensificación sintáctica: la expresión se desarrolla a expensas del contenido. El tema suele ser mínimo pero lo desarrollan con un estilo suntuoso. Son procedimientos que afectan a la forma más que al significado:
BELLEZA FORMAL
Es decir, parten de una realidad literarizada, llena de metáforas lexicalizadas, una realidad en lenguaje metafórico para ahondar más en él. El Barroco va más allá de la retórica convencional, ya sea por la intensificación, por la audacia o por la asimilación de elementos.
Se trata de un movimiento (el Barroco), muy sensual a la vez que moralizador.
Si Garcilaso provocó una revolución literaria introduciendo la poesía italiana, Góngora será el artífice de otra gran revolución, una revolución culterana (1613) frente al conceptismo general. Sus imitadores y admiradores se prolongaran hasta el siglo XVIII.
Incluso aparecen rasgos de este en Quevedo y Lope (este era algo más claro de lo que primaba en su época).
Dos de las grandes obras de Góngora, ya de su segunda época, que resaltan por la magnitud del empeño y su extraordinaria belleza son: La fábula de Polifemo y Galatea y Las Soledades.
EL Tema 5: EL S. XVIII, no va a examen)
TEMA 6: EL SIGLO XIX
El Romanticismo: (primera mitad del siglo)
Movimiento que surge a finales del siglo XVIII como reacción contra el racionalismo dieciochesco. Se gesta en países como Inglaterra, Alemania o Francia, con poetas rompedores como Goethe y su novela Werther.
Se trata de conseguir obras menos perfectas, menos regulares pero más profundas, más íntimas y sugestivas. Indagan lo ignoto y misterioso, e imponen los derechos del sentimiento. Su consigna es la libertad en todos los órdenes de la vida.
En España, el romanticismo fue un movimiento breve y tardío, sería mas correcto hablar de prerromanticismo (a finales del XVIII-principios del XIX): con autores como Cienfuegos y Quintana, ambos neoclásicos pero con algunos aspectos de mayor libertad, que dejan entrever cierto romanticismo.
Posiblemente, que hablemos de un movimiento tardío en España se debe a la situación política del país:
Carlos IV abdica a favor de José Bonaparte (ocupación francesa de 1808). Dividiéndose el país en afrancesados y contrarios al francés (monárquicos contra franceses).
En 1814 acaba esta situación al subir al trono español el rey Fernando VII, que exilió o encarceló a todos los liberales.
Esto se mantiene hasta 1820, con el Levantamiento de Riego, militar liberal que instaurará un periodo liberal de tres años, hasta 1823. Es en este periodo donde se empiezan a ver ciertos brotes románticos en el periodismo.
Pero si en ese momento podía haber cuajado el movimiento, no hay posibilidad: Fernando VII vuelve al trono e inaugura el periodo llamado “década ominosa” 1823-1833; con ello cualquier romántico o posible romántico se exilia; no regresarán hasta la muerte del monarca en 1833, es ahora cuando se puede hablar de una fecha de inicio del pleno romanticismo en España.
La primera obra romántica: La Conjuración de Venecia de Martínez de la Rosa es del año 1834; la última será en 1850: Traidor confeso y mártir de Zorrilla.
A partir de este año 1850, en Europa ya reina el Realismo, y en España hablamos de post-romanticismo: relatos costumbristas con un estilo y unos elementos románticos pero que ya auguran el realismo. (Estebañez Calderón, Fernán Caballero).
También de esta época son dos grandes poetas (no propiamente románticos): Rosalía de Castro y Gustavo A. Bécquer, ambos más próximos al intimismo romántico. Por ejemplo, la poesía de Bécquer es muy controlada, muy meditada, no tan propia del romanticismo que es mucho mas exaltado, más pasional.
Además, en esta segunda mitad del XIX, encontramos autores como Núñez de Arce o el dramaturgo Echegaray (con cáscara de romántico pero vacío de contenido).
Las características generales del romanticismo, que suponen una reacción frontal al neoclasicismo:
Una de las secuelas de esto será la novela decadente: en un clima de perversiones.... por ejemplo la Sonata.
El romanticismo trata de sorprender, de impresionar. Los auténticos románticos serán provocadores y trágicos (la pasión llevada al extremo no puede tener un final feliz).
Se puede hablar de dos romanticismos:
También en España se da esta diferenciación:
LA PROSA (s. XIX)
Aparecen nuevos géneros literarios en prosa:
EL TEATRO (S. XIX)
Como características formales de este género:
Las obras más emblemáticas:
• La Conjuración de Venecia, Martínez de la Rosa
• Don Álvaro o la fuerza del sino, Duque de Rivas (uno de los exiliados que se integra)
• El trovador, de García Gutiérrez, (es la historia de un trovador autentico del s. xv, que se llamo Macías y fue clavado con una lanza en el suelo por el marido de su amada)
• Los amantes de Teruel, de Hartzenbusch, basada en una antigua leyenda.
• Don Juan Tenorio de Zorrilla.
LA POESIA (S. XIX.)
Como mejor ejemplo la del autentico romántico español:
José de Espronceda (1808-1842), adolescente conflictivo, estuvo encerrado en un convento (reformatorio). Con dieciocho años huye a Lisboa para unirse a los exiliados liberales, allí conoce a Teresa Mancha. Vive en Inglaterra y Francia, (toma parte en la revolución de 1830, luchando en las barricadas). Rapta a Teresa, ya casada, y regresa a España a la muerte de Fernando VII. Su vida será ejemplo del puro romanticismo tanto en lo literario como en la realidad. En política su arma de ataque será su literatura.
Cultivó los principales géneros literarios del momento: el poema épico El Pelayo, la novela histórica Sancho Saldaña, y el teatro Blanca de Borbón.
Pero fue especialmente conocido como poeta lírico. Las obras poéticas mas importantes que escribió son:
• El Estudiante de Salamanca, poema narrativo donde el protagonista Félix de Montemar es del tipo de un don Juan “diabólico” que termina trágicamente. Se puede considerar el mejor poema narrativo del siglo XIX, consta de unos dos mil versos polimétricos: versos de distintas medidas, distribuidos en cuatro cantos.
• El diablo mundo, pretendía ser un ambicioso poema lírico, filosófico y social, (tomado del Fausto de Goethe) pero quedo incompleto. En el acto II, sin conexión con el poema, evoca con el Canto a Teresa, su amor ya degradado por ella.
La Canción del pirata: es, sin duda, el más conocido y popular de los poemas esproncedianos. Sigue de cerca el Chant des pirates (1827) del francés Fontan, pero lo supera ampliamente. Nuestro autor exalta la figura de un delincuente, perseguido siempre, pero temido y, en definitiva, libre. Tema bien romántico, en cuyo tratamiento se notarán los rasgos del estilo de Espronceda.
Estilo este totalmente autentico: a diferencia de lo que sucede con otros románticos, no se percibe en sus poemas desproporción entre lo que siente y lo que expresa. Su sincerísima pasión necesitaba esos marcos formales y temáticos de la época para manifestarse. Como puramente romántico, se muestra a la vez entusiasta y desesperado, tierno y subversivo, aunque domina un marcado tono pesimista.
Formalmente, busca a veces efectos aparatosos (rápida mutación de metros, sonoridades retumbadotas, adjetivos lúgubres, celeridad expresiva, esdrújulos, rimas agudas…) en contraste con recogimientos y melancolías del más exquisito lirismo.
El Realismo – naturalismo: (segunda mitad del siglo XIX)
A partir de 1850, se advierte en Europa un alejamiento paulatino de las formas de vida y de la mentalidad dominante en la época romántica, que desembocará en un nuevo movimiento: el Realismo.
Causas sociales:
Entre los aportes científicos que tendrán una clara repercusión de la literatura, debemos destacar:
Se trata de una visión que se aproxima a la realidad y tiene su aplicación en la literatura. Es un momento de análisis de la realidad sin idealismos, con una clara intención objetiva, un examen critico de los problemas de la sociedad con vistas a encontrar soluciones concretas.
Causas literarias:
El realismo se desarrolla a partir del romanticismo, por la eliminación de algunas de las características propias de este último: se combate el subjetivismo, se frena la imaginación, se rechaza lo fantástico o maravilloso y se pone un dique a los sentimientos. La mirada del autor se desplaza de lo pintoresco a lo cotidiano. A cambio de esta labor de depuración o rechazo, el realismo presenta como rasgo fundamental la rigurosa observación de la vida.
Pensando en esta evolución, es lógico encontrar autores fronterizos entre los dos movimientos de este siglo: Víctor Hugo con Los Miserables, o el propio Balzac que si en sus orígenes se puede considerar romántico, acabará siendo el emblema del realismo.
El género por excelencia del realismo es la novela. De hecho, la gran novela europea es la novela realista, con grandes novelistas como:
EL NATURALISMO
Es el realismo llevado al extremo. Movimiento que lleva a sus máximas consecuencias los postulados del realismo, pretendiendo convertir el análisis de la realidad en ciencia.
Pero el naturalismo no pretende ser solo una tendencia literaria con sus preferencias temáticas, su estilo, etc. Aspira a ser una concepción del hombre, así como un método para estudiar y transcribir su comportamiento.
Para ello hará hincapié en:
El realismo – naturalismo español
Políticamente, en España, es el momento de la Restauración de la monarquía con los gobiernos turnantes entre conservadores y liberales, que se mantendrá hasta la crisis de 1898 con la perdida de las colonias.
Literariamente, será en el año 1870 cuando comience el realismo español puro, de la mano de Benito Pérez Galdós y su obra Fontana Dorada. Aunque previamente encontremos ciertos antecedentes, a modo de transición: Fernán Caballero (Cecilia Böhl de Faber) o Pedro Antonio de Alarcón, no propiamente realistas.
A pesar de las innegables influencias, los novelistas españoles no se ajustaran totalmente a los cánones del realismo frances (europeo). Sí se notará esa preocupación por la documentación previa a la composición, pero nuestros escritores realistas buscarán la inspiración en la vida y las tierras de España, antes que en los libros venidos de fuera. Como consecuencia, predominará la novela regional.
Respecto al naturalismo, el español será más idealizado, más espiritualizado, no es materialismo tan radical, tan científico en el análisis de las conductas mas propio del naturalismo francés.
Emilia Pardo Bazán (escritora aristocrática, amante de Galdós) escribirá sobre este naturalismo español en su obra la Cuestión Palpitante, añadiendo al respecto que nuestro naturalismo es la novela picaresca.
Tanto Galdós como Pardo Bazán teñirán de naturalismo sus últimas novelas.
En cuanto a los autores plenamente realistas debemos distinguir dos grandes grupos:
Su producción suele dividirse en tres etapas:
Se puede considerar una etapa espiritualista, mas hacia el cristianismo (pero no clerical) y menos materialista. Esa mezcla de piedad-ironía hacia los personajes lo señala como muy cervantino: Nazarín o Misericordia.
Paralelamente a esta producción, escribió los Episodios Nacionales (1873-1942), que constituyen un ambicioso proyecto narrativo: ofrecer una visión novelada del s. XIX. Se puede decir que crea un nuevo tipo de novela histórica, realizando un riguroso esfuerzo de documentación en aras de una objetividad que no desdice su enfoque personal de los hechos.
Son ese análisis de caracteres, esa precisión descriptiva y su capacidad de recoger ambientes vivos, los que sitúan esta novela entre los grandes logros de la literatura.
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